¡Aguántame el corte!

A Nino Canún no se le puede considerar lopezobradorista. Incluso el propio comunicador confesaba haber votado a favor de Felipe Calderón en 2006.

22 de junio, 2023

Israel Aparicio

El pasado 21 de junio falleció el periodista mexicano Nino Canún, quien se hizo famoso por su maratónico programa Y usted ¿qué opina? que marcó una etapa en la muy cerrada cultura de la comunicación en México previo al IFE. Cuando la televisión mexicana era muy restrictiva, los medios de comunicación tradicionales seguían muy controlados, los espacios donde se permitía opinar a la ciudadanía eran la excepción a la regla.

En el México del liberalismo social, de los años dorados del tecnócrata Carlos Salinas de Gortari, Televisa apostó por tener un programa nocturno tipo talk show con panelistas y llamadas del teleauditorio tratando diversos temas que inicialmente eran del tipo espectáculos y de farándula. Ante el éxito inesperado la gama temática se amplió para llegar a tratar problemáticas ciudadanas, sexualidad y gobierno, destacando siempre el éxito de temas paranormales como fantasmas y OVNIS.

El popular programa tuvo una transmisión emblemática en su emisión nocturna del 19 de julio de 1991 que se prolongó por más de 11 horas de debates, llamadas telefónicas, presentación de videos, posturas encontradas respecto a los OVNIS. En esa tertulia participó el periodista Jaime Maussán, quien se catapultó como un investigador reconocido del fenómeno.

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El programa cambió a un horario matutino y se fue diluyendo en el gusto del público, para salir del aire después. El polémico periodista aseguró haber sido despedido de 14 medios tradicionales por la censura imperante en las oligarquías políticas y en los dueños de los medios, siendo los más graves momentos de imposición en el sexenio de Vicente Fox y durante el veto sufrido en el mandato del expresidente Enrique Peña Nieto.

Ya durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), Nino Canún se presentó en la conferencia mañanera del 28 de enero de 2019 donde dio su versión de los hechos que le provocaron el veto en los medios de comunicación durante el sexenio de Peña Nieto, mientras agradecía al presidente AMLO el poder regresar a trabajar a los medios de comunicación. En esa participación Canún aseguró haber sido convocado a una reunión donde el presidente Fox estaba coludido con el entonces presidente consejero del INE, Luis Carlos Ugalde, para marcar línea de apoyo al entonces candidato Calderón que se mantenía muy abajo en las encuestas.

Con Televisa mantuvo un litigio legal cuando fue despedido de forma abrupta. En entrevistas aseguró no haber tenido un contrato firmado y siempre ser considerado como peligroso mediáticamente. Después de un tiempo en diferentes radiodifusoras el periodista se refugió en las redes sociales y logró un programa en UNO TV, ya sin la trascendencia de su tiempo en Televisa.

En la conferencia del 21 de junio del presente año, el presidente dedicó unos minutos para brindar el pésame a la familia del popular comunicador y reiterar su admiración por su labor periodística, reconociéndole que siempre lo trató bien y que le brindaba espacios durante sus años de luchador social.

En sus últimos años de vida, en especial durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, fue perseguido por hacienda, a cargo del oscuro Luis Videgaray que nunca toleró la crítica, en especial contra el régimen intolerante de esa cleptocracia autodenominada “la nueva generación de políticos”.

Nino Canún formó parte de gobiernos priistas, más tarde, como muchos periodistas que padecieron las injusticias de un sistema todo poderoso y censor, fue despedido de forma fulminante, con el estigma de ser vetados en los medios tradicionales. Gracias a estar involucrado desde dentro del sistema, su estilo confrontativo y crítico con los funcionarios que mágicamente se hacían millonarios desde el poder, le valió ser siempre incómodo y denostado.

Al creador del estilo Y usted ¿qué opina? no se le puede considerar como lopezobradorista, incluso el propio comunicador confesaba haber votado a favor de Felipe Calderón en 2006 al creer que AMLO en verdad era un peligro para México. Años más tarde, luego de un largo litigio donde perdió millones de pesos en finiquito y salarios caídos contra una cadena de radio, el comunicador se refugió en internet y en su canal de YouTube donde seguía con su estilo, pero ya sin el éxito de otros tiempos.

Nino fue una figura mediática que no logró la riqueza económica de otros comunicadores que ahora tienen una credibilidad nula. Sin ser un mártir de la libertad de expresión, procuró dar voz a muchos políticos que estaban fuera del espectro dominante en la comunicación política. Padeció en sus últimos años de vida de privaciones y su situación financiera mermó con la llegada de la pandemia y de su enfermedad que le hizo requerir de puntas nasales de oxígeno para poder hablar.

Las imágenes de su cumpleaños número 82 ya le mostraban muy delgado y débil. Su muerte llega en un momento donde la relación entre los medios de comunicación, los periodistas, los medios electrónicos y las redes sociales con el poder, es de otra índole, ya sin esa falsa solemnidad de la era de los presidentes del PRI gobierno.

En medio de la libertad total de expresión y de los casos de libertinaje, los avances en la incipiente democracia mexicana no se entienden sin figuras como las de Nino Canún y muchos otros comunicadores que con mayor o menor éxito, lograban escapar del férreo control del régimen priista dominante.

Con un priismo sentenciado a sobrevivir como un parásito local en un par de entidades del país, su intrascendencia nacional y su poder omnipresente en los medios de comunicación tradicional es ya un recuerdo nostálgico. Los estilos priistas de hacer propaganda política fueron rebasados por la realidad de la sucesión presidencial anticipada. El nuevo partido dominante, aunque tenga muchas características ideológicas y de formas con el casi extinto Revolucionario Institucional, tiene otras formas de comunicación que eran impensadas durante el apogeo del tricolor y sus sobrevaluadas figuras políticas que sentenciaron al país al tercermundismo eterno.