Honorable Pueblo de México:
¡Sabed y alegraos!
Este “Viene, Viene” está de vuelta. Y no por ganas, sino porque me agarró “la muina” la mohína o como gusten. El disgusto, pues. Pero el niño que es excitable, y algunos le calientan la cabeza… ¡Yo qué culpa!
Pero como dicen en la “Buenos Aires” (Centro de excelencia para desmantelamiento de vehículos de la Cedemequis) ¡Vamos por partes!
No es lo mismo “cabildear” que “cachondear”.
Siguiendo a ¡La Madre!
“Cabildear”, de cabildo: Caput, cabeza. Por extensión, hacer cabeza, gestiones para ganar voluntades en un cuerpo colegiado o corporación.
“Cachondear”, de cachondo: Catulus, cachorro. En alusión a una perr@ o “perre” en brama. Por extensión, dicho de una persona dominada por el apetito sexual. En la Matere con La Madre. Hasta aquí las clases del chachachá lingüístico del Viene, Viene.
Resulta que escuchaba yo con harto interés al prestigioso Julio Astillero, a quien suelo seguir para ¡echarle aguas!, entrevistando a un aparentemente enterado personaje: Herr führer Kurt Hackbarth sobre el tema de los vapuleados cabilderos. A quienes últimamente se les fustiga e intenta quemar en leña verde porque –según los de la 4T o “todo terreno”- se dedican a servir a los intereses oscuros del conservadurismo, el neoliberalismo, el influyentismo y el agandallanismo, entre otros pecados capitales en estos tiempos de “guardar” que ha proscrito El Mesías de La Ch%$da. Y justo cuando ¡el mundo se va a acabar!
El caso es que Herr Hackbarth se dejó ir como hilo de media en contra de los lobistas que –según él- andan en México haciéndoles manita de puerco a nuestros próceres de las Cámaras de Diputad@s, Diputades, Senador@s y Senadores. (Para ser incluyentes, en estos tiempos de la inclusión políticamente correcta) Y todo con el fin de servir a sus intereses espurios (Del Latín Spurius, “Bastardos”. No lo digo yo, sino La Madre)
Y ¡duro contra ellos!, se soltó Herr Kurt aventándose en contra de Ken Salazar, embajador de los Estados Unidos de América en México; por ver por los “intereses” de las empresas norteamericanas. Contra John Kerry, U.S. Special Presidential Envoy for Climate, por venir a “torcerle el brazo” (Sic.) a nuestro macuspano salvador para que “se ponga la del Puebla” con la reforma energética bartolina. Contra el Baker Institute de la Rice University de Houston (Lugar de las “casas grises”) por querer meter el popote en los veneros petrolíferos y diabólicos de “nuestro” Golfo de México, de los mexicanos y mexicanas. Contra el Centro Woodrow Wilson del Smithsonian Institute, por hacerle la competencia a Marchelo, “El duende que nos vestirá la noche del 24”. Por cierto, ¿po’s ‘onde andas Marchelo? Acusándolos a todos por su “injerencismo” (Sic.) y ¡Bolas! Algo así como pretender injerirse, Id. Est., “tragarse a México” con todo y mexican@s; y darle alas a la “oposición”. Y pa’molarla de acabar se refiló a Calderón, a Zedillo, a los españoles, quienes hoy regresan a cambiarnos espejitos por ídolos, sobre todo en la Riviera Maya. ¡Ay nanita! No dejó títere con cabeza. Sólo le faltaron los austriacos, por pránganas y no haberle soltado el penacho a Doña Betty.
Pero, a ver ¡Viene, Viene! Quebrándose.
¿Qué es lo que hacen muchos de nuestros Hache y hachas funcionarios, quesque mexicanos? ¿No nos hemos enterado Ad Nauseam de un fiscal general Herr Alex y su fiscal “especializado”, haciendo pasarela entre el Poder Judicial? ¿No se supo del “pecado” de Adán, yéndose en taxi y metro a la Corte, pa’ darle su “saludadita” a los ministros? ¿Cómo se llama lo que hacen algunos líderes y pseudo líderes de organizaciones “sociales”, acarreándo gente pa’ “la causa” a dipus y senus, al grito de: ¡Este puño, sí se ve!? ¡Échale Noroña! ¿Cuántos de ellos, ellas y elles de ahí brincan al tapanco legislativo y de ahí saltan de curules a escaños, y de escaños a curules y “de reversa, mami”? Lo anterior es “cabildeo” o “cahondeo”?
Sé qué sé, que yo no sé de lo que hablo, pero sí de lo que he visto.
Antes de dedicarme a “franelero”, varios años me pasé trotando por los pasillos de San Lázaro y Reforma. Trabajaba para una Fundación “Social” NO LUCRATIVA, para presentar “argumentaciones” sobre las “bebidas con alcohol”, su producción, comercialización, consumo y trascendencia –entre una miríada de aspectos- en favor de la sociedad.
La instrucción del único “jefe, jefe”, que tenía, era muy clara: “Federico, tú ¡NO OPINAS! Tú “argumentas”. ¡Tu opinión, a mí y al mundo, nos vale madre!
