México requiere armonizar su visión en materia de energía y aprovechar las tendencias actuales

La reforma eléctrica ha levantado una preocupación casi sin precedentes dentro de la variedad de cosas que se han tratado de impulsar en este gobierno.

5 de noviembre, 2021

Uno de los temas que será muy interesante observar en México en el futuro es el de la energía, un campo en el que los cambios tecnológicos acelerados podrían llegar a modificar hasta nuestros hábitos de consumo y de trabajo. El ámbito de la energía ha sido sumamente polémico en este sexenio desde el ángulo que se le mire, pero el tema seguirá dando mucho de qué hablar incluso más allá de lo que resta en este sexenio.

La lectura en blanco o negro que muchas veces se hace de la apuesta del gobierno del presidente López Obrador hacia el restablecimiento de PEMEX y CFE como empresas monopólicas del estado, tiene cierto riesgo de imprecisión. Por ejemplo, cuando se critica que el gobierno federal invertirá en PEMEX poco más de 300 mil millones de pesos durante el ejercicio 2022, claramente se visualiza como un derroche gubernamental por la cantidad de pasivos y malos manejos que arrastra la compañía.

Sin embargo, existen investigaciones de expertos en materia de energía que señalan que PEMEX debería estar invirtiendo aproximadamente unos $800 mil millones de pesos anualmente (casi el triple de lo proyectado el próximo año). La inversión de PEMEX es necesaria, entre otras cosas:

  • Para producir hidrocarburos en mayor cantidad con los recursos de crudo que se explotan interiormente en el país.
  • Para elevar la calidad de los hidrocarburos, especialmente gasolinas, con el fin de disminuir su impacto a la hora que los combustibles se combustionan, pues actualmente, la baja calidad de las gasolinas no permite que los autos hagan una combustión completa y en lugar de dióxido de carbono, se produce mayormente monóxido de carbono, que a diferencia de aquél, no es aprovechado por las plantas para la producción de oxígeno.
  • Para producir un cambio tecnológico interno en la paraestatal que pueda significar una mayor eficiencia en el uso de los recurso, y con ello conseguir una disminución importante de costos de producción. El tema del costo de producción neto de PEMEX es quizá el tema más importante a resolver, pues se trata de una compañía cuya deuda supera los US$110 mil millones de dólares, y que incrementa el riesgo soberano del país en su conjunto.

  

Ahora bien, una cosa es invertir en las empresas paraestatales de energía (lo cual es positivo si se hace de manera aterrizada a proyectos, y no al gasto corriente), pero otra cosa es regresar a monopolizar los mercados con las empresas estatales. Como ya hemos comentado en este espacio en anteriores ocasiones, la reinstauración del papel monopólico de PEMEX y CFE, es un grave atentado para la competitividad del país, pues relega los intereses de millones de familias en miras de que las paraestatales ganen competitividad en los mercados.

Ganar competitividad en los mercados a costa de que millones de consumidores deban pagar más por la electricidad o los combustibles, es a todas luces una estrategia suicida para el gobierno de la cuarta transformación. Las cosas se complican cuando lo que vamos a pagar de más no solo se expresa en términos monetarios, sino que se le debe sumar el costo ambiental que acarrea un despropósito como el de la reforma energética propuesta por Morena y los partidos satélite que lo respaldan.

 

Lo más grave de la reforma eléctrica

La reforma eléctrica ha levantado una preocupación casi sin precedentes dentro de la variedad de cosas que se han tratado de impulsar en este gobierno. Después de la terrible decisión de hundir la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, la reforma eléctrica es la más temible de todas las propuestas que se han hecho en la primera mitad del sexenio. 

Primero que nada está el costo ambiental. Un documento del Departamento de Energía de Estados Unidos, dado a conocer hace unos días, señala que, de aprobarse la reforma eléctrica propuesta por la actual administración, se dispararían hasta en 65% las emisiones de dióxido de carbono en México.

