Las pequeñas cosas: positivo, negativo

“Positivo” y “negativo” son dos términos cotidianos de la “nueva normalidad” que demuestran la relatividad en la que vivimos, donde un resultado positivo es lo más negativo que nos puede suceder en estos días.

24 de enero, 2022

“La derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo: jamás es definitiva”. 

–José Saramago (1922-2010), escritor portugués.

Lo positivo (del latín positivus) afirmativo, beneficioso, cierto, efectivo, que no ofrece duda, que implica la existencia de algo y se aplica al resultado de una prueba (como el positivo a COVID-19), también se aplica a una persona que tiende a ver el aspecto favorable de las cosas. En el ámbito de la fotografía es la imagen reproducida con sus claros y oscuros y los colores como se ven en la realidad y en física significa que tiene carga eléctrica de tipo opuesto a la del electrón.

Lo negativo (del latín negativus), relativo a la negación, se aplica a la inexistencia de algo como el resultado de una prueba (como el negativo a COVID-19). Se refiere al rechazo, lo perjudicial, y se dice de la persona que ve el aspecto desfavorable de las cosas, así como del valor menor a cero. En fotografía es la imagen reproducida contraria a lo que se ve en realidad y en física se refiere a que tiene carga eléctrica del mismo tipo que la del electrón.

Hemos pasado los últimos tres años entre resultados positivos y negativos, lo que me hace pensar en la relatividad constante en que vivimos porque recibir un resultado positivo nos coloca al mismo tiempo en el plano de lo negativo como “fuera de la jugada” y cuando obtenemos el tan ansiado resultado negativo; en realidad, nos colocamos en el lado favorable de la pandemia (si es que alguno queda) y volvemos al “campo de juego”. Así vamos de lo positivo a lo negativo como polos opuestos de una pila eléctrica.

Obtener un resultado negativo en tiempos pandémicos también provoca cierto grado de culpa por estar del otro lado del campo de batalla y desconocer el sufrimiento que padecen los que resultan positivos y entonces todo se vuelve confuso y contradictorio porque ser positivo equivale a entrar en el plano negativo de la existencia y viceversa. Ver el lado positivo de una situación no siempre es posible si se está sumido en una actitud negativa por algún suceso en particular.

Y así vamos de positivo a negativo sin lograr distinguir lo uno de lo otro porque apenas se vislumbra un pensamiento positivo y llega la sombra de lo negativo para derrumbar toda ilusión y porque resulta complejo sentirse positivo en medio de tanta negatividad esparciéndose por todas partes.

Así es que se le va dando importancia a #laspequeñascosas de la vida porque es probable que no hayamos dedicado tiempo a reflexionar respecto a esas cuestiones positivas o negativas que nos rodean y a la interpretación que les damos o a la percepción desde la cual las juzgamos puesto que no habíamos experimentado un suceso de tal magnitud como lo es una pandemia que nos colocara de cabeza en todos los sentidos y que pusiera el foco en todo eso que es invisible a los ojos (parafraseando al personaje de El Principito). No es que se trate de ser lo uno o lo otro sino de reconocer que vivimos entre ambas polaridades, lo cual nos impulsa a guardar el equilibrio para no perecer en las garras del falso positivo ni del extremo negativo.

A manera de colofón: En menos de una semana, tres de siete colaboradores de mi equipo de trabajo resultaron positivos a COVID-19, una más tiene fuerte infección en la garganta con probabilidad de evolucionar a bronquitis y al cierre de la presente colaboración, la profesora titular de mi hijo envió mensaje de suspensión de clases virtuales por el mismo caso. Hace algunas semanas la doctora Jo Ruiz-Healy advertía que esto sucedería y que el problema no paraba en los contagios sino en los ausentismos laborales, en la falta de servicios y en la baja de productividad; desde entonces, empecé a utilizar doble cubrebocas y reforcé las medidas de prevención que todos ya conocemos, aun así, el día sábado tuve que hacer una prueba para descartar el contagio y afortunadamente salí negativa (lo cual me hizo sentir positiva) pero sin fuerza de trabajo nada puede hacerse en el campo laboral; del otro lado de la moneda, la angustia por tener que elegir entre conectar a mi hijo a sus clases virtuales o dedicarle tiempo al trabajo desaparece con el resultado positivo de su profesora, lo cual se vuelve un impacto negativo para la formación y aprovechamiento escolar del niño.

 

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