Columna

Juan Carlos Aldir

Juan Carlos Aldir Licenciado en Filosofía y maestro en Filosofía y crítica de la cultura por la Universidad Intercontinental. Cursó un posgrado en Psicología, en la Escuela de Psicología Transpersonal Integral y el diplomado en Creación Literaria que imparte la Escuela de Escritores de México, SOGEM. Desde muy joven ha participado en diversos talleres literarios y colaborado en diversas publicaciones. En el año 2013 apareció su primera novela, Asesino de muertos, bajo el sello Punto de Lectura. En 2019 Editorial Planeta publicó su segunda novela: Donde empieza la noche. Web: www.juancarlosaldir.com Instagram: jcaldir Twitter: @jcaldir Facebook: Juan Carlos Aldir

mente y cerebro

Mente y cerebro

Un ser humano es el producto de la integración del cuerpo, la mente, el espíritu y el mundo que lo rodea, porque tampoco somos seres que nos desarrollamos en medio de la nada.

12 mayo, 2023
El cerebro y sus capas

El cerebro y sus capas

La ciencia se abocó a comprender cómo el cerebro alcanzó su desarrollo actual. Así, los vestigios más antiguos de nuestra […]

5 mayo, 2023
Apuntes acerca del cerebro y la mente

Apuntes acerca del cerebro y la mente

Algunos estudios del cerebro sugieren la existencia de alguna parte de él donde está definida nuestra personalidad. Imaginar eso resulta […]

28 abril, 2023
Hipersensibilidad: profecía autocumplida

Hipersensibilidad: profecía autocumplida

Entre más se limite el campo y los temas “apropiados” para la discusión, entre más se enfatice la victimización y la microviolencia, más vulnerables nos sentiremos ante cualquier estímulo que venga del otro.

21 abril, 2023

Los límites de la autopercepción

Lo que se entiende por autopercepción la vivencia interna que tiene el individuo de su propio yo, con independencia de […]

14 abril, 2023
Humanismo Multicultural Universal

Humanismo Multicultural Universal

Multiculturalismo y universalismo son como el sístole y el diástole de la interacción humana; es imposible concebir un mundo justo, libre e igualitario que no incluya a ambos como piezas fundamentales.

31 marzo, 2023
Universalismo y Multiculturalismo

Universalismo y Multiculturalismo

Toda agrupación humana, en aras de ejercer la libertad con plenitud, requiere fijarse reglas y normas que regulen la convivencia.

24 marzo, 2023
El Ser Humano es uno solo

El Ser Humano es uno solo

Ya que todos los hombres y mujeres que habitan este planeta somos del mismo género y especie, todos nacemos libres e iguales y estamos provistos de la misma dignidad y valor profundo.

17 marzo, 2023
Universalismo

Universalismo

El universalismo tiene muy mala prensa al considerarlo una ideología que busca la homogeneización moral, ética, política y religiosa rígida […]

10 marzo, 2023
la etica en el siglo XXI

Principios Éticos para el Siglo XXI

La gran pregunta está en definir qué postura es ética, social y culturalmente más amplia y apropiada para aplicarse en los tiempos que corren.

3 marzo, 2023
Consideraciones Éticas para el Siglo XXI

Consideraciones Éticas para el Siglo XXI

Existen dos componentes para la gestación de ideas y acciones extremas e intolerantes: la convicción de que se posee la […]

24 febrero, 2023
Multiculturalismo en el mundo

El Mundo es muchos mundos: Multiculturalismo

En efecto, el mundo es muchos mundos. El ámbito de lo humano tiene incontables maneras de manifestarse y todas ellas se combinan de formas inusitadas para concretar universos culturales múltiples y diversos.

17 febrero, 2023
Esquizofrenia y Justicia

Esquizofrenia y Justicia

Las posturas radicales, al no estar dispuestas a conceder que los argumentos del otro tengan cierto valor, conducen al encono y al resentimiento.

10 febrero, 2023
Anders Behring Breivik

Muchos mundos, un solo Ser Humano: Humanismo Multicultural Universal

El mundo es muchos mundos porque en él existen una inconmensurable cantidad de culturas, comprensiones de la vida y del cosmos y maneras de vivir, pero a la vez, el mundo es uno solo que compartimos todos.