De acuerdo con el Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL, por sus siglas en inglés) del Departamento de Energía de EEUU, otorgarle una mayor participación a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en el mercado energético, resultaría en un menor uso de los parques destinados a la generación de energías renovables en el país, principales. Lo malo de eso es que llega en el mejor momento de la generación de energías renovables. 

Una investigación reciente de la Universidad de Oxford sugiere que, incluso sin apoyo gubernamental, cuatro tecnologías -la solar fotovoltaica, la eólica, el almacenamiento en baterías y los electrolizadores para convertir la electricidad en hidrógeno- están a punto de ser tan baratas que se harán cargo de toda la producción energética mundial. Con base en estas investigaciones, la firma Kingsmill Bond, de Carbon Tracker, ha llegado a la conclusión de que el cambio hacia las energías limpias es imparable y que será la fuerza dominante que configure los mercados financieros y la geopolítica en el siglo XXI.

El estudio de Oxford estima que los costos de la energía solar, eólica, de almacenamiento de baterías y de conversión de electricidad en hidrógeno, han disminuido de manera consistente, pero más importante todavía, que una vez que las tecnologías entran en las curvas de aprendizaje, tienden a permanecer en ellas durante períodos muy largos, lo cual sigue disminuyendo los costos de producción. Es posible que estemos en la primera línea de una ola de cambio masiva y precipitada que rivaliza con la Revolución Industrial basada en combustibles fósiles, y que se desarrollará sí o sí en el mundo. 

Incluso sin el apoyo político de manera decisiva, y con base en las innovaciones en la generación de energía que ya comienzan a pasar de su fase experimental a la parte aplicativa, la revolución en las energías limpias tomará un auge sin precedente en los próximos años, y esto ocurrirá, como señala Kingsmill Bond, fundamentalmente por razones económicas. El documento citado, afirma que la energía de cero emisiones de carbono no es una utopía, sino parte de algo que podríamos presenciar en el futuro no muy lejano en algunos países, obviamente si existe un decisivo respaldo y adopción de las energías eólica, solar y fotovoltaica.

 

Atemperar el optimismo

Las posturas como las que se destacan en recientes investigaciones que tienden a plantear un futuro próximo con energía de cero emisiones de carbono, no deben interpretarse como un pronóstico de total abandono de las energías fósiles.

Un ángulo para explicar esto es el de los automóviles. Como sabemos, esos artefactos son altamente demandantes en energía, principalmente fósil, pues con todo y que hay un empuje hacia el coche eléctrico en los Estados Unidos y algunos de Europa, claramente esto dependerá del nivel de ingresos del país del que estemos hablando. En México, por ejemplo, de los poco más de 32 millones de autos que componen el parque nacional, los coches con energías limpias (eléctricos o híbridos), representan apenas un 0.33% del total, con un total de poco menos de 120 mil vehículos en circulación.

Cuando notamos que México, China, Rusia, Brasil y la mayoría de los países emergentes tienen ingresos de menos de 10 mil dólares por habitante en promedio, nos damos cuenta de lo difícil que resultaría en la mayoría de los países del mundo sumarse a la visión del auto eléctrico en los próximos treinta años. El umbral de los 10 mil dólares se ha determinado en investigaciones recientes respaldadas en datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA) como el punto crítico para la determinación de un enfoque de poder adquisitivo para realmente transitar del coche de combustión al coche eléctrico. De manera que, es muy probable que el coche de combustión vaya a seguir dominando la escena tanto de producción como de circulación en la mayoría de los países del mundo, incluyendo México.

Algunas proyecciones sugieren que podrían pasar al menos treinta años, hacia 2050, para que el coche eléctrico en México comenzara a figurar con algo así como un tercio del parque vehicular. Seguramente para esa fecha, en países europeos o los propios Estados Unidos el porcentaje que abarcarán los autos eléctricos será mayor, pero no quiere decir que los autos de combustión tienen los días contados en aquellos países de aquí a 2030 como se dice con bastante frecuencia.

