Las pequeñas cosas: aniversario

“A Alonso por elegirme como mamá y por ser el motivo que me impulsa a ser mejor cada día, por traer a mi vida el equilibrio, la paz y el amor”.  – Yo, Mamá (Ed. Acribus).  ...

26 de julio, 2021 Las pequeñas cosas: aniversario

“A Alonso por elegirme como mamá y por ser el motivo que me impulsa a ser mejor cada día, por traer a mi vida el equilibrio, la paz y el amor”. 

– Yo, Mamá (Ed. Acribus).

 

El origen de mi cacería por las pequeñas cosas de la vida se remonta a mi infancia cuando aprendí a través de la mirada de un artista plástico, que fue mi tío, a apreciar las puestas de sol, los caminos empedrados de los pueblos, la brisa del amanecer en la playa o el calor de un fuego de chimenea, el cual resurgió con más fuerza a partir del proceso de maternidad y que justo me llevó de regreso a plasmar con palabras el efecto de cada momento que habitualmente pasa desapercibido entre la prisa diaria, pero que determina nuestra vida en muchos sentidos.

En un día como hoy (bueno, en realidad fue un sábado a las 20.11hrs) del año 2014 le di la bienvenida a Alonso, mi único y maravilloso hijo que como buena mamá gallina lo puedo llenar de virtudes, pero reconozco su temperamento que choca con el mío, así como su genialidad que me enseña cada día a recordar lo importante y distinguirlo de lo urgente (parafraseando a Mafalda), llegó a tiempo, sano, enorme y tranquilo; me permitió dormir de corrido todas mis noches, no padeció cólicos ni lloraba enérgicamente reclamando comida o brazos y le dio sentido a mi vida de una forma que aún sigo explicándome porque todo lo transformó y porque no soy ni la sombra de la mujer que fui antes de su nacimiento, pero me siento mejor, más feliz, más cansada y menos glamourosa, pero con muchosidad (como Alicia en el país de las maravillas versión Tim Burton).

Y cómo no escribir de él si seis de sus siete años los he pasado colaborando para este espacio que me abrió las puertas a ese mundo antes explorado que me permitió publicar en gacetas escolares y suplementos culturales en mi época de estudiante y que se consolida semana a semana a través de las pequeñas cosas que encuentro camino al trabajo o al abrir la ventana de mi recámara o en la sonrisa de Alonso y que se convierten en colaboraciones autobiográficas sin sentido para muchos, pero que serán referencia para todos aquéllos que se permitan hacer una pausa y descubrir que en medio del caos existen pequeños diamantes que puliéndolos nos regalan un hermoso brillo y nos llenan de sentido.

Siete años como mamá se dicen fácil, pero requieren de desvelos, de mucho aprendizaje y de abandonarse a sí misma en el mejor sentido de la expresión para dar vida a otro ser, para dejarse habitar, para permitirse ser invadida y conquistada por un amor que es inigualable e inagotable y que sabe transmitir con una mirada la emoción más profunda y genuina que se haya conocido jamás. Alonso es mi familia y también es brújula, radar, termómetro, cómplice, reloj, mosquetero, juez, espejo y fiel compañero, porque a donde quiera que yo vaya él acompaña mis pasos y yo los de él. Juntos hemos aprendido de arte, de duelos por la pérdida de su abuelo, de letras, de juegos, de colores, de risas y llantos, de abrazos y miradas tiernas, de alegatos por la comida y de deleite por los postres que compartimos. Hace unos días lo observaba dormir y me preguntaba cómo es exactamente que funciona eso de crear una vida, de albergar una célula que tras 294 días (aproximadamente) se convierte en una versión pequeñita de humano con todas sus funciones y órganos como si de magia se tratara y que la ciencia más avanzada no podría explicar dado que cantidad de embarazos no llegan a término por diversas causas que tampoco tienen explicación científica en la mayoría de los casos.

Los hijos transforman cuando se tiene la sensibilidad para permitirlo porque es entonces que todas las respuestas que se tenían hasta ese momento empiezan a formular nuevas preguntas y se pone a prueba lo aprendido porque es a través de la maternidad o la paternidad que los egos se derrumban y lo único importante es ser guía y ejemplo, el mejor y lo mejor que se pueda con lo que se tiene y con lo que se consigue porque entonces se es capaz de todo por una sonrisa o una mirada llenas de alegría que nada piden, que nada esperan y que en cambio, brindan el más profundo amor y la más grande de las satisfacciones.

Es que así son #laspequeñascosas de la vida: diminutas, indecibles, inesperadas, absolutas y hermosas si se les aprende a ver bien con el corazón. 

¡Feliz cumpleaños, Alonso!

 

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