Las pequeñas cosas: brillo

“El alma está en el cuerpo como un diamante en bruto; y debe ser pulida, o su brillo nunca aparecerá”.  – Daniel Defoe (1660-1731), novelista y periodista inglés.  El mundo infantil y de la fantasía nos conecta...

28 de junio, 2021 Las pequeñas cosas: brillo

“El alma está en el cuerpo como un diamante en bruto; y debe ser pulida, o su brillo nunca aparecerá”.

 – Daniel Defoe (1660-1731), novelista y periodista inglés. 

El mundo infantil y de la fantasía nos conecta con ideas y pensamientos que podrían parecer inexistentes, pero que esconden una gran verdad. Cuántas veces hemos escuchado frases como “si les molesta tu brillo que se pongan gafas” o “no dejes que nadie apague tu brillo” y quizá vienen a nuestra mente imágenes de brillantes o diamantinas, pero eso es solo una representación porque el brillo se refiere a esa “luz intensa, muy clara o limpia que desprende o refleja un cuerpo”. Esta palabra se deriva del italiano brillare (emitir luz viva y temblante). En el campo de la mineralogía, el brillo es la forma en que una gema o cualquier mineral refleja la luz. ¿Y en los seres humanos?

Se dice que una persona es brillante cuando destaca en algún campo del conocimiento o su aportación para el mundo es sobresaliente como lo fueron Leonardo Da Vinci, Thomas Alva Edison, Benjamin Franklin, Alexander Graham Bell, Galileo Galilei, Albert Einstein o Marie Curie solo por mencionar algunos. En su momento, estas personas atrajeron la atención de los reflectores, ocuparon las columnas de ocho y en la actualidad son tendencia en las redes sociales. 

El brillo personal va más allá y puede pasar casi desapercibido porque es intangible, es algo que simplemente está fijo en la mirada, se revela a través de las palabras, se crea o se siente. Las personas emitimos luz. Hace muchos años un amigo invidente me explicó que él podía estimar la edad de los otros a partir de la luz de sus siluetas (razón por la cual creía que yo era menor pero esa, es otra historia); tal comentario me pasó de noche y es justo ahora que lo relaciono con esta idea del brillo personal. Se dice que Nelson Mandela mencionó en su discurso de 1994 como presidente electo de Sudáfrica un poema de Marianne Williamson que nos habla de ello: “Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que nos asusta. Nos preguntamos ¿quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso? En realidad ¿quién eres tú para no serlo? Eres hijo del universo. El hecho de jugar a ser pequeño no le sirve al mundo.” Y es que nacemos brillantes (bueno, en realidad salimos embarrados de líquido amniótico, hinchados y llorones). Los niños tienen un brillo especial en la mirada, en su voz, en su piel, son todo brillo y lo van perdiendo a costa de encajar en un mundo creado por y para adultos que los aleja (y nos aleja) de su esencia natural, al grado de que solo a través de galardones, joyas u oropel se obtiene brillantez. Existe la creencia de que brillar es equivalente a opacar o a un ego mal entendido cuando se trata justo de lo contrario porque conectar con la luz que llevamos por dentro nos guía por el camino correcto. ¿Y cómo lograrlo?

Es necesario desaprender, romper paradigmas y atreverse. Las fotografías familiares son claros indicadores del nivel de brillo que emitimos. Seguramente hemos encontrado imágenes en las que nos mostramos alterados, tristes, decepcionados, aburridos o estresados y aunque no está mal pasar por ahí, siempre es importante seguir el camino y recordar quiénes somos, qué nos apasiona, qué nos inyecta vida, qué nos da plenitud y no me refiero a las frases motivadoras que, por cierto, no sirven si carecen de sustento o si son solo dichas al aire por quedar bien. En la película Intensa-Mente (Animación, Estados Unidos, 2015), el personaje de Alegría tiene un contorno brillante, toda ella brilla; en Moana (Animación, Estados Unidos, 2016) vemos un personaje llamado Tamatoa (cangrejo gris) cantando una canción: “…porque brillo, un diamante en bruto es mi resplandor, qué pasión, pasión por mi brillo…” .

Nuestro brillo personal es único, intransferible y permanente si tenemos el valor de conservarlo así como cuidamos de un par de zapatos a través del lustro o la carrocería de un auto aplicando cera o un diamante puliéndolo, porque, como siempre digo, son #laspequeñascosas las que nos aportan un mejor estilo de vida, pero es a través del trabajo de todos los días y de no permitir que nada ni nadie opaque nuestro brillo como podemos lograrlo.

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