Gas Bienestar, otra aberración económica

Estamos acostumbrados a que esta transición en turno, la tercera de nuestra etapa democrática, no solamente adelgaza sus márgenes de maniobra, los cancela, los anula. Estamos acostumbrados también a la improvisación y al surgimiento de ocurrencias sin...

12 de julio, 2021

Estamos acostumbrados a que esta transición en turno, la tercera de nuestra etapa democrática, no solamente adelgaza sus márgenes de maniobra, los cancela, los anula. Estamos acostumbrados también a la improvisación y al surgimiento de ocurrencias sin un amparo técnico, sin un sustento de viabilidad para los proyectos que se emprenden. Naturalmente, las consecuencias están a la vista: caída del producto como no se vivía en cien años, abandono de tareas esenciales en la salud, en la educación; un dispendio desbocado, una supresión de reservas y fondos sin ningún objetivo de cobertura social, un trastorno en el contrato social y una multiplicación de la pobreza. 

Ahora se pretende instalar un sistema de distribución, porque no podríamos llamarle empresa; simplemente no emprende nada a favor de nadie: una distribuidora de gas por encima de las realidades que vive esta nación no solamente en este rubro, dejando atrás las prioridades en salud pública, en violencia, en economía y educación por enumerar las tareas pendientes desde 2018, cuando se detuvo la economía y cuando se pretendió un falaz ahorro y una austeridad inexistente. 

Otra vez a imponer un proyecto del lado de la oferta, otra vez a invadir terrenos que corresponden al sector empresarial. La primera observación estima una demanda no naciente entre una ciudadanía con carencias en áreas de infinita mayor demanda en otras premuras. La segunda simplemente pasa por alto los números actuales en el consumo de gas LP: el 70% del consumo actual en el país lo importa el sector privado; Pemex produce el 14% e importa el 16%. Desde esa perspectiva y ante la dependencia de producción foránea en un 86% no se concibe una distribuidora bajo ningún concepto rentable. Por principio, el precio es de cotización internacional. 

La siguiente aberración, una vez desestimada la demanda no creada, sin perder de vista que la oferta sería una imposición, radica en concentrar la tarea en la petrolera. Hemos insistido en este espacio, Pemex no es una empresa con problemas, es una empresa que a los ojos de cualquier sistema operativo ya dejó de existir; esto quiere decir que al perder su patrimonio más de una vez no existe valor en la reposición de sus activos ni en la reposición de su capital. Expresado de otro modo: el total de sus pasivos no sería cubierto con el total de activos y capital. 

Para añadir problemas a la petrolera, a la que se le encarga refinar, el peor negocio del mundo en este momento, se le encarga construir en un pantano sin visos de recuperación y sin expectativas de mercado y ahora se le pretende encargar la distribución de gas. Como toda ocurrencia fallida, desde luego no se ha contemplado una logística de transporte, de concentración de cilindros, suponiendo que esa sería la vía de distribución. Tampoco la extensa geografía del país, como jamás existiría un plan de negocios y una tasa de recuperación. Más allá de una cobertura sin padrón como otras existentes bajo el mismo eufemismo de bienestar, los recursos. En estos radica el inicio fallido de otro proyecto sin destino, sin olvidar que suman tres gigantescos, pletóricos de fallas y de dudosa puesta en marcha.

Tras la devastación de reservas y fondos y de toda medida de captación de recursos en los tres años de esta transición, sería imposible contemplar un subsidio adicional a un programa que en su simple implementación y arranque tomaría un año al menos. Otro cargo al erario, sumado al capital transitorio que se inyecta en la petrolera, capital que se abona a la compra de tiempo que reta la degradación de calificación en el riesgo de la emisión de papel de la petrolera, que dicho sea de paso, gravita en el riesgo soberano de la nación, apunta a un horizonte de pérdida adicional a las tareas en las que esta transición ya se encuentra. 

Todavía existe un reto adicional; al parecer Pemex es la única empresa petrolera en el mundo que opera sola; la única razón obedece a que el presidente pretende autosuficiencia en gasolinas cuando el mundo desecha esa práctica. La pretendida autosuficiencia alimentaria, modelo que operó en México hace cinco décadas ya experimenta un fracaso de visión de esta práctica en los precios de garantía, el maíz como ejemplo. Ignorar la globalidad no es reto, es estulticia y obcecación en un mando que confunde interpretación por imposición de regresión a épocas trascendidas y superadas. 

El espectro de otra aberración al parecer se diluye por iniciativa del Congreso norteamericano y la compra de Deer Park no se consolida. No es la adquisición y control accionario la premisa de objeción, es la operación en manos de Pemex, empresa que en tres años ha dilapidado un prestigio histórico. Una multinacional no se opera violentando acuerdos internacionales, tampoco puede esperarse respeto cuando las perforaciones de mar profundo se convierten en materia de apropiación y no por territorio, por derechos pactados con agentes económicos que han expuesto capital de riesgo. 

Si de violaciones hablamos, el huachicol, al que nunca se le combatió pero sirvió de pretexto para cubrir la inexperiencia de los mandos de Pemex al no importar gasolinas en tiempo, descubre también la otra fase de inoperancia de la petrolera: el gasichol. Las tomas clandestinas se multiplican y la inacción gubernamental es clara. Al descubierto quedan las prácticas de ineficiencia y corrupción de los operadores de esta transición. Las licitaciones prácticamente no existen, las adquisiciones se realizan en forma directa; la deserción de constructoras líderes en su ramo, en Dos Bocas, lo ha dejado manifiesto. 

Todas estas manifestaciones las sanciona el capital; no es casual el retiro de JP Morgan y Deutsche Bank, no es casual el destino del manejo de su cartera en banca comercial local. El retiro no es de sus portafolios de plazo y recuperación de cartera, su retiro es de la banca de inversión para nuevos proyectos. Retiran su confianza. Eso es todo. Se retiran, como muchos otros, de las aberraciones económicas de esta transición. 

LEE:

Diversificación del Riesgo | Ruiz-Healy Times (ruizhealytimes.com)

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