En un giro del destino que parece haber sido diseñado por el mismísimo reloj del tiempo (y dele play a esta canción, más que apropiada para el tema y el protagonista de hoy), el legendario músico Roger Waters, miembro fundador de la icónica banda Pink Floyd, ha decidido embarcarse en una misión bastante peculiar: regrabar el seminal álbum The Dark Side of the Moon, el cual, en este año, cumplió la friolera de cincuenta años de haber sido estrenado. Esta fue una noticia que ha dejado a muchos fanáticos boquiabiertos y preguntándonos si nos hemos adentrado en una extraña máquina del tiempo.
En tiempos en los que la nostalgia parece florecer como una flor en primavera, la noticia de Waters nos recuerda cómo muchos personajes, como algunos políticos y artistas, parecen enredados en el dulce abrazo del pasado. El presente puede ser un lugar desconcertante, eso lo entiendo, pero ¿es realmente necesario que incluso las leyendas musicales vivan por siempre en las habitaciones cálidas y cómodas del Hotel Nostalgia?
Este fenómeno de “vivir en el pasado” es más frecuente cada vez y Waters no es el único que ha caído bajo el influjo negativo de Cronos. ¿Será esta una simple travesura creativa o un aviso para todos nosotros de que quizás necesitamos un recordatorio para abrazar el presente y mirar hacia el futuro? En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, las tendencias cambian más rápido que el último meme viral y las redes sociales se convierten en nuestro universo paralelo, algunos personajes públicos parecen haber encontrado un lugar acogedor y acaramelado en el que alojarse: ¡el Hotel Nostalgia! Un establecimiento paradisíaco para aquellos políticos y artistas que no pueden resistirse a vivir en el pasado. Porque, claro, en la era de las maravillas digitales, ¿por qué conformarse con el presente cuando se puede revivir una y otra vez el glorioso pasado?
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Políticos: los guardianes del “buen viejo tiempo”
No puedo evitar preguntarme: ¿quién necesita soluciones modernas cuando se puede resolver todo con un toque de nostalgia? Los políticos, con sus discursos llenos de añoranza por un pasado idealizado (como el de López Obrador), son expertos en mantener vivas las memorias de días dorados que nunca existieron realmente.
Desde las promesas vacías de volver a una época en la que “todo era mejor” hasta los lemas inspiradores como Make [Insert Country Name] Great Again, no hay duda de que algunos políticos tienen un romance eterno con el pasado. ¿Quizás están esperando que los dinosaurios vuelvan a recorrer las calles o que los caballeros en armadura protejan nuestras fronteras? ¿O acaso esperan esos maravillosos tiempos priístas del partido único en donde el presidente elegía el destino de todo un país con solo un toque “de su dedito”?
Artistas: las musas del ayer
Mientras algunos políticos son amantes del pasado, los artistas parecen ser las musas que los inspiran. No hay nada como una buena dosis de retro para crear una obra maestra moderna, ¿verdad?
Desde remakes interminables de películas clásicas hasta covers de canciones icónicas, la industria del entretenimiento está obsesionada con el reciclaje creativo. ¿Por qué arriesgarse con nuevas ideas cuando se puede asegurar el éxito rehaciendo lo que ya ha sido un éxito? ¿Por qué parar con la interminable serie de películas de superhéroes? ¿Por qué no hacer otras diez películas de la saga Rápidos y furiosos? En estos tiempos, todo vale, excepto arriesgar un poco.
El peligro de quedarse atrapado en la máquina del tiempo
Si bien hospedarse en el Hotel Nostalgia puede parecer algo atractivo, esto tiene sus peligros. Al centrarse tanto en lo que ya ha pasado, estos personajes públicos pueden perder de vista lo que realmente importa en el presente y echar por la borda un futuro mejor para todos, especialmente en el caso de los políticos. Además, al idealizar el pasado, se pueden ignorar las lecciones aprendidas y repetir errores que podrían evitarse.
En última instancia, el Hotel Nostalgia puede ser un destino tentador, pero es hora de que estos políticos y artistas vuelvan al mundo real, evalúen el presente y nos preparemos para el futuro, por muy complicado que pueda parecer.
Entonces, queridos políticos y artistas, la próxima vez que sientan la tentación de revolcarse en el pasado como un perro feliz en un charco de barro, deténganse por un momento y pregunten: ¿es este realmente el camino que queremos seguir?
Así que, aquí termina nuestra visita al Hotel Nostalgia, un lugar que tal vez sea entretenido de visitar pero, sin duda, un lugar peligroso para quedarse atrapado. En un mundo en constante cambio, es hora de soltar las cadenas del pasado y abrazar el presente con ambos brazos. ¡Hasta la próxima aventura, en la era del mañana!
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