Así que, a falta de poder externar mi “docta opinión” me dediqué a estudiar y a exprimir a médicos, químicos, antropólogos, sociólogos, psicólogos, psiquiatras, historiadores, escritores, juristas, mercadólogos, publicistas, comunicadores, comerciantes, industriales, empresarios, consumidores, terapeutas, legisladores, funcionarios públicos, secretarios de estado, trabajadores sociales, académicos, investigadores, líderes laborales, transportistas, pilotos aviadores, obreros, empleados, mariachis, músicos, compositores, cantantes, antreros, borrachos, cantineros, abstemios, ministros de culto, damas y caballeros de la vida “fácil” y la “difícil”, personas con problemas de adicción, dependientes, co-dependientes, familiares, “think-tankers” y “gente de la calle”, tanto chairos como fifís. Y a “ler”-como diría el secre de edu, Urelio- cuanto papel me encontraba. Tanto en México como en el extranjero.
A mí NO me pagaba la industria, ni las empresas. Me pagaba una entidad “social”, pionera en “Responsabilidad Social” No “cabildeaba” ni “cachondeaba”
Eso sí, me topé con ¡cada elemento! Una bola de legisladores leguleyos arropados por un séquito de “quesque asesores” –entre parientes, amigot@s y entenad@s- que en su mayoría no rebuznaban por guardar las formas. Buenos pa´l rollo y mejores pa’cobrar.
Entre diversas linduras, mi talacha consistía en sostener –con documentos, fuentes y sustentación de evidencia científica- argumentaciones sobre el consumo del alcohol y distintas sustancias; y sus implicaciones desde la perspectiva social, sanitaria, económica, comercial, jurídica, antropológica y cultural.
Ningún “cochupo” medió jamás entre el hoy “Viene, viene”, los legisladores, funcionarios, entidades e industriales. Fui un verdadero “pein in di as” –whatever that means- ¡Sería por mi “modito”! Mismo que conservo aún “echando aguas”.
Entre los agraviados –por respeto al “debido proceso” me reservo sus nombres- pero qué lata les di. Sobre todo a los “iniciativos”. Entre otros, promotores de iniciativas de leyes y reglamentos a quienes les daba por ponerse “criativos” y proponer tasas impositivas –vía el IEPS- al alcohol, pensando que a base de encajes legales, la “gente” iba a dejar de libar.
Ni qué decir de “los secantes”, simpatizantes de “las leyes secas”, quienes creen que prohibiendo el alcohol en determinadas fechas, los aficionados a empinar el codo no se abastecen previamente con la cantidad de alcohol que dicta el manual para las grandes ocasiones.
Y qué tal, los “saludables” ¡La porra los saluda! Tentados a acabar con la venta de cerveza en los estadios; quesque para “evitar broncas”, sin reparar en que el descontrol de públicos y masas, no es porque haya chelas, sino por la incapacidad para establecer protocolos de seguridad. O los “ecologistas”, aficionados al petate, creyentes de que es más sano tronarse un churro sin semilla, que tomar una copa de vino. Y los “doctores simi”, para quienes es “lo mismo pero más barato”, meterse un chocho o aspirar un gramo, que pagar una de Möet & Chandon o una pata de bacachá. Muy asiduos a meter en la misma alacena nominal de las “drogas” desde una lata de cerveza hasta un botecito de fentanilo o un pastillero de metanfetaminas.
Y bueno, ni hablar de los “emprendedores de la industria”, quienes –algunos, no todos- lo mismo producen y venden destilados, que empujan bebidas energizantes y las promueven entre los jóvenes para que se den un buen cruce con un depresor y un estimulante. Excelentes propiciadores de los “derrames cerebrales”; no los de ellos, sino de quienes combinan sus marranillas para “prenderse”. Y hondos, profundos y lirondos, evocan a la “época de la prohibición” del alcohol en los Estados Unidos, arguyendo que la “legalización” de las drogas, sería de lo más “sano” y que entonces “todos seremos felices” y nos iremos a vivir a “Guanaguato” con Pachente, Madtita y “los Bribones”, el trío de dos. Sin pensar que ya todos los productos, sustancias, usos y costumbres están debidamente “legalizados” ¡desde endenantes! Porque está debidamente “establecido” tanto lo que está dentro de la ley, como lo que está fuera o al margen de la misma. Quien lo dude, en su próximo viaje en avión comercial, intente fumarse un cigarro. No es lo mismo atinarle al mingitorio que hacerse fuera de la bacinica.
Pero aprovechando que “estamos chupando a gusto” reitero que tampoco es lo mismo “cabildear” que “cachondear”. Aunque las dos tareas pueden resultar exitosas y hasta placenteras. Tanto la primera, “hacer gestiones para ganar voluntades”; como la segunda, en su acepción de “seducir” o “calentar”.
Labores que pueden ejercerse con plena “ética”, ya sea al interactuar con “pares” o “dispares”, entre parejas, parejos o parejes; o con públicos variados. Sin importar filiaciones partidistas o posturas ideológicas o políticas. El que medien corruptelas, cohechos y tranzas, esa es otra historia.
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