CARTAS A TORA 362

Cocatú, un alienígena en forma de gato, llega a vivir a una vecindad de la CDMX. Diariamente le escribe cartas a Tora, su amada, quien lo espera en una galaxia no muy lejana.

30 de agosto, 2024 CARTAS A TORA

Querida Tora:
Ora sí, has de estar bien enojada porque no te he escrito en tanto tiempo. No es que no haya querido, pero es que me fui con el chavo de la televisión a su filmación. Más bien, me llevó él. Dice que le doy suerte. Pero esta vez no fue así, porque lo mataron. No te asustes, por favor. Ahora te explico todo.

Salimos una mañana bien tempranito en un camión, porque la hacienda a la que íbamos está bastante lejos. Las grandes estrellas se fueron en avión, y allá nos alcanzaron. Pero no hay presupuesto para que vayamos todos los actores. No, y con las del vestuario, los escenógrafos, los pintores, los escritores (Ahí estuvo el problema, aunque parezca mentira), no alcanza para tanto. Pero el viaje salió muy bien, y ahí empezamos a hacer amistades. A mi, todas las muchachas que van a participar en la novela, se peleaban por acariciarme y sobarme el lomo. Pero de ahí, te lo juro por lo más sagrado que quieras, no pasaron. Si no fuera verdad, mejor ni te digo nada, ¿no te parece? Ni un beso me dejé dar. Y todos los del reparto se morían porque les dirigieran la palabra. Pero allí, el que se las rifaba todas era yo. Y a todas les caía.

Bueno, zanjado ese asunto, te voy a contar lo que pasó. Los primeros días todo fue bien, y el chavo estaba feliz, porque todo el mundo lo felicitaba, hasta el director y la estrella (Y le daba unos besotes que yo creo eran de verdad). Y por las noches, él me contaba lo bien que le estaba yendo. Allá como por el día 10 me dijo que había hecho amistad con uno de los escritores, y éste le dijo que estaba pensando en extenderle el papel (Que ya es bastante bueno), y él le dijo que se lo agradecería mucho. Pero dos días después, me dijo cómo quería el escritor que se lo agradeciera.

Yo enseguida le dije que no, que de ninguna manera. Ni siquiera le dejé decirme que no había aceptado. Yo me puse a aullar, a lanzar arañazos y a subirme por las paredes. Creo que era una manera bastante elocuente de decirle que no estaba de acuerdo con las exigencias del escritor. Pero el chavo me dijo que ya le había dicho que no, que le agradecía la proposición que le había hecho (No sé por qué le dijo eso, pero en fin…) pero que él no era así, y que no podía aceptar. Lo que no me dijo fue que el escritor se había retirado de muy malos modos, le dijo que esas pulgas no brincan en su petate (¿Qué tienen que ver las pulgas aquí?), y hasta le hizo con las manos unos signos muy feos.

El caso fue que al día siguiente… Esto no me lo contaron. En vez de irme a retozar con las ovejas o con los otros gatos, me fui a la filmación, que a veces es muy aburrida, porque repiten cien veces la misma cosa, hasta que les sale bien a los actores (Y hay algunos que ni a la centésima vez lo dicen bien), para asegurarme de que no pasaría nada malo. Pero sí pasó. En cuanto llegamos al lugar de filmación, los otros actores se nos acercaron y le decían al chavo al oído: “Te van a matar”. Y el siguiente con quien se encontraba, lo mismo. Y la actriz le dijo: “Lo siento mucho, mi amor, pero dicen que tu no das el ancho, y que te van a matar. Yo ya hablé con el productor, pero si el escritor dice que no das lo que él escribió, más vale eliminarte; y que, además, como la novela es un refrito de otra que se llamó “El Delito de Ser Buena”, la gente ya va a adivinar todo lo que pasa, y mejor darles algo fuerte ahora, para que se piquen, y por eso te van a matar, mi amor”. Y se fue a besar al nuevo galán que iba a tener en lugar mío, a ver qué tal lo hacía.

Ese día lo mataron en el chiquero, y quedó todo chamagoso y lleno de desperdicios de los cerdos. Pero lo hizo tan bien cuando le pidió perdón a ella por no estar mejor presentado para una cosa tan importante (Cosa de los escritores, dijo, así, en general, para que  no le echaran la culpa a nadie en particular) que hasta el director lloró, y le prometió llamarlo para la próxima telenovela que hiciera. Pero el prometer no empobrece, y los dos lo sabemos muy bien, así que nos fuimos a la Central de Autobuses a comprar nuestro boleto para volver a la capital.

 Ya veremos lo que pasa cuando salga la novela al aire.

Te quiere

Cocatú

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