Dicen que cada quién habla de la feria como le fue en ella. Nada más cierto y este año, sin duda y estadísticamente, ha sido uno de los más movidos que recuerde. Dudo mucho que alguien lo califique como un año aburrido y tranquilo.
Guerras, Huracanes, elecciones nacionales e internacionales con sus respectivas y predecibles campañas políticas; partidas de grandes personajes, unas inesperadas y otras no tanto; accidentes lamentables, conflictos internacionales, noticias catastróficas; hazañas deportivas, (Tricampeonato del América, tenía que decirlo); escándalos mediáticos, algunos divertidos otros francamente desafortunados.
En México ya sabíamos que la cosa venía complicada: año electoral, si ya de por sí vivimos en la polaridad, cada elección nos volvemos los dos equipos más opuestos, enemigos, agresivos y poco flexibles del mundo y de la historia.
Sodoma y Gomorra se vuelve un jardín de niños comparado con la hostilidad entre militantes de las ya únicas dos fuerzas políticas y corrientes ideológicas del país. Y este año no fue la excepción, textualmente nos dimos hasta con la cubeta, rupturas familiares y sociales, verdaderos encontronazos en todos los ámbitos con tal de defender a nuestra candidata y al final sucedió lo que siempre: desde el principio los más entendidos nos dijeron qué pasaría, aunque los inconformes sigan aferrados a sus ideas conspiratorias y no estén de acuerdo con los resultados.
Ya para el cierre de año siento a un país más reconciliado y con una genuina ilusión de que las cosas vayan bien para todos. La primera mujer presidente de la nación nos devuelve a muchos la esperanza de un país más justo y equitativo, con leyes sensibles y sustentadas y con un gobierno inclusivo y asertivo. No todos estaremos de acuerdo con todo ni todo el tiempo pero esperemos por el bien de todos que entendamos los mexicanos que solo trabajando en lo particular y en lo general tendremos el país que queremos, que no es sólo necesario ver por uno mismo, que hay que remar por todos y entender que no todos tenemos las mismas capacidades ni tuvimos las mismas oportunidades y que entonces es urgente apoyar al mismo tiempo, que empujamos sin dejar a nadie atrás como solía ser.
Voltear hacia atrás es siempre importante, valorar y evaluar el pasado es necesario para entender el presente y para prepararnos para el futuro. La historia y las experiencias son siempre la plataforma en cualquier proyecto y aprender sobre los errores así como reconocer los aciertos nos da un panorama para trabajar y dirigirnos hacia donde debemos y queremos estar.
Creo que todos deberíamos de tener este cierre de año un propósito en común y ofrecer una uva por algo que pudiese parecer una utopía pero no. Por eso un imposible:
Un país más igualitario, más equitativo, más Justo y más amable; una sociedad de oportunidades y reconocimientos; un espacio feminista y seguro, respetuoso y humano, que las mujeres podamos salir libres y sin miedo a la calle; que la gente sea respetada y reconocida por su orientación y preferencia sexual; que los más vulnerables sean visibilízalos y apoyados; que no tengamos ya que salir a marchar a las calles para pedir justicia, respeto y libertad.
Muchos países lo están logrando ya, sociedades que han logrado establecer reglas de convivencia basadas en el reconocimiento, el respeto y la justicia social. Somos de cierta manera una nación joven en este nuevo sistema social, pero podemos aprender de la historia y emular lo bueno de otros países que ya dieron pasos en materia de igualdad.
Nada es imposible, sin duda ser mejores y más felices es algo que todos anhelamos, vivir con seguridad y libertad, tranquilidad económica y armonía social es algo en lo que todos seguramente coincidimos aunque nuestros procesos sean diferentes.
Las 12 uvas estarán muy comprometidas este año. El 2024 fue un año de enseñanza y reto; el 2025 viene comprometido y lleno de expectativas, el universo cargado de responsabilidades, pero no podemos dejarle la chamba al destino, somos nosotros quienes tenemos que pavimentar todos juntos, aunque no pensemos igual, el camino a un mundo bueno y justo para todos.
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