De Harry Potter a Teseo: cómo los arquetipos pueden conectar al público adolescente con la literatura clásica

Autor: Olga Fernández Vicente Facultades de Educación y de Filología Inglesa.  ¿Cuántas veces hemos escuchado o incluso repetido la frase “los jóvenes de hoy en día no leen”? Sin embargo, esta frase no es precisa. Los jóvenes...

18 de marzo, 2024

Autor: Olga Fernández Vicente Facultades de Educación y de Filología Inglesa. 

¿Cuántas veces hemos escuchado o incluso repetido la frase “los jóvenes de hoy en día no leen”? Sin embargo, esta frase no es precisa. Los jóvenes pasan horas delante de pantallas leyendo información sobre temas de su interés. La cuestión no es que los adolescentes no lean, sino que todavía muchos tendemos a identificar lectura con libro.

Si reformulamos la frase y afirmamos que los jóvenes de hoy en día no leen a los clásicos, estaremos siendo más objetivos. Pero ¿por qué no leen a los clásicos? Existen, claramente, varias razones.

Por una parte, desde el aula recomendamos un acercamiento a las obras más representativas de la literatura por medio del análisis de fragmentos o de obras completas, pero les arrebatamos a nuestros alumnos la libertad para expresar sus reacciones personales a la obra ofreciéndoles nuestra propia y “correcta” interpretación.

Por otra parte, parecemos olvidar que para llegar a apreciar la literatura clásica se necesita tiempo y una madurez académica que muchos de los alumnos de secundaria no han llegado a desarrollar todavía.

El papel de la literatura juvenil

Para adquirir esa madurez, los adolescentes necesitan descubrir una literatura para la que sí poseen las herramientas intelectuales y emocionales necesarias. Y esta es la literatura juvenil.

Los libros para jóvenes tratan temas universales, como por ejemplo las cuestiones eternas de quién soy o dónde pertenezco. Son los mismos temas que la literatura clásica: el aislamiento del grupo o de la sociedad, la supervivencia o la necesidad de enfrentarse a un reto, la discriminación ética o racial, los embarazos juveniles, el divorcio o el consumo de sustancias, los problemas resultantes de conflictos familiares o el temor a la muerte.

En realidad, la mayoría de la literatura juvenil incluye, al igual que los clásicos, arquetipos situacionales como el rito de pasaje, la búsqueda del héroe, el nacimiento–muerte–renacimiento y la búsqueda de uno mismo.

La respuesta emocional a los arquetipos literarios

Si nos basamos en la teoría de los arquetipos del psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, podemos descubrir que un personaje con unas características determinadas o una situación recurrente en la literatura provoca una profunda respuesta emocional en los lectores, porque resuena con una imagen ya existente en el inconsciente.

Al leer literatura juvenil que refleja los arquetipos de la literatura para adultos o los clásicos, los adolescentes pueden ir interiorizando el concepto de los arquetipos recurrentes y acceder más fácilmente a esos textos cuya comprensión se les resiste.

Arquetipo del personaje que renace

Pongamos como ejemplo el arquetipo situacional del nacimiento–muerte–renacimiento. El personaje principal se encuentra sumido en una situación conflictiva. Por medio del dolor y el sufrimiento su espíritu sobrevive al desafío. Es decir, a través de un proceso de autoconocimiento, el personaje renace.

A menudo el héroe arquetípico se encuentra en peligro siendo un bebé y es adoptado por “gente normal” o por animales. Sea por su propia elección o por casualidad, el héroe se ve repentinamente forzado o decide embarcarse en una gran aventura, a pesar de desconocer el final de esta.

Desde ese momento el héroe arquetípico tiene que superar distintos retos. Viajará a un mundo oscuro en el que se enfrentará a distintas fuerzas o individuos. En un momento de su viaje, conocerá a un profesor que le proporcionará la información necesaria para lograr su objetivo. Solamente a partir de ese momento el héroe comprenderá cuál es su misión.

Una vez descubierta, el héroe arquetípico comenzará a probar sus límites hasta un momento crucial en el que culmine su experiencia. A partir de este momento, el héroe habrá cambiado para siempre como resultado de esta experiencia para, finalmente, regresar a su sociedad, a la que ayudará a recuperarse.

¿Teseo o Harry Potter?

Portada del primer libro de la saga de Harry Poter editado en español por el sello Salamandra de Penguin Books.
Portada de la versión en español de Harry Potter y la piedra filosofal, de la editorial Penguin Random House. Penguin Random House.

Un ejemplo del héroe en el arquetipo anterior es el personaje clásico de Teseo, quien antes de matar al Minotauro vivía una vida relativamente oscura como hijo de Egeo, rey de Atenas y de Etra. Pero el personaje de J.K.Rowling Harry Potter sigue la misma secuencia en su viaje de iniciación dentro de Harry Potter y la piedra filosofal.

Al inicio de la obra, Harry vive una vida normal, cotidiana. Al cumplir los 10 años, descubre más sobre su pasado, y, lo que es aún más importante, sobre su futuro. Descubre de dónde proceden sus padres y cómo murieron. Se enfrenta a diversos desafíos y adversarios, ayudado por las fuerzas del bien dentro del mundo de los hechiceros de la Inglaterra actual.

No sólo héroes

El del héroe no es el único arquetipo del que podemos valernos para introducir a nuestros alumnos a ciertos personajes cuyas características podrían resultarles alejadas de la realidad.

Veamos el ejemplo del personaje de Bernarda, la madre en La casa de Bernarda Alba, otro clásico que se suele presentar a los adolescentes en clase de Literatura. La obra de Federico García Lorca nos hace reflexionar sobre el camino hacia la liberación de la mujer y el abuso de poder.

Representación de La Casa de Bernarda Alba por Teatro Tribueñe. Criben / Shutterstock

Hacia mediados del siglo XX, la literatura infantil y juvenil en Europa experimentó transformaciones profundas, influida por los conflictos bélicos y las convulsiones sociales. En este contexto, los roles de género se acentuaron de manera notable. En el caso de España, las niñas interiorizaban la noción de que su ámbito designado era el privado, recibiendo una educación estricta orientada a fomentar habilidades de cuidado y la maternidad reflejadas en la obra de Lorca.

Podemos identificar en Bernarda el arquetipo de la madre terrible que representa la Bruja Blanca en El León, La Bruja y El Armario de C.S. Lewis (1950). La madre terrible rechaza la vida y el amor, se define por su carácter dictatorial y dominante, y se convierte en la cara negativa del arquetipo de la madre. Una cara negativa que alberga el lado masculinizado y violento, representando la puerta hacia la muerte y la devastación.

Las Crónicas de Narnia representadas por miembros del Teatro Nacional Lesya Ukrainka (Ucrania). Igor Bulgarin / Shutterstock

Identificar estos ascendientes arquetípicos nos aporta las herramientas necesarias para enfrentarnos a los clásicos, aunque también se puede conseguir mediante la identificación de los temas, para lo que recomiendo la lectura de la obra de Herz y Gallo From Hinton to Hamlet: Building Bridges between Young Adult Literature and the Classics.

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