Desde hace años tengo la corazonada de que la calle funciona como una brújula de lo que ocurre a nivel gobierno pues el mayor reto para quienes gobiernan el país, además de la batalla contra la corrupción y dar soluciones rápidas a las múltiples problemáticas es que, dependen de personas con defectos y virtudes que circulan por la calle con ese cáncer presente en todos los niveles educativos, económicos, culturales, etc. que hace gala del famoso eslogan: “el que no tranza, no avanza”
Inmersos en el ambiente callejero todo se transforma, realmente parece que se emprende un viaje por un mundo diferente que poco o nada tiene qué ver con lo virtual que hoy se encuentra en las redes sociales. La jefa de gobierno, Clara Brugada, quien nos presentará su informe de los primeros cien días el próximo domingo 26, ha anunciado como parte de sus estrategias la solución a los baches presentes por toda la ciudad y sí, es verdad que se realizó un mapeo con ubicaciones, características y medidas de todos y cada uno de ellos, a través de un comité creado ex profeso para dicha labor (información otorgada por uno de los jefes territoriales que pertenecen a las distintas alcaldías de la Ciudad de México); sin embargo, en la realidad, la autoridad argumenta falta de recursos para realizar los trabajos aunque, existen indicios claros de que se está trabajando y de que la línea política es resolver las solicitudes de los ciudadanos a la brevedad posible y darle seguimiento cercano.
El plan de trabajo parece claro y bien trazado pero al parecer, no sólo faltan recursos sino disposición por parte de ciudadanos y funcionarios (algunos) acostumbrados a vivir mal, a culpar de su mala racha al gobierno en turno, a medio trabajar como funcionarios de gobierno y a sacar ventaja como los que están vendiendo plazas por una módica cantidad de unos cuantos miles de pesos (caso real de alguien cercano que aprovechó la oportunidad) porque lo normal, lo de siempre, ha sido la tranza y escalar en la vida a través de “favores”. Entonces ¿Por qué hoy tendría que ser diferente? ¿Por qué una mujer tendría que llegar a poner orden? Lo que ocurre en la cúpula del gobierno difiere de lo que ocurre en la calle, ahí donde se hacen acuerdos para ocupar una plaza y vender libremente, ahí donde el taxi no tiene tarjetón actualizado y el sitio es ahora propiedad de una alianza de dudosa procedencia, ahí donde el oficial de tránsito no levanta la infracción correspondiente, ahí donde el ciclista se siente dios y pasa por encima de peatones y entre vehículos o se pasa el semáforo en rojo, ahí donde el jefe comete acoso laboral, ahí donde el funcionario atiende después y sólo después de comer su “guajolota”, ahí donde el comerciante se “pone a mano” con el inspector para no pagar multa, ahí donde el usuario del transporte se maquilla, habla por teléfono, se distrae y tira cosas a las vías deteniendo la circulación de los trenes, ahí donde limpiar parabrisas genera más ingresos que una profesión, ahí donde el inmigrante ha instalado su campamento permanente o ahí donde el vagabundo consume drogas y termina tumbado.
Sí, hay muchas necesidades qué cubrir, muchos pendientes por resolver pero, el ciudadano de a pie ¿Cumple con lo que le corresponde? El nuestro es ahora un gobierno que respeta los derechos humanos, mientras que a los gobernados les resulta más fácil acusar en tercera persona lo cual obedece a un sentido de merecimiento por el simple hecho de nacer que aplica también entre padres e hijos sólo que, tanto en lo político como en lo familiar, se hace necesaria la colaboración, el respeto, la honestidad y la responsabilidad de ambas partes. ¡Nos leemos a la próxima!
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