La crisis de 2007 consagró el frenado del crecimiento potencial en las economías occidentales más avanzadas y, con mayor razón, en las sumergidas. Después de 2007, estas últimas entraron en una recuperación precaria donde la destrucción creadora de Schumpeter quedó en entredicho porque el cambio tecnológico numérico destruye más empleos de los que crea; donde el rendimiento del capital educativo fue menor que el registrado entre 1945 a 1975 antes de la gran estanflación; porque la formación correspondiente está sobredimensionada y en buena medida obsoleta con respecto a la demanda de la economía cada vez más numerizada.
Si el costo de oportunidad es la cantidad de otros bienes a la que se debe renunciar para obtener un nuevo bien o servicio, la ganancia de oportunidad es el beneficio comparativamente más alto que se obtiene por la inversión en una actividad alternativa. Dejando de lado al cachivache de las curvas de indiferencia de los neoclásicos, vemos que varios caminos conducen a las ganancias de oportunidad rentabilizadoras del rentismo en crisis y de la crisis. Los cazadores de rentas frenan o revierten el crecimiento económico sin ningún cálculo de indiferencia; pero si maximizando la relación:
(beneficio de la captura de rentas/ costo de la misma).
A dieciséis años de la crisis, la deuda del planeta batió un nuevo récord donde la deuda pública aumentó rápidamente a causa de los salvamentos gubernamentales a las finanzas privadas después de 2007. Lo que la main current economic no dice, es que la deuda pública constituye una muy promisoria zona de rentabilidad para los cazadores de rentas.
Un ejemplo significativo fue Goldman Sachs quien ayudó a los gobernantes griegos a falsificar la contabilidad nacional para emitir papeles de deuda, por supuesto que mediante cuantiosos honorarios por ser colocador de la deuda griega. Una vez estallada la crisis, Goldman Sachs, entonces ya desvinculado de la emisión de deuda helena, compró aproximadamente la mitad de los derivados Credit Default Swaps que apostaban a la cesación de pagos de ese país, por lo que la actividad de este cazador de rentas consistió primero en rentabilizar la deuda pública, y luego ganar la apuesta derivada vendiendo a tiempo los títulos respectivos. Por casos como este, es fácil comprender que ahora, a dieciséis años de la crisis 2007, los cazadores transnacionales de rentas se parapetan en el too big to regulation para enfrentar a la reforma financiera que puede cuadricular al negocio de la deuda pública.
Después de 2007, el rentismo entró en crisis, por lo que devino inapelable la menor innovación e igualmente las menores colocaciones productivas, ambas repercutiendo negativamente sobre el crecimiento del producto. A pesar de esto, el rentismo vive de la crisis porque la investigación y desarrollo (ID) se concentra en los monopolios capaces de instrumentar la economía del conocimiento con rendimientos crecientes; pero se desvía de la institucionalidad que tiende a equiparar los beneficios y costos privados con los sociales. Más allá y más acá de los monopolios capaces de instrumentar la economía del conocimiento, la ID es cada vez menos eficiente porque si bien su monto ha aumentado en casi todos las economías desarrolladas de Occidente; por ejemplo, en los EE.UU donde fue de 2.3% del PIB en 1981 y de 2.8 en 2012; ahora, dieciséis años después, no redunda en el mismo nivel de innovaciones de períodos anteriores porque, por ejemplo en la industria farmacéutica, hace falta dos veces más de ID que hace diez años para llevar al mercado una nueva molécula; mientras que en los semiconductores el costo de ID aumenta en 40% con cada generación de micro chips.
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A 16 años de la crisis occidental y haciendo paráfrasis de un proverbio muy conocido: todos los caminos conducen al rentismo que vive en crisis y de la crisis, quien se ubica en el mejor de los mundos realmente existentes aunque se desarrollen escasamente las ganancias de productividad, aumente poco la tasa del producto nacional, y se frene el crecimiento potencial.
A inicios de 2023, las nuevas oleadas infecciosas hacen que el túnel artefactual del coronavirus y sus secuelas se prolonguen más de lo esperado y deseado en un ambiente crítico a causa de la invasión rusa a Ucrania. (A) Los estrangulamientos artefactuales anteriores a la crisis sanitaria gravitan pesadamente sobre la coyuntura 2023, de manera tal que se abaten muchas potencialidades de la recuperación y se aleja la salida del túnel. La invasión rusa a Ucrania disparó la incertidumbre e incentivó la captura de rentas en muchos mercados dentro de un proceso desmundializador que multiplica los atascaderos que median entre la actualidad y la desembocadura del corredor infectado; por lo que el varillaje artefactual de los gobiernos quedó sometido a una nueva fase ascendente en el ciclo de la captura de rentas.
(B). La durabilidad del cueste lo que cueste no lo hizo perecedero, sino indefinido entre sucesivas crisis financieras de diversa intensidad, aunque nunca como ahora las paridades en las divisas fueron tan estables. (C). Desde 2014, la paridad euro/dólar se sitúa en una bajísima volatilidad; mientras que, por otra parte, la gobernanza china no permite que el yuan oscile profundamente y los mercados cambiarios del resto del mundo no enfrentan el peligro de ninguna guerra de divisas. (D). La burbuja de los mercados inmobiliarios en EE.UU., Francia, Alemania o China, no alcanza el punto de no retorno anterior al estallamiento en una hinchazón de largo plazo. (E). Los casinos de las Bolsas registran altos volúmenes de bursatilidad superando sus cúspides históricas.
A inicios de 2023, la resistencia del predominio rentista en Occidente puntualizada desde (A) hasta (E) inclusive, se apoya en algunas causas esenciales: (1) Los GAFAM capturan rentas de monopolio con una capacidad operativa y movilidad internacional que desmiente estrepitosamente a la ingenuidad keynesiana de la eutanasia del rentista. (2) Las reglas prudenciales de Basilea III han cerrado el paso a los circuitos bancarios de difusión de las mini crisis. (3) El aumento de la tasa de interés premia a la rentabilidad capturada por los cazadores de rentas. (4) En general; estos últimos capturan ganancias de oportunidad en cualquier momento del ciclo.
A inicios de 2023, el apogeo del capitalismo rentista bloquea buena parte de la innovación empresarial y social mediante una estanflación duradera, principalmente en EE.UU., Europa y América Latina; la cual resiente el aumento de los precios de los insumos energéticos y del cueste lo que cueste; obligando a los Bancos Centrales a aumentar la tasa de interés directora.
A inicios de 2023 y en este escenario delicado, pero pleno de ganancias de oportunidad, la captura de rentas usufructúa vivir en crisis y de la crisis. Los tenedores de recursos invertibles están incitados a invertir en actividades especulativas porque ganarán mucho más que si las ahorran o si realizan inversiones productivas…
… por lo menos hasta que la crisis estanflacionaria del futuro cercano reparta de nuevo las cartas y puedan identificar las áreas de rentabilidad nacientes para hundir más a las economías sumergidas como la de México; o para hundir menos a las emergentes o avanzadas.
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