Dios nos mandó a este mundo un día 21 y en su Divino Plan determinó que debíamos aprender a leer teniendo la misma Maestra. Gracias a ella bailamos nuestro primer vals, aunque después del evento ya no pude buscarte para seguir ensayando.
Nuestro viaje tomó entonces rumbos distintos, más bien paralelos y cada quién vivió lo que le tocaba vivir con lágrimas y risas, pero siendo siempre protagonistas en un escenario que levanta el telón y otra vez nos da la oportunidad de volver a ensayar. Démosle gracias a Dios por haber remarcado en el calendario de nuestra vida el día 21.
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