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México, empobrecimiento inexplicable

“Lo urgente es sinónimo de efímero y lo efímero jamás es importante”. John le Carré Este gobierno se ha caracterizado por el uso rudo y despiadado de la hacha presupuestal. Prácticamente han cortado todos los presupuestos, de...

22 de julio, 2020

Enrique Fernández

“Lo urgente es sinónimo de efímero y lo efímero jamás es importante”.

John le Carré

Este gobierno se ha caracterizado por el uso rudo y despiadado de la hacha presupuestal. Prácticamente han cortado todos los presupuestos, de todas las áreas que dependen financieramente del gobierno.

La austeridad se ha transformado en la mejor excusa para dejar con muy pocos recursos o sin ellos a decenas de dependencias, a miles de burócratas sin empleo, ha dejado a los niños enfermos de cáncer sin medicinas. Recortaron el gasto en educación, en el sistema de salubridad, al apoyo a madres solteras, al Inmujeres quitaron 10 subsecretarías y bajaron el sueldo “a los altos funcionarios públicos”. El Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) anunció que cancelará proyectos que tenía contemplados gracias a que el actual gobierno les recortó los recursos, también el Poder Judicial, la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat), la Comisión Nacional Forestal (Conafor), la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la Fiscalía General, el INE y la CNDH. Decenas de fideicomisos de ciencia, tecnología y cultura tuvieron un recorte en su presupuesto y para rematar el presidente anunció la reducción de funcionarios públicos hasta un 25% y suspensión de aguinaldos a altos mandos burócratas.

En general el recorte de recursos tuvo una reducción del 75% en todas las dependencias, órganos descentralizados, fideicomisos, programas e instituciones. Todos medidos con la misma vara, sin un análisis aparente. No se tomó en cuenta ningún criterio en particular ni la necesidad de su existencia o de rentabilidad de cada una de las instituciones, fue un simple, despiadado e impensado hachazo que condenará a muerte a muchas dependencias y que a la larga saldrá más caro el remedio que la enfermedad.

Además ya NO hay corrupción, el presidente se ufanó con gran orgullo en su mañanera del 18 de noviembre del año pasado: “Ya se acabó la corrupción, ya puedo decir, aunque no les guste a los adversarios conservadores, ya puedo decirlo, se acabó”. Así de fácil México dejó de ser corrupto, lo que no había podido hacer nadie, el presidente lo hizo en unos cuantos meses… Asombroso.

A la austeridad y a los recortes presupuestales, hay que sumar lo recuperado con la extinción del Huachicol; el dinero que le han quitado al narco; los remates de autos, aviones, casas y joyas incautadas; lo obtenido de los empresarios en aquella cena de la rifa del avión; dejar sin pensión a expresidentes; y la recuperación de impuestos de miles de millones de pesos de empresas que no pagaban tributos. Con todo ello, hoy el gobierno federal debería de tener una inmensa cantidad de dinero para afrontar con éxito esta crisis, pero no es así.

¿Dónde está el dinero? ¿Qué están haciendo con todos esos miles de millones de pesos recuperados y recortados? ¿En qué se están aplicando los millones de dólares prestados por el banco mundial? ¿Qué están haciendo con el dinero? Curiosamente, los gobiernos neoliberales sí tenían dinero para todo y además ejercían con mucha efectividad esa corrupción y sus demás robos millonarios, ¿cómo le hacían? ¡Que alguien me explique! No tiene lógica, no es explicable, no es razonable. Estamos ante el primer caso conocido de empobrecimiento inexplicable.

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