Del latín oda, a su vez del griego antiguo ᾠδή (ōidē) (“canción” u “obra para ser cantada”) es una composición lírica (poética) en estrofas de tono elevado, que en su origen significaba canto o acto de cantar y después, designaba cantos de alabanza e himnos, a veces alegres, a veces fúnebres, incluso cantos de guerra y cantos mágicos que ensalzan algo o alguien. Antiguamente se cantaba acompañada de un instrumento musical.
Y a propósito del inicio del equinoccio de primavera (del latín prima, “primer” y vera, “verdor”) les dejo el link a La Oda a la Alegría (An die Freude, en alemán) composición poética lírica escrita por Friedrich von Schiller en noviembre de 1785 y publicada por primera vez en 1786, la cual fue musicalizada en 1793 por Ludwig Van Beethoven cuando solo tenía 23 años y que se convertiría con el paso del tiempo en la novena sinfonía en Re menor, Op. 125, cuyo movimiento final es para coro y solistas sobre la versión posterior de la “Oda a la Alegría” de Schiller. Es nuestra oportunidad para llenar de alegría, entusiasmo y calidez nuestros corazones; de poner manos a la obra y trabajar en aquello que tanto anhelamos.
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En la búsqueda de material para esta colaboración, encontré que Pablo Neruda (1904-1973) recurrió a las odas para crear un ciclo de poesía con el cual constituir un cántico de la realidad cotidiana y de las cosas mundanas en la cuales recoge una mirada íntima de las cosas, pero reconociéndole su maravilloso estatus exterior; lo que me pareció una maravillosa y privilegiada conexión con #laspequeñascosas de las cuales escribo semanalmente en este espacio, así que les dejo un fragmento de su Oda a la Primavera:
Primavera,
muchacha,
te esperaba!
Toma esta escoba y barre
el mundo.
Limpia
con este trapo
las fronteras,
sopla
los techos de los hombres,
escarba
el oro
acumulado
y reparte
los bienes
escondidos,
ayúdame
cuando
ya
el
hombre
esté libre
de miseria,
polvo,
harapos,
deudas,
llagas,
dolores,
cuando
con tus transformadoras manos de hada
y las manos del pueblo,
cuando sobre la tierra
el fuego y el amor
toquen tus bailarines
pies de nácar,
cuando
tú, primavera,
entres
a todas
las casas de los hombres,
te amaré sin pecado…
A manera de colofón: una extraña ola de enfermedades rodea el medio ambiente público que van desde la rinitis alérgica hasta el COVID, pasando por malestares estomacales, dolor de cabeza y/o malestar en general. Se dice, se comenta y se rumora que se trata de alergias por la llegada de la primavera, el cambio climático, etc. pero la dentista que revisa a mi hijo coincide en que se trata de un “fenómeno extraño” al recibir pacientes con algún padecimiento similar desde hace varias semanas y lo destacable es que el COVID dejó de ocupar los titulares noticiosos para dar paso a una guerra preelectoral entre partidos políticos, lo cual nos coloca en el último lugar de las agendas públicas aunque seamos utilizados como bandera de todos los colores de los que se viste la política en México. ¡Aquí nos tocó vivir!
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