“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.
– Eduardo Galeano (1940 – 2015), escritor y periodista uruguayo.
¡La nueva era ya está aquí! El lenguaje, los usos y costumbres están cambiando. Hoy es posible hablar de aborto legal, de licencias por paternidad, de convivencia entre peatones, ciclistas y automovilistas, de inclusión y si bien queda mucho por hacer, nos enfrentamos a un cambio de paradigma apoyado en la ciencia y la tecnología; sin embargo, todo esto es el resultado de los pequeños pasos que hemos dado como humanidad a lo largo de los años y que nos han situado en el punto en que nos encontramos.
La célebre frase “Es un pequeño paso para un hombre pero un gran salto para la humanidad”, pronunciada por el astronauta norteamericano Neil Armstrong al pisar la luna por primera vez en 1969, junto con la estrofa “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, del gran poeta Antonio Machado, son la muestra clara de que todo cuanto alcanzamos en la vida es resultado de una sucesión de pasos (cortos o largos), aunque haya que cruzar el universo para lograrlo o aprender a darlos como parte de una disciplina para ser escritoras, bailarinas, científicas, artistas o madres (y lo mismo para todos los géneros).
La enorme brecha que ha dejado la pandemia como resultado de la inactividad prolongada, nos ha permitido descubrir de qué estamos hechos como civilización y si bien muchos han visto sus vidas derrumbarse, algunos otros han sabido salir adelante, mantenerse o crear aún en medio de la crisis.
Y de eso se trata justamente cada paso que damos: de avanzar, de seguir, de llegar y de sentirse vivo en cada proyecto emprendido. Es posible que por fin hayamos aprendido que a partir de la interacción con otras disciplinas y del trabajo colaborativo es posible generar sinergia y crecer, como es el caso del cine y la danza que pese a tener diferentes lenguajes comparten el sentido de colectivo tanto en la creación como en la presentación y a partir de ello dar paso a propuestas interesantes que fusionan ambas disciplinas y que nos permiten voltear la mirada a eso otro que nada tiene que ver con política o economía (o quizá tiene todo que ver puesto que en México los artistas no viven totalmente de sus producciones) y que hacen del mundo algo más bello.
Septiembre se ha convertido en el mes de los temblores, pero también es el mes de la patria al conmemorarse la Independencia de México y aunque hoy los reflectores están puestos en una reflexión en torno a la mexicanidad y la hispanidad: los españoles, los mestizos, la Conquista, pueblos indígenas. No obstante, lo cierto es que en México existen todavía rincones con tradiciones y costumbres arraigadas porque somos resultado de una fusión de culturas no exclusivas de Europa y de eso está construido nuestro folklore, sus danzas, su música y sus autores. De esta forma, es posible leer relatos enmarcados en el Tlaxcala antiguo de la mano de la escritora Alba Tzuyuki Flores y su más reciente título “Retablos” o disfrutar de una presentación virtual de danza folklórica con el Ballet Folklórico de Areli Hernández o esperar la proyección del cortometraje “El Paso Indicado” y sorprenderse ante la genialidad de quienes a pesar de los obstáculos siguen creando y cocreando en trabajos comunitarios que suman esfuerzos y dan como resultado un gran salto para la humanidad por ser ejemplo de constancia y ganas de aportar su granito de arena, de trascender.
Una serie de pasos darán como resultado una bella coreografía, permitirán la filmación de un corto o largometraje y también permitirán la culminación de un libro que narre la historia de un sitio con profundo sentido histórico que las nuevas generaciones desconocen, al margen de ganadores o vencidos porque México es una nación construida por #laspequeñascosas que aportan identidad a sus habitantes, aun a costa de pleitos políticos, de crisis financieras, de corrupciones y de todo eso que vemos a diario en los noticieros, eso de lo que todo mundo habla y que desborda las redes sociales, de todo eso que ya sabemos que ha existido en mayor o menor medida; pero lo otro, la estética y sus múltiples posibilidades nos hablan a través de lenguajes muy particulares a través de la danza, el cine o la literatura solo por mencionar algunos.
Seamos el país que queremos tener.
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