CARTAS A TORA 260

Un alienígena arriba a la Ciudad de México y, convertido en gato, llega a vivir a una vecindad. Le escribe a Tora, quien lo espera en su planeta natal, sus impresiones de lo que ahí ve.

25 de febrero, 2022 CARTAS A TORA 304

Querida Tora:

Te voy a contar lo que está ocurriendo con el baño que el portero destinó a los guaruras. En principio, me pareció buena la idea de que los muchachos no tuvieran que ir a las fondas vecinas a usar los baños, pero es que no sabía las restricciones que les han impuesto.

Una, y muy importante, es que no pueden entrar a ese baño si han faltado a su trabajo durante la semana. No es que falten mucho, porque siempre les descuenta el día si no vienen; pero es que les hace perder tiempo si tienen que salir a buscar baño en otro lugar, y también les descuenta ese tiempo. Para eso tiene a dos empleados nuevos, vigilándolos y autorizándoles salidas y entradas a la vecindad. Y esos empleados les piden a los guaruras su “colaboración” para dejarlos salir y contarles menos minutos de los que tardaron en volver. 

Lo mismo con el empleado que vigila el tiempo que permanecen dentro del baño. Tienen determinado número de minutos para realizar una operación determinada dentro de él; y las tardanzas se castigan con multas. Por ejemplo, para bañarse tienen ocho minutos exactamente; pero contados desde el momento en que entran al baño hasta que salen, peinados y emperifollados. El resultado ha sido que se tienen que bañar con agua fría. Eso fue plan con maña para que no gasten agua caliente, pues esa le toca pagarla a la portería, porque allí está conectado el sistema de agua caliente. A veces ni así tienen tiempo, y salen del baño en calzoncillos. Algunos vecinos maldosos los esperan, y les toman fotos, que luego venden entre los cuates. Eso causó un disgusto enorme al portero, no por el hecho de fotografiarlos en sí, sino porque no lo han hecho partícipe del negocio.

Uno de los guaruras (El más feo de todos) se puso enfermo una vez. Quién sabe qué comió, que le hizo daño. Empleó una vez el baño; y tuvo que pagar multa, naturalmente. Pero la siguiente vez que lo necesitó no lo dejaron entrar, porque “el baño es para todos, y no puedes ocuparlo todo el día”. Pues el muchacho tuvo que ir al King¨s a usar el baño. Pero como ahí tiene que consumir algo para que le permitan usarlo, ordenó lo más barato del menú: “Enchiladas Surprise”. La sorpresa fue que eran de mole, y el mole estaba muy picoso. Pero como no iba a pagar lo que no consumía, se las comió. Resultado: se tuvo que pasar todo el día sentado en la banqueta del King’s para poder llegar a tiempo; y en la noche lo llevaron sus compañeros a su casa en taxi, porque no podía ni caminar. Estuvo tres días incapacitado. Pero el portero no se los pagó “para que aprendiera a comer cosas saludables e higiénicas (Lo de higiénicas no sé cómo le va a hacer, porque el King’s está teniendo algunos problemas en ese sentido).

Lo que estuvo un poco grave fue que los ninis de la azotea encontraron la manera de descolgarse por medio de una cuerda y meterse por un ventanal de ventilación. Y no sabes cómo dejaban el baño. La señora que hace la limpieza no se daba abasto, con todo el piso inundado, los lavabos y otros muebles tapados y las paredes llenas de graffitis groseros que los ninis consideraban graciosos. Cuando el portero se dio cuenta, mandó tapar el ventanal de ventilación, y se acabó el problema. Pero entonces, el baño se llenó de aromas, y los guaruras empezaron a protestar. El portero se limitó a poner una pastilla de aromatizante al día (lo cual potenció la mezcla de aromas en forma por demás alarmante); y les dijo que si nos les gustaba, que se buscaran otro baño.

Y eso fue lo que hicieron los muchachos. Se apalabraron con una de las fondas (El King’s no, porque ya le habían tomado ojeriza) para hacer ahí sus comidas y emplear el baño, y no volvieron a entrar al de la vecindad. El portero, furioso, lo cerró; y no permite que nadie lo use “’porque va a pensar el mejor uso que pueda darle”. Me pregunto cuál será ese mejor uso.

Te quiere

Cocatú

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