Católicos, ortodoxos y anglicanos unidos para combatir el cambio climático

El papa Francisco, el patriarca ortodoxo de Constantinopla, Bartolomé I y el arzobispo anglicano de Canterbury, Justin Welby, se unieron por primera vez en un llamamiento urgente para proteger el planeta.   “Hacemos un llamamiento a todos,...

13 de septiembre, 2021 Católicos, ortodoxos y anglicanos unidos para combatir el cambio climático

El papa Francisco, el patriarca ortodoxo de Constantinopla, Bartolomé I y el arzobispo anglicano de Canterbury, Justin Welby, se unieron por primera vez en un llamamiento urgente para proteger el planeta.

 

“Hacemos un llamamiento a todos, sea cual sea su creencia o visión del mundo, para que se esfuercen por escuchar el clamor de la tierra y de los pobres, examinando su comportamiento y comprometiéndose a hacer sacrificios significativos por el bien de la tierra que Dios nos ha dado”, se añade que en estos momentos hay que decidir “qué tipo de mundo queremos dejar a las generaciones futuras.

“Hemos maximizado nuestro propio interés a expensas de las generaciones futuras. Al concentrarnos en nuestra riqueza, nos encontramos con que los recursos a largo plazo, incluido el de la naturaleza, se agotan para obtener ventajas a corto plazo”, lamentan.

Critican que “son las consecuencias inevitables de nuestras acciones, ya que hemos consumido con avidez más recursos de lo que el planeta puede soportar”, pero que también “nos enfrentamos a una profunda injusticia: las personas que soportan las consecuencias más catastróficas de estos abusos son las más pobres del planeta y han sido las menos responsables de provocarlos”.

Actualmente se está “pagando el precio” con “el clima extremo y los desastres naturales de los últimos meses” pero que “mañana podría ser peor” y “los niños y jóvenes de hoy se enfrentarán a consecuencias catastróficas si no asumimos ahora la responsabilidad”.

El mensaje argumenta que hay que reconocer que las formas en que se usa la economía y se organizan las sociedades “no han beneficiado a todos” y “nos encontramos débiles y ansiosos, sumergidos en una serie de crisis: sanitaria, medioambiental, alimentaria, económica y social, que están profundamente interconectadas”.

Ante ello, los tres líderes religiosos instan a hacer cambios en nuestro estilo de vida. “Juntos, como comunidades, iglesias, ciudades y naciones, debemos cambiar de ruta y descubrir nuevas formas de trabajar para romper las barreras tradicionales entre los pueblos, para dejar de competir por los recursos y empezar a colaborar”, agregan.

Y a los empresarios les piden que “elijan los beneficios centrados en las personas; hagan sacrificios a corto plazo para salvaguardar el futuro de todos nosotros, y que se conviertan en líderes de la transición hacia economías justas y sostenibles”.

El llamado concluye con una petición “a la mente de cada cristiano, a todo creyente y a toda persona de buena voluntad” y con oraciones para los líderes “que se reunirán en Glasgow para decidir el futuro de nuestro planeta y su gente”.

 

Desde julio, los obispos escoceses anunciaron que el Papa Francisco visitará Glasgow (Escocia) el próximo mes de noviembre, coincidiendo con la celebración de la Conferencia de la ONU sobre cambio climático (COP26), que tendrá lugar del 1 al 12 de ese mes. Y el motivo no es pastoral, sino de acción política, como líder del Estado Vaticano. Su visita tiene un alto valor puesto que el Pontífice es la cabeza visible de la Iglesia católica, a la que pertenecen al menos 1.329 millones de personas en todo el mundo y sus palabras tienen una repercusión global. En un comunicado oficial, la Conferencia Episcopal Escocesa ha expresado la firme voluntad de Francisco de acudir a Glasgow, aunque adelanta que el Pontífice permanecerá “muy poco tiempo”, la mayor parte del cual se dedicará “a participar” en la COP26. Jorge Bergoglio ha mostrado desde el inicio del pontificado su compromiso con el medio ambiente y contra el cambio climático “Si bien serían deseables muchas reuniones pastorales, ecuménicas e interreligiosas, mientras él esté con nosotros hay limitaciones de tiempo y no será posible un programa tan completo”, señala el portavoz de la Conferencia Episcopal, advirtiendo así de que previsiblemente no habrá encuentros con los feligreses, sino que el Papa se centrará en las negociaciones climáticas, dirigidas entre otros asuntos a coser los flecos que quedaron sueltos en la COP25 de Chile celebrada en Madrid hace dos años para impulsar una acción más exigente contra el calentamiento global.

 

El Vaticano está decidido a contribuir a la acción climática y ha organizado distintas acciones de aquí a noviembre, como la conferencia que celebrará el 4 de octubre bajo el título ‘Fe y ciencia: hacia la COP26’ a la que están invitados 40 líderes religiosos y a una decena de científicos para que expongan las medidas que han tomado hasta ahora para proteger el planeta y definan sus objetivos futuros. Las conclusiones de la cita incluirán un mensaje para los representantes políticos que acudan a Escocia. Jorge Bergoglio ha mostrado desde el inicio de su pontificado una gran sensibilidad ambiental y contra el cambio climático, como queda de manifiesto en su encíclica “Laudato Si: Sobre el cuidado de la casa común”, publicada en mayo de 2015, medio año antes de que se lograra el Acuerdo de París.

Esta encíclica tuvo entonces una gran repercusión a nivel mundial, no solo para la comunidad católica, sino para sociedades y gobiernos justo cuando las partes de la Convención de Cambio Climático negociaban el ansiado acuerdo para limitar el aumento de la temperatura a 2ºC, y a 1,5ºC si es posible, de acuerdo con las recomendaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos de Cambio Climático (IPCC). El Pontífice subraya también la preocupación ambiental y climática de sus predecesores, desde Juan XXIII, o Pablo VI, quien advirtió a la FAO en 1971 de la posibilidad de una “catástrofe ecológica bajo el efecto de la explosión de la civilización industrial”; o Juan Pablo II, que reiteradamente llamó a una “conversión ecológica global”. De Benedicto XVI, su sucesor, recuerda que invitó a “eliminar las causas estructurales de las disfunciones de la economía mundial” y a “corregir los modelos de crecimiento que parecen incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente”, ya que, en su opinión, el libro de la naturaleza es “uno e indivisible”.

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