Las pequeñas cosas: mareas

“Imputar la revolución a los hombres es imputar la marea a las olas”.  –Víctor Hugo (1802 – 1855), novelista francés. Somos entes biológicos con sistemas y funciones que hacen posible nuestra existencia siempre y cuando trabajen de...

23 de agosto, 2021 articulos de elizabeth cruz ramirez

“Imputar la revolución a los hombres es imputar la marea a las olas”. 

–Víctor Hugo (1802 – 1855), novelista francés.

Somos entes biológicos con sistemas y funciones que hacen posible nuestra existencia siempre y cuando trabajen de forma puntual sin interrupciones de ningún tipo pero algunos factores externos modifican dicha normalidad. Este fin de semana tocó tierra el huracán Grace con categoría 3, ingresando por las playas de Tecolutla (la nota completa se puede revisar en el link). Pero el hecho es que los huracanes suelen provocar peligrosas marejadas ciclónicas (producto de los vientos que aumentan el nivel del mar) potencialmente peligrosas al combinarse con los efectos de la marea (movimiento periódico de ascenso y descenso de las aguas del mar, causado por las fuerzas de atracción del sol y de la luna), principalmente si se trata de marea alta ocasionando marea de tormenta. Todo ello impacta directa o indirectamente en la vida humana; de menos, nos arruina una salida de convivencia familiar y en el extremo, arrasa con construcciones, vehículos, desata inundaciones, provoca defunciones y daños materiales incalculables. En México y otros países las consecuencias tras el paso de potentes huracanes han sido devastadoras.

¿Quién no ha sentido una experiencia de vida equiparable a una marea? Nada menos que los duelos por los que pasamos se asemejan a un movimiento que asciende y desciende de forma precipitada dejando confusión y una extraña sensación de despojo. Las mareas van y vienen, así como el cúmulo de experiencias que vivimos a lo largo de nuestra existencia y además, están influenciadas por el movimiento de los astros (sol y luna) de la misma forma que ciertas funciones de nuestros organismo aunque no seamos capaces de percibirlas puesto que simplemente ocurren pero basta con reflexionar respecto a la cantidad de agua contenida en el cuerpo humano, así que no es de extrañar que las mareas también tengan un impacto real en las personas.

Las mareas son energía que va y viene. No se pueden controlar aunque pueden medirse, estudiarse y aprovecharse (para la pesca y los cultivos, por ejemplo). Y si bien el humano ha evolucionado gracias a la ciencia y la tecnología, lo cierto es que somos seres biológicos y estamos conectados con los sistemas y fenómenos naturales. Resulta difícil imaginar a un ejecutivo que viva en una de las principales ciudades del mundo, despertar al amanecer con el canto del gallo o acomodar su agenda de acuerdo a los ciclos de la luna y el sol, esperar a comer los frutos de temporada conforme a las temporadas de cultivo o disfrutar de un delicioso pescado fresco recién capturado; pero sí es posible conectar con esa sabiduría interna que permanece relacionada a los fenómenos naturales e incluso, tratar ciertos males como presión arterial o migrañas, entre otros.

Lo cierto es que no tenemos el control. Tenemos la capacidad para prevenir aunque no tengamos la cultura necesaria para hacerlo, pero aun así la  VIDA escapa a nuestro control porque así es la naturaleza, porque el planeta tiene millones de años de existencia y nos antecede. En las redes encontré algo que decía más o menos así: “cuando sientas devastación en tu vida, pregúntale a la tierra, ella sabe de regeneración”. Y es así porque la ciencia y la tecnología deberían ser herramientas que permitan al hombre simplificar las tareas de su vida cotidiana, mas no destruir su entorno y principalmente alejarlo de su condición humana (si es que algo queda) y de su sabiduría interna indistintamente de géneros, porque si bien #laspequeñascosas pasan de largo, también determinan nuestra vida como las mareas que suceden cada día en el océano y son parte de sus ritmos, pero pueden tornarse peligrosas ante una marejada provocada por un huracán.

 

“Ni siquiera podía suicidarme como quería. No podía controlar nada. Así que continué respirando. Un día mi lógica fue desmentida porque llegó la marea y me dio una vela. Ahora estoy aquí, de vuelta en Memphis, platicando contigo. Tengo hielo en mi vaso… y la he perdido otra vez. Estoy muy triste por no tener a Kelly, pero estoy muy agradecido de que haya estado conmigo en aquella isla. Y sé lo que tengo que hacer: seguir respirando, porque mañana el sol saldrá. ¿Quién sabe qué podrá traerme la marea?”. 

-Náufrago (filme estadounidense, 2000, Dir. Robert Zemeckis).

 

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