Las libertades y los ciudadanos

Al señalar al periodista, al analista o al intelectual como adversarios, se les coloca en una situación riesgosa porque en una sociedad dividida el señalado se convierte en blanco fácil de la ira. 

16 de febrero, 2022

Cuando una sociedad comienza a medir sus palabras, a repensar una y mil veces antes de abrir la boca para señalar o tan solo comentar, se cumple el principio de Benjamín Franklin: “Un pueblo que cambia su libertad por seguridad, hace un mal negocio porque termina perdiendo ambas”.

Decía Martin Niemöller que un día fueron por los comunistas y él no hizo nada porque no era comunista, luego fueron por los judíos y él no hizo nada porque no era judío, después fueron por él. De verdad, no se trata de defender a algún periodista en particular, se trata de que una sociedad que debe elegir entre quienes opinan y quienes la gobiernan se enfrenta a un dilema irresoluble. Por un lado ningún ciudadano está obligado a militar en favor de su gobierno, la oportunidad de expresar el asentimiento se realiza en las urnas, después de ellas la normalidad democrática implica sumisión dentro de la ley tanto por parte del gobierno como del gobernado, aún tendrá la elección intermedia para refrendar su apoyo o manifestar su inconformidad y en caso extremo, el proceso de revocación, pero para que la vida fluya en tranquilidad la política no puede ser controversia ni batalla cotidiana, está llamada a ser acuerdo y tersa normalidad en la que todas las opiniones cuentan.

Los particulares tenemos derecho de réplica, es decir, la facultad, garantizada por la Ley, para contrarrestar argumentos que hagan dudar de nuestra honorabilidad, pongan en riesgo nuestra vida privada y aún de expresar nuestro desacuerdo con las ideas que otros expresen. Ni el Presidente de la República ni el Gobierno tienen derecho de réplica en ese sentido, porque su obligación superior es mantener la concordia de la sociedad, dirigir la Nación hacia el destino que ofrecieron. El gobernante tiene sobre los hombros y en las manos el deber de informar cuando se le cuestiona, aclarar dudas y señalar hechos; su poder es tan grande respecto aún del más poderoso de los ciudadanos que no actúa en situación de igualdad, por eso la lógica de la réplica sólo aplica a los ciudadanos.

No necesitamos una pausa respecto a la relación con España; necesitamos una pausa en nuestro debate interno, volverlo civilizado y claro; saber los puntos en los que debemos y podemos discutir, dentro de la ley y el orden constitucional; si seguimos con esta dinámica estamos poniendo en riesgo algo que ningún gobierno nos ha regalado, que hemos tenido que alcanzar a fuerza de organización, resistencia y aún de sangre, las libertades de pensamiento, expresión y organización.

No hay nada de malo ni de criticable en que quienes detentan el poder deseen preservarlo, de hecho esa es la primera de las funciones de cualquier ente político, antiguamente también debía ampliarlo hasta que inventamos el régimen constitucional que limita sus facultades, no puede dar ni un paso fuera de ese ámbito; en política la eficacia convence, el discurso informa pero no sustituye conciencias. El problema de avanzar en la descalificación, en el enfrentamiento es que la sociedad pierda la guía y cualquiera pueda fraccionar el poder para usarlo en su propio provecho; lo malo de señalar al periodista, al analista, al intelectual, como el adversario es que lo coloca en una situación de riesgo porque en una sociedad dividida el señalado se convierte en blanco fácil para quienes ganan con la pérdida de la tranquilidad y la confianza.

Usted puede pensar que las redes sociales son un mundo aparte, que no toca la realidad cotidiana, está en su derecho y me parece bien; en realidad ese mundo alterno es la caja de resonancia que opera como un termómetro de la realidad; hace unos días en su momento de mayor presencia 64 000 personas nos reunimos en un acto a favor de la libertad de expresión, durante todo el tiempo de la reunión se acumularon más de 300 000 participantes, cien oradores de todas las tendencias e ideas. Ningún partido convocó ni hizo posicionamientos, con toda claridad fue un encuentro ciudadano. Puede pensar que no importa, lo que yo veo es que hay cosas que ya no son, ni serán, como solían ser.

 

@cesarbc70

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