Posiblemente los autos de combustión dejarán de producirse en los países ricos que he mencionado en el inicio de la siguiente década, con miras a la mejora del medio ambiente, pero no significa que se borrará del mapa como por arte de magia al negocio tan grande que existe en torno al mundo del automóvil de combustión: gasolineras, refaccionarias, talleres, etcétera, sobre todo considerando que la vida útil de muchos de los autos de combustión actuales se ha ido ampliando de manera notoria en los últimos años. Lo que viene, incluso en los países ricos, es una reconfiguración del mercado automotriz, donde convivirán las marcas con autos eléctricos y de gasolina, gasolineras con electrolineras, empresas de generación de electricidad por medios renovables con empresas de electricidad por fuentes fósiles, etcétera.

 

Desmitificando el coche eléctrico

Si bien la inversión para continuar con el desarrollo de autos eléctricos por parte de las compañías supera actualmente los 600 mil millones de dólares por año, eso no significa:

  1. Que el uso de autos eléctricos sea realmente “cero emisiones”.

 

  1. Que la producción de autos eléctricos sea una actividad que no daña el medio ambiente.

 

La opinión pública en México y en todo el mundo, por lo general considera  que los autos eléctricos son la solución al tema de la contaminación automotriz, pero pierden de vista que también requieren energía para funcionar y que los desechos del parque vehicular serán igualmente un reto cuando todos esos autos eléctricos sobrepasen su vida útil. El punto central es desmitificar y terminar con el mito de que los autos que funcionan con energía eléctrica, ni son completamente cero emisiones, ni serán económicamente viables en el futuro cercano, con excepción de un reducidísimo número de personas. 

 

Conclusiones

Podemos afirmar que los autos eléctricos no van a dominar la escena en el parque vehicular de México ni en la mayoría de los países, por las razones antes expuestas, pero que consisten fundamentalmente en el bajo nivel de ingreso promedio entre  la población. Sin embargo, la economía mexicana sí podría beneficiarse significativamente por anclar sus cadenas de producción y suministro en la industria de las manufacturas hacia el cambio generacional del auto en los Estados Unidos y Europa.

México bien puede funcionar con un mercado interno donde domine el coche de combustión por tres o cuatro décadas más, pero con un sector exportador que no deje pasar la oportunidad del cambio en los patrones de producción y consumo en los países de alto poder adquisitivo.

En lo relativo a la política pública en materia de energía, en este momento la apuesta del gobierno del presidente López Obrador en el tema energético debe ser armónica y congruente entre las diferentes cosas que se están impulsando: 

  • Sí a más inversiones en las paraestatales pero para incrementar la eficiencia productiva; 

 

  • Sí a fortalecer la CFE pero sin destruir lo avanzado en energías renovables;

 

  • Sí a más autos de combustión pero no a la introducción de 2 millones de autos chocolate con fines electorales; 

 

  • Sí a más energía pero con un enfoque que privilegie en todo momento los impactos en el medio ambiente; 

 

  • Sí a más inversión pública en el sector eléctrico, pero también a más inversión privada.

 

  • Sí al negocio de los hidrocarburos en México por parte del estado, pero sin destruir el bienestar de los consumidores, en una economía que requiere bajar los costos energéticos para funcionar de manera competitiva en el entorno global.

 

Twitter: @romero_hicks

Facebook: José Luis Romero Hicks

Referencias

https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/2021/10/28/cuales-son-los-trapos-sucios-de-la-reforma-electrica-segun-eu/

https://www.eleconomista.com.mx/opinion/La-energia-limpia-ha-ganado-la-carrera-economica-20211026-0155.html

https://www.iea.org/fuels-and-technologies/renewables

https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/2021/10/28/cuales-son-los-trapos-sucios-de-la-reforma-electrica-segun-eu/

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