Repunta Puebla en valor de producción y ventas manufactureras: Economía

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13 de enero, 2023

CIUDAD DE PUEBLA, Pue.- Con un monto de 51 mil 609.9 millones de pesos, el valor de la producción de la industria manufacturera estatal en noviembre 2022 aumentó 35.3 por ciento con respecto al mismo mes de 2021, para ubicarse como el tercero con mayor repunte a nivel nacional, informó la Secretaría de Economía con base en indicadores del INEGI.

Por su parte, el valor de las ventas, aumentó 40 por ciento con respecto de noviembre de 2021, con un monto de 50 mil 726.6 millones de pesos, lo que permitió a Puebla ubicarse como la tercera entidad con mayor crecimiento, de acuerdo a los datos elaborados por la Secretaría de Economía con base en la encuesta mensual de la industria manufacturera del INEGI.

Mientras, las remuneraciones totales, aumentaron 12.1% respecto del mismo mes del 2021, mientras que el personal ocupado alcanzó 115 mil 528 plazas.

Los subsectores que más crecieron respecto a noviembre de 2021 fueron el de fabricación de equipo de transporte con 49.9 por ciento, fabricación de productos metálicos con 36.8 por ciento, industria del papel con 21.7 por ciento, industria del plástico y hule con 21.1 por ciento, industria alimentaria con 18.8 por ciento y fabricación de prendas de vestir con 17.5 por ciento.

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Te podría interesar: García Luna, el narcopolicía (ruizhealytimes.com) En la tradición familiar observé cómo muchos tíos míos nunca supieron lo que era lavar un plato, limpiar pisos o cocinar algo, salvo que por causas de fuerza mayor se requiriera colaborar con las labores domésticas. Parecía inculcarse que si un esposo o concubino era un buen proveedor económicamente, la pareja femenina debía servir y protegerlo hasta la muerte, por así estar convenido socialmente. En varias familias de aquella clase media capitalina de la postguerra mundial que permitió a los mexicanos tener un nivel de vida holgado, nunca vi a los miembros masculinos reconocer las arduas jornadas domésticas que realizaban “las mujeres de la casa”. Incluso se llegaba a estigmatizar que el trabajo del hogar, en sí mismo no era un trabajo, no contaba como experiencia laboral alguna y por lo general era una obligación casi devocional que las mujeres debían realizar por la tradición de los cánones sociales. Aprendí a colaborar en el hogar por necesitarse un mayor número de manos en las interminables labores domésticas de una casa modesta, que por una educación que se encaminara a la igualdad. Durante el denominado milagro mexicano se logró hacer accesible a la clase media patrimonio como inmuebles, acceso a sistemas de salud, algo de educación de calidad y sobre todo un salario que permitía el desarrollo de la familia tradicional. Por lo que las esposas, no requerían de laborar para apoyar a la familia económicamente, pero sobre todo era natural que si estás obtenían algún ingreso monetario, en realidad era una extensión del salario “del jefe” familiar.  Conocer una mujer divorciada era un hallazgo solo comparable a un avistamiento OVNI, o tan inusual como quien se sacaba la lotería. No recuerdo mucho énfasis en la educación sexual que recibí por parte de mis padres, sumado a que la moral católica imperaba en conocer lo menos posible sobre el pecaminoso tema del sexo. 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la etica en el siglo XXI

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