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CARTAS A TORA 360

Cocatú, un alienígena en forma de gato, llega a vivir a una vecindad de la CDMX. Diariamente le escribe cartas a Tora, su amada, quien lo espera en una galaxia no muy lejana.

12 de agosto, 2024

Enrique Delgado Fresán

Querida Tora:

Lo que te voy a contar le pasó al pobre muchacho que trabaja en televisión. Y le digo “Pobre” porque no consigue nada, Por fin, le dieron un papel de 10 parlamentos en una telenovela. Pero casi todos esos parlamentos eran “¡Ah!”, “Oh”, “¿Si?”, “No”, “¡Nunca!” y sólo había dos que tuvieran más de 10 palabras. Sin embargo, él los estudió como si fueran una obra de teatro clásico (¿Pero cuántas formas hay de decir “¡Ah!”, “Oh”, etc.?). Y la tarde anterior a la filmación se fue con un amigo a repasar su papel, hasta que él sintió que ya lo tenía dominado. Por lo tanto, regresó a la vecindad muy tarde, acompañado con lluvia, truenos y relámpagos.

Lo malo fue que en la esquina antes de llegar se tropezó y cayó, y se pegó en el ojo izquierdo con la defensa de un coche. Y nadie que pudiera auxiliarlo. Por fin, él se levantó; pero no veía nada, por el agua (según él, pero la verdad es que tenía la cara llena de sangre). (La cabeza de estos seres es muy sangrona). Al fin llegó alguien que lo auxiliara: los del 41, que al verlo en ese estado lo llevaron a Urgencias de un hospital cercano para que lo atendieran. El no quería, porque decía que era cualquier cosita, pero la verdad es que tenía una herida junto al ojo que manaba sangre en abundancia. Con decirte que le tuvieron que dar cinco puntadas para cerrarle la herida. Pero no lo dejaron salir del hospital, porque estaba en peligro de pescar una bronconeumonía. El decía que no, pero los estornudos se oían hasta la vecindad, e hicieron venir a su mamá, que los reconoció. Y ella lo obligó a estarse en el hospital y a no salir el día siguiente; así que el chavo tuvo que avisar al amigo que lo ayudó a repasar el papel (que también es actor) que lo disculpara en la televisora, pero que había sido causa de fuerza mayor. Y el pobre se quedó rumiando su desgracia, pues era la primera vez que le daban un papel tan largo, Ahora tendría que esperar quién sabe cuántos años para que le dieran otro papel igual de largo.

El muchacho fue recibido en la vecindad con grandes muestras de cariño y aprobación. Y una señora que era amiga de la del 10, lo vió y se enamoró de él (en el buen sentido de la palabra). Preguntó quién era, qué hacía y qué le había pasado. Y al saber que quería escalar un puesto en televisión, juntó a todas las chavas de la vecindad y les ordenó que formaran un Club de Admiradoras. Alguien le dijo que ya se había formado y que no había pasado nada. Ella contestó que esta vez sí pasaría, porque ella era amiga de un gran personaje de la televisora; pero que necesitaba que fueran muchas muchachas con ella.

Llegaron más de doscientas, con carteles que apoyaban al chavo, otros que expresaban su gran capacidad de actor y alguno que hablaba de su apostura varonil. El gran personaje de televisión los vio, consideró el tamaño de la multitud, y ordenó que dieran al chavo un buen co-estelar en la próxima telenovela que hicieran, Así que el muchacho se vio en el papel del joven despreciado por la chava principal, quien al final descubre que el chavo que a ella le gustaba no valía nada, y que ese otro era el verdadero amor que había estado buscando durante toda su vida. Un personaje que se había visto quinientas mil veces en televisión, pero este chavo le dio un giro diferente, un aire felino (tomado de mi, seguramente) que lo hacía parecer malo, cuando en realidad era bueno. Un éxito. Después, ya no necesitó inventar pretextos ni nada para que le dieran buenos papeles, y él conseguía buenas intervenciones para sus amigos. A mi me llevaba siempre a sus filmaciones, y yo ya sabía que tenía que desplegar todos mis aires felinos para inspirarlo a interpretar su papel. Tampoco conmigo fue desagradecido, pues me daba mis buenos bisteces al regresar a la vecindad,

Total, una desgracia que se transformó en fortuna para un muchacho que llevaba años intentando progresar. Para que veas que nunca hay que claudicar, aunque veas el horizonte muy negro.

La señora que se enamoró de él se dio cuenta de que era demasiado joven para ella, y se fue buscar galanes entre los actores que interpretaban padres o tíos “buena onda” en las novelas. Pero siempre veía las de nuestro amigo con cariño. (Por primera vez, encontré a una mujer realmente inteligente, lo cual me dio mucho gusto).

Te quiere

Cocatú