PEMEX adquiere una refinería en Texas: ¿buen o mal negocio?

No soy experto en hidrocarburos. Desde mi notoria inexperiencia en el ramo y desde mi ingenuidad, alcanzo a observar algunos puntos que quisiera compartir con los lectores. El primero de ellos tiene que ver con la señora...

26 de mayo, 2021

No soy experto en hidrocarburos. Desde mi notoria inexperiencia en el ramo y desde mi ingenuidad, alcanzo a observar algunos puntos que quisiera compartir con los lectores. El primero de ellos tiene que ver con la señora Yeidckol Polevnsky. El tuit que publicó recientemente, a propósito de la adquisición de la refinería Deer Park por parte de PEMEX, sin duda –y parafraseando al líder que tanto admira– hará historia; no por su deficiente redacción, sino porque condensa y ejemplifica cómo se hacen algunas cosas en este gobierno. El tuit dice que una compra así habría sido “impensable en el neoliberalismo”, y que todo es “gracias al gobierno progresista de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador”.

Y el tuit es una belleza por lo siguiente: PEMEX tenía ya el 50% de esa refinería, y con el otro 50% que ahora se adquiere gracias al progresista presidente Obrador, se tendrá el control y la propiedad total de Deer Park: el 100%. ¡Parabienes! Hasta aquí todo suena muy bien. Donde viene el ridículo es cuando la señora Polevnsky dice que eso habría sido “impensable en el neoliberalismo”, sin saber que el primer 50% de Deer Park fue adquirido por PEMEX durante el gobierno del innombrable neoliberal, padre de la mafia del poder: el satánico y diabólico Carlos Salinas De Gortari (pronúnciese lentamente “Carlos”, hágase una ligera pausa antes de Salinas, agréguese unas cuatro “e” al “De”, unas cuatro “o” al “Gor”, unas diez “a” al “ta”, haciendo inflexión en la voz hacia arriba, y remátese con una inflexión en la “i” hacia abajo, prolongada, para que suene como si el innombrable nombre fuera gritado por quien presentaba a los boxeadores en las peleas que organizaba el célebre Don King). “Impensable en el neoliberalismo”… ajá.

Como no sé de hidrocarburos, voy a ser naïf: de entrada no me parece una mala operación, considerando que Deer Park tiene la misma capacidad de refinamiento que tendrá Dos Bocas, a una séptima parte de su precio. Sin meterme en honduras de pasivos laborales (que habrá que considerar), si PEMEX pagará a Shell 596 millones de dólares por el 50% de la refinería, habría que pensar que el valor de ésta rondaría los 1192 millones de dólares. Dos Bocas costará 8900 millones de dólares. 

La capacidad de Deer Park (ahora sí que “El Parque de los Venados”, nombre que coincide con la muy panista alcaldía de Benito Juárez; a ver si no le cambian el nombre –a la refinería, quiero decir, no a la alcaldía–) y de Dos Bocas será la misma: 340 mil barriles diarios procesados. Yo pregunto a todos ustedes, amables amigos: ¿es un buen o un mal negocio Deer Park para México? Y mi respuesta es: en la medida que Deer Park parece un buen negocio, en esa medida Dos Bocas parece un despilfarro. Si por la misma capacidad productora en el caso de Dos Bocas estamos hablando de un valor de 8900 millones de dólares (apuesto a que terminará costando mucho más que esa astronómica cifra), y en el caso de Deer Park de 1192 millones de dólares (7,4 veces menos dólares por la misma capacidad de producción), usted arribe a una conclusión.

A lo mejor fue una ganga sin parangón la que acaba de agarrar nuestro gobierno. O tal vez se están comprando fierros viejos en remate. No lo sé, ni me atrevo a decir. No voy a aplaudir en automático las acciones de ningún gobierno, sino siempre voy a cuestionarme. ¿Estará el precio de Dos Bocas muy “disparado” en la relación costo-beneficio? Ya sé que no se puede manejar un país como si fuera una empresa, y de ninguna manera estoy sugiriendo eso, hay que tener espíritu social; pero la disyuntiva es esta: o Deer Park está muy, muy barato, o Dos Bocas va a salir muy, muy caro. O tal vez lo que está haciendo el gobierno de Obrador es una genialidad que alguien tan naïf como un servidor es incapaz de siquiera vislumbrar.

Hay muchas refinerías en venta en los Estados Unidos, al menos 25. Por algo será. Tal vez el futuro esté no tanto en los combustibles fósiles, sino en las energías limpias. Pero repito e insisto, porque luego algunos se molestan con uno, hablo desde mi ingenuidad y desde mi desconocimiento. Simplemente, como espíritu crítico que soy, me estoy autocuestionando.

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