Las pequeñas cosas: CONTEMPLACIÓN

    “La mayoría de las personas están tan absortas en la contemplación del mundo exterior que son totalmente ajenas a lo que está pasando dentro de sí mismas”. – Nikola Tesla, físico, matemático e ingeniero eléctrico...

8 de febrero, 2021

 

 

“La mayoría de las personas están tan absortas en la contemplación del mundo exterior que son totalmente ajenas a lo que está pasando dentro de sí mismas”.
– Nikola Tesla, físico, matemático e ingeniero eléctrico serbio (1856-1943).

En nuestro acelerado ritmo de vida y ante el avance tecnológico, la inmediatez está a la orden del día, pues en cuestión de minutos podemos ordenar las compras al supermercado, al tiempo que nos enlazamos a una videollamada y enviamos un mensaje o publicamos una actualización en las redes sociales; sin embargo, del otro lado de la moneda existe una posibilidad que puede brindar un momento de calma e introspección: la contemplación. Ésta se entiende como el acto de mirar con atención. Se compone del prefijo con (todo, junto) templum (templo, lugar sagrado para ver el cielo) y el sufijo –ción (acción y efecto).
Sin profundizar en la religión o el misticismo, la contemplación es ese momento en la mente en que solo existe el silencio y el pensamiento queda libre de ideas y sensaciones para entregarse a lo que Oscar Wilde llamó “la ocupación natural del hombre”. Y quizá, si revisamos detenidamente, en algún breve instante sea posible que entremos en estado contemplativo al ver un niño jugar, la lluvia caer, las olas del mar ir y venir o ante una obra de arte. A la contemplación se puede llegar a través de la oración o la meditación y aunque puede resultar complicado en medio del bullicio, el tiempo de confinamiento nos ha dotado también de silencio, sobre todo, en las primeras semanas de cuarentena cuando todos nos refugiamos en nuestros hogares. Desde la filosofía, la vida contemplativa consiste en cierto descanso y reposo, por lo que se le ha llamado también ocio.
Se puede teorizar sobre la contemplación tanto como abarca el conocimiento humano, pero si le damos un sentido y un valor al tiempo presente, entre las muchas cosas que hemos experimentado durante la pandemia y que vale la pena conservar, puede ser dedicar unos minutos al simple acto de contemplar. Sin tratarse de magia, se convierte en “magia pura” en tanto que nuestra mente queda libre de juicios, etiquetas e inquietudes para dar lugar a la reflexión y la autoreflexión para mirar qué ocurre con nosotros en esta etapa de la vida que puede parecer igual para todo el mundo, pero que es diferente para cada individuo.
Los niños son expertos en el arte de contemplar, si bien son incapaces de reconocer figuras y colores durante los primeros días después del nacimiento, poco a poco empiezan a fijar su mirada y su atención en todo cuanto les rodea, de esa forma van reconociendo su entorno y van adquiriendo aprendizajes tempranos.
En un día cotidiano (pandémico o no), ¿cuántas de las cosas que realizamos pasan por el filtro de la contemplación? Y lo que es más, ¿cuántas veces nos hemos encontrado en dicho estado? Parece un reto difícil, la vida serena, silenciosa, meditativa es contraria a esa realidad virtual en la que estamos cada vez más inmersos y a través de la cual, la información, los datos, las imágenes se intercambian segundo tras segundo. En WiFi Ralph (Película infantil/comedia, 2018) se nos muestra una escena que es el instante en que Ralph y Vanellope (personajes centrales) ingresan al ciberespacio, encontrando por su recorrido otros mundos y costumbres como si se tratara de una visita al “pasado” que existe en una realidad alterna a la de ellos, y lo cual me hace pensar que realmente vivimos en una nueva realidad, con miles de posibilidades en cuanto a tecnología se refiere, y, de hecho, ha sido la forma en que hemos sobrellevado el encierro al que nos condenó la pandemia. Pero si logramos hacer de la contemplación un acto cotidiano, será posible utilizar la tecnología como una receta para agilizar los pendientes del día a día y dejar lugar para lo importante (como diría Mafalda).
Es posible llegar a la contemplación si fijamos la atención en #laspequeñascosas.

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