EDUARDO TAMBIÉN ESTÁ EN:

Apoyemos al talento nacional

“Mi papá ya tiene eso, y eso, y eso…. “Mi hermano tiene gustos carísimos.” “A esa persona la verdad no le quiero dar nada, pero tengo qué…”

10 de diciembre, 2015

Liliana Ruiz-Healy

“Mi papá ya tiene eso, y eso, y eso…." “Mi hermano tiene gustos carísimos.” “A esa persona la verdad no le quiero dar nada, pero tengo qué…” “Ugh, el regalo del intercambio.” “Mi abuela ya ni se va a acordar de lo que le regalé ¿realmente tengo que tomarme el tiempo y gastar MÁS dinero?”, “Todo mi aguinaldo se me va a ir en eso”. Yo no sé ustedes, pero, esos y más pensamientos pasan por mi cabeza cada vez que se acerca el tiempo de dar. Esto no quiere decir que este en contra de los regalos ¿A quién no le gusta recibir regalos? Y la sensación de saber que le vas a dar el regalo perfecto a alguien que quieres, es emocionante. Pero, comprar regalos de navidad es estresante, sobretodo cuando llevas años regalándole a la misma gente. Ese esfuerzo por seguir siendo original sin quedarte en la quiebra, es desgastante.

En los últimos años me he dado cuenta que la gran mayoría de nosotros caemos en lo mismo: ir a las tiendas grandes a comprar regalos. Es conveniente y seguro vamos a encontrar algo para alguien. Funciona perfecto. Pero estas tiendas multinacionales que generan miles y millones de dólares cada año, carecen de originalidad y algunas veces hasta de calidad. Es triste ver como corremos a estas tiendas, viviendo en un país que tiene tantísimo talento nacional que ofrecer. No estoy hablando de ir a meternos a la Ciudadela, estoy hablando de algo mucho más actual y de muchísima más calidad a un mejor precio.

Durante diciembre, encontramos muchísimos bazares cada fin de semana esparcidos en la ciudad llenos de ropa, zapatos, joyería, bolsas, relojes, lentes, carteras, juguetes, muebles, plantas, arte, comida, cremas, maquillaje, en fin… hasta perritos en adopción. Ir de compras se vuelve toda una experiencia. Para empezar, la gran mayoría de estos bazares son en casas antiguas coloniales en espacios cerrados y abiertos, puedes llevar a tu perro, puedes sentarte (o caminar) a comer y beber, mientras ves y conoces todo lo que jóvenes (y no tan jóvenes) emprendedores nacionales tienen que ofrecer. Ahora, si lo tuyo no es ir ni al centro comercial ni al bazar, muchos de estos productos tienen tiendas en línea.

Así que, no hay pretexto. Estas fechas decembrinas, apoyemos a los nuestros y a nuestra economía, en vez de seguir apoyando a las grandes empresas foráneas que se revuelcan en billetes. El estrés de qué le vamos a regalar a quién y quedarnos con tres pesos, se vuelve más liviano y al mismo tiempo divertido (y delicioso).