Las pequeñas cosas: chiquitas, chidas y chulas (6 y 7 Final)

¡Cheers! Por la vida, por la salud, por la alegría, por el entusiasmo, por la amistad, por el compromiso, por el trabajo, por la familia, por el amor, por la paz, por los niños, por los ancianos, por la creación, por la naturaleza, por el sustento, por el alimento, por este espacio y su creador, su editor y todo el equipo que hace posible su lectura cada vez que una publicación sale a luz en el mundo virtual y la era de lo digital. 

Cheers! Por el 2023 que recién estamos desempacando y que está cargado de expectativas porque ¡Ya nos toca! Y porque ¡Se vale! Y porque es justo y necesario (con o sin connotación eclesiástica) que sea un año lleno de posibilidades y que todos y cada uno de nuestros propósitos se materialicen en realidades positivas para todos. 

Esta es la última entrega de la serie “chiquitas, chidas y chulas” que se me ocurrió como cierre de un año sui generis entre el regreso a una normalidad que nada tiene de normal, postpandémica aunque no se haya declarado concluida la crisis y para desviar la atención de las notas rojas, cargadas de incertidumbre y pesadumbre por el bello contexto político, económico y social que les encanta entregarnos a los medios de comunicación oficiales o no, conservadores o no, neoliberales o no pero medios (y mediadores de la opinión pública) al fin y al cabo. Elegí el dígrafo “ch” por su peculiaridad y por la cantidad de palabras y expresiones que lo incluyen como si fuera la sal y pimienta del lenguaje mexicano, por su capacidad para llevarnos de una idea a la otra y por el sentido lúdico que inyecta al pronunciarlo. ¡Cheers! por haberme permitido jugar en cada entrega y explorar otras posibilidades creativas y temáticas.

Del 2021 al 2023 hay solo un chasquido, me refiero a la  ocasión en que tomé la referencia de una escena correspondiente al filme “Avengers, Infinity War” en la cual la existencia de medio mundo se extingue a partir del chasquido del guantalete del infinito y justo así, como en un tris, se  nos fue el 2022 con sus aventuras y desengaños, dulces y amargos sabores, buenas y malas noticias, subidas y bajadas emocionales, económicas, políticas y de todo tipo porque la vida está hecha de #laspequeñascosas y seguiré insistiendo hasta que nuestra mirada se enfoque en todo ese montón de cosas que nos alegran, motivan, conmueven y nos endulzan la vida, porque hoy estamos vivos y eso es lo más importante ¿Qué haremos con el resto de vida que nos quede? Esa respuesta la tiene cada uno, sólo piense en que se habla de que la llegada de un nuevo año nos ofrece 365 oportunidades para materializar nuestros sueños; sin embargo, la pandemia ya nos enseñó que un día todo se acaba así que intente ser asertivo en sus elecciones diarias (y también en las urnas).

A manera de colofón: cada año, la empresa creativa Pantone propone el color del año para que sea utilizado por la industria del diseño de modas principalmente, el diseño de interiores y la publicidad, entre otros. Este año, será el color viva magenta seleccionado como tendencia, se le relaciona con la naturaleza porque deriva de la grana cochinilla (tinte natural) y en palabras de Latrice Eiseman (Directora Ejecutiva del Instituto Pantone Color): “En esta era de la tecnología, buscamos inspirarnos en la naturaleza y lo que es real. Arraigado en lo primordial, PANTONE 18-1750 Viva Magenta nos reconecta con la materia original. Invocando las fuerzas de la naturaleza, galvaniza nuestro espíritu, ayudándonos a desarrollar nuestra fuerza interior”. En términos de psicología del color, nos conecta con el entusiasmo anhelado y en lo personal es mi tono favorito, así que para estar ad hoc les dejo un poco del álbum “Rosa Mexicano” de la célebre Regina Orozco. ¡Luminoso 2023!