CARTAS A TORA 307

Cocatú, un alienígena en forma de gato, llega a vivir a una vecindad de la CDMX. Diario le escribe cartas a Tora, su amada, quien lo espera en una galaxia no muy lejana.

14 de abril, 2023

Enrique Delgado Fresán

Querida Tora:

No sé qué le pasa al muchacho que está empezando a trabajar en televisión, pero está muy cambiado. Sigue igual de amable que siempre, pero trae algo que no lo deja vivir y que, curiosamente, le empezó un día que llegó muy trajeado, con corbata y zapatos nuevos, y que dijo que la producción de la telenovela que estaba haciendo les vendió la ropa que ya no van a emplear a precio muy barato. Y él se gastó todos sus ahorros en procurarse todas esas gangas. Porque, la verdad, es muy buena ropa, muy a la moda, que en las tiendas está carísima. Todos los días sale (o regresa) muy elegante, como si trabajara en un bufete importantísimo de abogados de millonarios. A mi me da gusto verlo tan elegante, tan a la moda, tan guapo, digámoslo así, pues es la verdad. Yo no sé por qué no ha adelantado más en su carrera. Ya sé que es muy difícil, pero este chavo lo tiene todo, hasta un padrino que lo empuja para que esté en todas las fiestas, en todos los lugares donde hay que estar si quieres convertirte en un galán de moda.

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Luego empezó a llegar a la vecindad con una señora (y digo señora porque ya es grande, ya se ve “jamona”, ¿entiendes lo que quiero decir?), que se quedaba en su casa hasta las diez u once de la noche, con gran disgusto de la mamá del chavo, que ha tenido que tragarse todos esos disgustos que le da su retoño (pero hay que impulsarlo en su carrera, dice la buena mujer, suspirando como un molino de viento descompuesto). Y la mamá del chavo ahí se está en la sala, aguantando la visita, quedándose dormida a la menor provocación. El otro día que se quedó bien dormida la mamá, la vieja esa jaló al chavo hasta su recámara y ahí se estuvo hasta el amanecer, abusando de él cuanto le dio la gana, que ya el chavo pedía esquina; pero ella le pedía más y más y más, sin hacer caso de que él le decía que tenía llamado a las siete de la mañana. A las siete lo dejó ir, pero el pobre se quedó dormido en el Metro, y llegó después de las diez, que ya querían correrlo de la producción, ¡y era un papel en el que por primera vez iba a hablar! Le quitaron el papel, y aunque la señora le dijo que iba a usar todas sus “influencias” para que le dieran un personaje mejor, hasta la fecha no le han dado nada, y el chavo ya empieza a desesperarse. Pero la señora ahí sigue, “animándolo” a perseverar, hasta que…

Hasta que un día llegó el chavo temprano, solo, se encerró en su cuarto y no quiso salir ni a cenar. Y cuando calculó que la mamá ya se había dormido, se quitó la ropa que llevaba (comprada ese mismo día, según supe después), la pisoteó, y jugó con ella futbol llanero, y al final la destrozó con sus propias manos. Sólo entonces se fue a dormir, un poco tranquilizado. A mi me intrigó mucho eso, y lo seguí varios días hasta los estudios de televisión (Al chavo no le importa que vaya con él, pues dice que le doy buena suerte). Y un día vi que saludó a un actor como él, que lo habían tenido congelado varios meses; y entonces supe quién era la señora que lo iba a ayudar, pues a él también se lo había prometido.

Esa señora trabaja en los estudios, pero es poco más que una “tráeme un café”, “llévale esos libretos a Producción”, “barre el estudio 43”; pero está en contacto con todos los actores, sobre todo los principiantes; y cuando alguno le gusta, le promete ayudarlo, le compra ropa nueva y lo convierte en su esclavo sexual, porque ya no tiene el “pegue” que tenía en sus buenos tiempos y no se quiere resignar a ello. Pero cuando se cansa de ellos los pasa a alguna amiga suya, a cambio de una pequeña concesión económica (en buen español, los vende a otras desgraciadas como ella), y luego les resulta muy difícil librarse de ellas. Y al amigo de mi amigo lo vendió a un actor ya en franca decadencia (No, no me equivoqué. Dije “actor”, porque en esas cosas todo se vale), que sólo le iba a servir para hundirse en el lodo de la desesperación. Se salvó el muchacho, pero ahora le tiene que pagar al actor en decadencia lo que él pagó a la señora, que es una verdadera traficante de esclavos, pero de cuello blanco. Pero lo vendió muy caro, y ahora el muchacho tiene que aceptar cualquier papel para ir saliendo del problema. Con decirte que el otro día mi amigo le cedió un papelito que había conseguido para que pudiera pagar la cuota del mes. Pero los dos se están poniendo de acuerdo para delatar a la señora y pedir que la expulsen de la televisora. A ver si lo logran, porque la señora se jacta de saber “cosas” de. todos los personajes importantes de la televisión. Y probablemente sea cierto, si extrapolamos lo que yo sé (Si no sabes qué significa “extrapolar” consulta un diccionario; pero uno bueno, que te aclare todas tus dudas).

Pues ya ves: mi amigo quiso quemar etapas y colocarse más pronto, pero estuvo a punto de costarle la carrera y su amor propio. Qué bueno que se dio cuenta a tiempo y prefirió seguir el buen camino. Porque, como dice el refrán: “Qui va piano, va lontano”. Ya sé que no entendiste. Es italiano, y significa “El que va despacio, llega lejos” o algo por el estilo. Pero en italiano se oye más bonito.

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Bueno, mi amor, te dejo. Y si alguna de tus amigas quiere apresurar el éxito profesional, recuerda: “Qui va piano…”.

Te quiere

Cocatú

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