3 febrero, 2023
Quien ejerce la posverdad no asume estar mintiendo. Se basa en una premisa simple: la verdad no existe, sólo existen las interpretaciones. Asumiendo como dogma esta declaración, no tiene más que conducir su relato hasta los límites donde las fronteras entre los hechos, las percepciones y lo que le gustaría que hubiese ocurrido se diluyen. En enero de 2017, tras la ceremonia de investidura de Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos, el Secretario de Prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, declaró que dicha ceremonia había sido “la más atendida de la historia”, citando números desfasados y negando la enorme cantidad de material fotográfico, videos y datos procedentes de prensa, instituciones y hasta del propio transporte público que mostraban una realidad muy distinta. Más tarde, cuando en entrevista televisiva, le preguntaron a la Consejera de Presidencia, Kellyanne Conway, acerca de dichas declaraciones, respondió, esbozando una enigmática sonrisa, que los datos inventados por Spicer no eran falsos sino “hechos alternativos”, a lo que el presentador de NBC News, Chuck Todd, le respondió: "Los hechos alternativos no son hechos. Son falsedades". Y dicho periodista hizo énfasis en otra cosa más: si en su primera presentación ante la prensa, y acerca de un hecho en última instancia tan intrascendente, el nuevo gobierno era capaz de mentir de un modo tan flagrante y cínico, qué podría esperarles en el futuro. El equipo del expresidente Trump no reconocía estar mintiendo. Paras ellos la nueva versión de la verdad, construida a partir de sus propias percepciones, era tan válida como los conteos objetivos y las referencias históricas de las toma de posesión anteriores. La verdad era producto de la percepción y su validez se asentaba en el hecho simple de considerarla como tal. El Oxford English Dictionary asegura que la posverdad “denota circunstancias en las que los hechos objetivos influyen menos en la opinión pública que aquellos que apelan al emoción y a las creencias personales”. Quien ejerce la posverdad no asume estar mintiendo. De hecho se basa en una premisa muy simple, sostenida en la visión posmoderna que afirma que la verdad no existe, sólo versiones o interpretaciones de la realidad. Tras asumir como dogma esta declaración, no tiene más que conducir su relato hasta los límites donde las fronteras entre los hechos, las percepciones y lo que le gustaría que hubiese ocurrido se diluyen, y es ese territorio ambiguo el individuo se siente con la capacidad de construir una versión de los acontecimientos que reflejen aquello que desea expresar. La verdad ya no es sólo relativa a una perspectiva o un contexto, ya no es que se vea influida por la interioridad, los miedos, las creencias o los deseos de un individuo, sino que simple y llanamente es producto de la voluntad de quien la crea. La Posverdad se ajusta a las conveniencias de quien pretende imponerla y es inmune a cualquier evidencia empírica u objetiva si ésta contradice los prejuicios, ideología, visión del mundo o, incluso, apetencias u odios coyunturales de quien la defiende. Equivale a aceptar que vivimos en un mundo donde los hechos dejan de ser objetivos y se convierten en optativos, donde lo concreto se ajusta a la interpretación personal del momento y, aunque en principio parece cómodo y satisfactorio, a la larga nos obliga a vivir en un mundo incierto donde no hay referentes comunes a los cuales asirse. Antecedentes de la posverdad Desde el siglo XVIII, o incluso antes, comenzó a intuirse que el contenido de la psique ejerce una influencia importante sobre la percepción, la cognición y el comportamiento humano. La forma en que entendemos lo que nos rodea se vuelve determinante para manifestar una conducta, con lo cual comenzó a entrar en crisis la idea de que la realidad es sólo aquello que ocupa un lugar en el espacio-tiempo para comenzar a darle una cierta importancia a lo que sucede en la subjetividad. Freud lleva todo esto un paso más allá y diseña sus potentes teorías acerca del inconsciente y de ahí podríamos hacer un seguimiento de todo el desarrollo de la psicología del siglo XX. Sin embargo, quizá el más claro antecedente, tanto del posmodernismo como de su manifestación patológica que conocemos como posverdad, lo tengamos en el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, quien en el siglo XIX aseguró que “no hay hechos, sino sólo interpretaciones”. La verdad dejó de ser algo objetivamente válido para todos y pasó, tras el abuso perverso de quien la lleva hasta la posverdad, a convertirse en una propiedad particular, donde la verdad es lo que yo interpreto como ocurrido sin importar datos, testimonios o referencias que lo desmientan. Quienes en su momento defendieron el Brexit no basaron su postura en los hechos, sino en la creencia inducida por quienes defendían esa narrativa, de que Inglaterra estaría mejor fuera de la Unión, aunque no hubiese ningún dato objetivo que lo probara esa hipótesis. Ken Wilber asegura que la generación Boomer, la inmediata posterior a la Segunda Guerra Mundial y primera posmoderna, educó a sus hijos, no tanto enfocados en defender la verdad, pues sabían que ésta era una construcción, sino centrados en enseñar y promover la autoestima. Sentirme validado es mucho más importante que prestar atención a los hechos. La autoestima enfocada así, asegura Wilber, no hace sino fomentar el narcisismo. Si bien puede considerársele a Donald Trump como el rey de la posverdad, lo cierto es que se trata de una práctica mucho más extendida y popular de que se supone. Este narcisismo del que habla Wilber se manifiesta de muchas formas. Quizá la más inocua sea la representada por la “cultura selfie”, donde la realidad directamente se retoca sin pudor para que la imagen personal se adapte, no a lo que veo, no a lo que es, sino a lo quisiera ver y es esa imagen “renovada” la que se muestra como verdadera. Las redes sociales se convierten entonces en cajas de resonancia para trasmitir posverdades complacientes y reconfortantes. Pero es cada vez más habitual, y mucho más dañino para la construcción de un mundo en común, participar en discusiones que terminan con frases como esta: “yo tengo mi verdad y tú tienes la tuya”. Ante esta forma de entender la realidad no sólo no consideramos necesario esforzarnos por encontrar puntos en común y buscar un acuerdo, ni siquiera nos interesa lo que el otro pretende decirnos con “su verdad” ni que parte de esa versión podría servirnos para ampliar o complementar la nuestra. Estamos tan identificados con nuestras creencias y es tan frecuente encontrar voces que confirman nuestra visión, que resulta muy difícil cuestionarlas. Como asegura Rutger Bregman en Utopía para realistas, se requiere ser tremendamente valiente para cambiar de opinión porque muchas veces implica rectificar nuestra comprensión de las cosas: “Cuando la realidad choca con nuestras convicciones más profundas, preferimos recalibrar la realidad que corregir nuestra visión del mundo. No sólo eso, nos volvemos aún más inflexibles que antes en nuestras creencias” (Bregman, Utopía para realistas, 2017, P. 217-218). Web: www.juancarlosaldir.com Instagram: jcaldir Twitter: @jcaldir Facebook: Juan Carlos Aldir

La posverdad, el extremo de la patología posmoderna

Quien ejerce la posverdad no asume estar mintiendo. Se basa en una premisa simple: la verdad no existe, sólo existen las interpretaciones.

27 enero, 2023