“El Misterio de la Jeringa Libre” en el Hipódromo de las Américas

Es claro, sabido y comprobado que en toda competencia deportiva existe la posibilidad de que el atleta ─o sus patrocinadores─ busquen mejorar su desempeño para poder ganar. Para ello existen pruebas de drogas que tratan de detectar signos de una o más drogas ilegales o medicamentos recetados en una muestra de orina, sangre, saliva, cabello o sudor. 

En las carreras de caballos con apuesta no es la excepción, pues hay dinero de por medio. ¡A veces, mucho dinero!, sobre todo en las carreras importantes en donde la bolsa es de varios millones de pesos (o de dólares en las hípicas avanzadas) y porque, cuando se cruzan apuestas se juega mucho dinero, aunque en el Hipódromo de las Américas ya no existe ese incentivo: se juegan cacahuates. 

En nuestro espectáculo, los encargados de regular los sistemas antidoping (en nuestro caso, la autoridad hípica que creó el anterior director de Juegos y Sorteos en combinación con la empresa permisionaria) juegan un papel delicado y más cuando hay dinero de por medio. Por cierto, el INAI ya nos proporcionó el contrato que firmó la empresa con el Comité por la prestación de sus servicios. ¡Es una burla!

Así, la autoridad hípica contiende, disputa, pelea, en contra de los veterinarios de los dueños de caballos y de sus entrenadores ─algunos muy mañosos─ para lograr que al aplicar alguna sustancia, en la búsqueda para mejorar el rendimiento de algún caballo, no salga positivo a la hora de pasar por el módulo antidoping.

En mis tiempos de entrenador tenía un propietario ─que siempre tuvo muy buenos caballos─ que me trajo unos frasquitos con “elephant juice” que quitaba cualquier dolor a un caballo, administrado en la dosis adecuada, el cual estaba de moda en las carreras de caballos en los United States. Sin dolor, un caballo corre a todo su potencial y si tiene clase, pues se convierte en un serio competidor. ¡Así de sencillo! Y por supuesto… nunca lo usé.

Ahora, en nuestro deprimido Hipódromo existe el rumor, cada vez más difundido, que vuelve a existir la práctica de la “jeringa libre”, recurso que se generalizó bajo la supervisión de la Antigua Comisión de Carreras que auspició el amigo de Santiago Creel Miranda, claro mediante un pago. Un amigo muy querido me comentó que le ofrecieron que, por 400 mil pesos, escogiera ocho de sus caballos con la garantía de que no saldrían positivos. Por algo, la conversación se desvió y no le pregunté si tenía evidencias para denunciar la extorsión: el ilícito.

En las conversaciones que hemos sostenido con el nuevo director de Juegos y Sorteos, Lic. Leonardo Figueroa Martínez, nos indicó que, si alguna víctima presentara la denuncia correspondiente, le haría caso. Es una realidad que la práctica de la denuncia no es común en nuestra sociedad, de cada diez delitos que se comenten solo uno se denuncia. ¡Los mexicanos no confiamos en nuestras autoridades!

Así pues, ante la apertura y buena voluntad de la autoridad reguladora de Juegos y Sorteos de la Secretaría de Gobernación y antes de que termine este sexenio, es necesario implementar los mecanismos para que exista juego limpio en las competencias de las carreras de caballos, por lo que, a bote pronto sugiero, para empezar:

“Que se transparente el mecanismo de la cadena de custodia de las pruebas doping desde que los caballos entran al módulo del antidoping hasta que se embarque al laboratorio aprobado y para ello, que exista la supervisión adecuada con los inspectores de la Dirección de Juegos y Sorteos y de las asociaciones de caballistas”. 

Próximamente le vamos a sugerir al C. Director el protocolo a seguir para lograr la transparencia anhelada.

Otra práctica común es que se debe suprimir y castigar el uso de la “chicharra”, usual en las carreras parejeras y muy probablemente extendido en la pista del Hipodromo de las Américas, por lo que habría que crear los mecanismos de supervisión de esta funesta práctica.

Vuelvo a señalarlo: sin transparencia en los actos de la autoridad hípica, el Comité que preside el Lic. Mauricio Ayala Rosique, y sin premios adecuados, nuestra hípica tiende a desaparecer. La verdad todavía no me explico cómo sigue habiendo carreras, sobre todo de los caballos Pura Sangre, con esos raquíticos premios y la falta de transparencia del Comité. Basta con revisar en esta liga para conocer cómo se publican las sanciones. Además, me comentan que algunos jockeys que son sujetos a alguna sanción, los ponen a barrer en las instalaciones. ¡Denigrante!

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