Aunque los efectos del cambio climático son cada vez más claros, la evidencia señala que los países más pobres son los principales afectados. Esta situación ha generado tanta preocupación, que entre los científicos expertos en la materia ya se ha comenzado a plantear un escenario catastrófico, en el que cabe la posibilidad de que la tierra se convierta en un lugar inhabitable. Tomando esto en consideración, The Washington Post documentó las consecuencias del aumento en la temperatura sobre la población, los animales y la agricultura en distintos países del mundo para mostrar la gravedad y complejidad del problema.
Un ejemplo es Brasil, en donde el cambio climático ha causado graves sequías, pero a la vez lluvias intensas e inundaciones catastróficas. Pero no solo eso, también ha puesto en riesgo a unos cuatro millones de personas en condición de pobreza que se encuentran ubicadas en zonas de riesgo como las favelas. Como se puede anticipar, la combinación de factores es desastrosa, pues el país sudamericano no cuenta ni con los recursos económicos, la capacidad logística o la voluntad política para reubicar a esta población que se encuentra en riesgo inminente de sufrir una tragedia.
Otro caso interesante es el que viven los agricultores iraquíes, quienes están enfrentando los estragos de un nivel de lluvias en la región por debajo del promedio. La insuficiencia del recurso hídrico ha provocado una mayor dependencia de las aguas provenientes de los ríos Tigris y Eufrates, las cuales, por cierto, son cada vez menores. A esto deben sumarse las altas temperaturas (llegaron hasta los 50 grados celsius) y las sequías, mismas que han comenzado a limitar el acceso a la comida, agua y electricidad de 12 millones de personas, tanto en Irak como Siria, el país vecino.
La República de Sudán del Sur en África está siendo gravemente afectada por las inundaciones. Los datos estiman que de las más de 700 mil personas que fueron desplazadas por este fenómeno en 2021, aproximadamente, 1 de cada 15 provenía de aquel país. Esto provocó graves consecuencias entre la población, por ejemplo, las madres dejaron de amamantar a sus hijos por la falta de alimento y el número de enfermedades transmitidas por el agua contaminada, como la malaria, aumentó. Ante esta situación, el Programa Mundial de Alimentos (The World Food Program) la catalogó como la mayor crisis alimentaria que ha vivido Sudán del Sur desde que se independizó en 2011.
En Inglaterra, algunos edificios históricos están colapsando. The National Trust1 advirtió que el 5% de sus 67,426 sitios naturales y edificios ya enfrentan el “nivel más alto” de amenaza del cambio climático, pero esa proporción podría aumentar a 17% en los próximos 40 años, dependiendo las acciones que tome el mundo para limitar el calentamiento global en el futuro. Un ejemplo de este daño es el icónico Hurst Castle o Castillo de Hurst que ha estado en pie desde 1544 en Hampshire, pero a partir del año pasado una gran parte del castillo se desplomó.
Adicionalmente, en África, por ejemplo, hay una falta de estaciones meteorológicas que limita la obtención de datos. La escasez de información ha provocado la generación de pronósticos inexactos, así como sistemas de alerta deficientes para las personas que se deben enfrentar a graves fenómenos naturales, como ciclones mortales, sequías prolongadas e inundaciones intensas. En este sentido, la falta de datos ha generado desafíos para medir el alcance del cambio climático en la región.
Como se puede observar, los efectos del cambio climático difieren en cada región del mundo. En algunos casos la afectación es más severa que en otros, pues se compromete la capacidad productiva de las economías y el bienestar de la población. En otros, particularmente en los países desarrollados, los daños pueden ser de carácter material. Sin embargo, debemos comprender que la interconexión del mundo, la dependencia de suministros entre los países y el estilo de vida de las personas impide que los daños causados por el calentamiento global no sean percibidos de manera indirecta en el resto del mundo. Esto es una señal clara de que la solución se encuentra en la coordinación internacional de la política ambiental y no, como podría pensarse, en generar soluciones aisladas que mitiguen los efectos negativos a nivel local, pues tarde o temprano, el problema que se presentó en el otro lado del mundo se convertirá en un reto para nosotros2.
1Fundación Nacional para Lugares de Interés Histórico o de Belleza Natural.
2Nota basada en la publicación de The Washington Post: “How climate change is reshaping the world”. Disponible en: https://www.washingtonpost.com/climate-environment/2022/04/20/climate-change-around-the-world/
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