Frida Kahlo: ¿la mexicana más universal? Una reflexión para celebrar su natalicio

Hay una expresión que quizá en nuestros tiempos se haya hasta cierto punto desdibujado: “uomo universale” (habría que decir también “donna universale”), pues nuestros tiempos privilegian la especialización a grados superlativos. El término surgió en el Renacimiento...

6 de julio, 2021 Frida Kahlo: ¿la mexicana más universal? Una reflexión para celebrar su natalicio

Hay una expresión que quizá en nuestros tiempos se haya hasta cierto punto desdibujado: “uomo universale” (habría que decir también “donna universale”), pues nuestros tiempos privilegian la especialización a grados superlativos. El término surgió en el Renacimiento y se refería a eruditos, humanistas, artistas y filósofos que dominaban distintas disciplinas y poseían un saber monumental. Polímatas cuya sabiduría, prestigio y reconocimiento los convertían en patrimonio de todo el mundo y no solo de un país o una región: no eran ya toscanos, franceses o flamencos, sino ciudadanos del mundo: “uomini universali”.

 

Cuando hablo de un “hombre o mujer universal” me refiero a una figura que es reconocida en cualquier país; una figura que resulta hasta cierto punto familiar a cualquier persona medianamente educada e instruida. Dicho de otro modo: la figura o personaje de una determinada nación que tiene la mayor proyección allende las fronteras de dicha nación: un personaje global. Por ejemplo, si nos preguntamos por el austriaco más universal, sin duda diríamos que es Mozart. Si habláramos de Inglaterra, vendría a nuestra mente el nombre de Shakespeare, quizá Churchill. En Italia mencionaríamos a Leonardo da Vinci, a Michelangelo o a Verdi.

 

Hay que distinguir el “uomo universale” de los símbolos o iconos de una nación. Todos conocemos al Tío Sam, pero sabemos que no es una persona real, sino un cartoon que representa gráficamente a los Estados Unidos. Nadie diría que el Tío Sam es un “uomo universale”, sino un símbolo de ese país.

 

Cuando hablo de un “uomo o donna universale” no me refiero a cualquier persona, sino solo a aquellas figuras que tienen un prestigio cultural, histórico, científico o artístico –incluso deportivo (pensemos en Maradona o Pelé)– de grandísima envergadura. Si bien Hitler, Stalin o Mussolini son mundialmente conocidos, ninguno merecería el título de “uomo universale”; al contrario: son infames universales. En cambio Goethe o Beethoven en Alemania, Tchaikovsky o Dostoyevsky en Rusia, Picasso o Cervantes en España, desde luego sí lo merecerían. 

 

No podríamos ni deberíamos considerar figuras que carezcan de relevancia cultural, artística, científica o histórica, aunque gocen de una gran popularidad: Madonna, Michael Jackson o los integrantes de Black Eyed Peas, figuras todos ellos de la cultura pop, son mundialmente conocidos, pero yo no los llamaría “estadounidenses universales”; en cambio a Abraham Lincoln o a Ernest Hemingway sí.

 

Bajo estos parámetros, ¿quién es la figura mexicana más universal? Yo propondría los siguientes candidatos: Frida Kahlo, Diego Rivera, Octavio Paz; y agregaría a un personaje de la Revolución: Emiliano Zapata. Todos ellos gozan de amplio reconocimiento en el extranjero.

 

De todos, creo que quien tiene el mejor posicionamiento es Frida Kahlo. No estoy pronunciándome por el valor artístico de su obra –siempre he pensado que es una extraordinaria artista–, pero es un hecho que cualquier persona medianamente educada o instruida en cualquier lugar del mundo, la conoce y sabe quién es. He tenido ocasión de hablar con gente de otros países y me impresiona el grado de conocimiento que se tiene de ella: en toda Europa, en las Américas, en Estados Unidos y Canadá, en China, Corea y Japón. Será producto de la mercadotecnia y de la publicidad –un film de Hollywood es un detonador de tremenda fuerza–, o de lo que usted crea, pero Frida Kahlo es sinónimo de México para los extranjeros; sinónimo de México en una forma que ningún otro mexicano podría igualar. Quizá se diga que su fama se debe a su tragedia y en gran medida a Diego Rivera, y ello quizá no estaría alejado de la verdad; pero ese no es el punto. Lo importante es la profunda e íntima identificación que hacen los extranjeros del binomio Frida=México. Frida, además de ser una figura universal, es también un icono mexicano; y no cualquiera: es el icono mexicano por antonomasia para el mundo entero.

 

Entendida la diferencia entre figura universal, por un lado, e icono o símbolo, por otro lado, creo que Frida es ambos. Me atrevería a decir, con las debidas salvedades –sin que nadie se ofenda– que en cuanto icono de repercusión internacional, Frida Kahlo tiene una proyección tan extensa como la Virgen de Guadalupe. Aclaro: la Virgen de Guadalupe es un símbolo nacional, el icono de la mexicanidad más importante para los mexicanos, pero desde luego no es una “donna universale” en el sentido original del término, sino una figura que trasciende nuestras categorías: el fenómeno guadalupano, sea mítico o sea real, es un fenómeno fundacional de la nación mexicana, más que el propio acontecimiento de la Independencia. Lo que quiero decir es que Frida Kahlo no sólo es figura universal, de acuerdo a los criterios que he propuesto en estas líneas, sino que además se ha erigido en un icono o símbolo de la mexicanidad, especialmente fuera de nuestras fronteras. Y en ese aspecto, su repercusión en las naciones trasciende el hecho de la catolicidad mexicana –Frida era atea y comunista–. Dicho en otras palabras: el símbolo guadalupano hace sentido casi exclusivamente en un contexto católico, mientras que Frida, en cuanto icono, hace sentido a todos. Para un shintoista japonés o para un protestante alemán, tiene mucho más sentido, en cuanto símbolo de la mexicanidad, la figura de Frida Kahlo que la Virgen de Guadalupe.

 

Cada quién tendrá sus candidatos. No faltará quien me reproche que he dejado fuera personajes de gran trascendencia como Sor Juana; tampoco faltará quien se extrañe por no ver aquí figuras de la cultura pop, sean éstas reales (Juan Gabriel, Cantinflas, Dolores del Río, Salma Hayek, El Santo) o de ficción (el Chapulín Colorado). No faltará quien mencione a algún deportista (Hugo Sánchez o el “Canelo” Álvarez); habrá quien proponga a un ex-presidente (Juárez, Cárdenas), a algún político en activo (no quiero ni imaginarme quién, pero los que adoran al presidente sin duda sostendrían que él es el mexicano más universal y un prócer de la humanidad), o incluso a algún narcotraficante. Yo me quedo con Frida Kahlo. Por cierto, hoy, 6 de julio, se cumple un año más de su natalicio.

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