Fórmula definitiva para gestionar exitosamente un duelo

Los dolores físicos en todo el cuerpo estaban aniquilando a Elsy, nadie comprendía y el diagnóstico nunca llegaba. Una tarde del mes de junio Elsy murió; encontraron varios tumores en su cuerpo, muy probablemente enfermó de cáncer y su cuerpo había sido invadido por esta enfermedad. 

Jana, que había sido su cuidadora primaria, se encontraba exhausta y devastada, aunque al mismo tiempo agradecida porque su abuela –aunque en realidad era como su madre pues la crio, cuidó y amó como a una verdadera hija– ya no sufría el dolor físico y emocional tan terrible que la aquejó durante los últimos meses. 

La vida ha seguido su curso para Jana, sin embargo, nada es igual. Aunque sigue yendo a trabajar, a sus clases de Maestría y sale a distraerse con su novio, siente que algo no marcha bien. Esta chica de 34 años narra cómo va de un lado a otro y cómo, desde que se levanta hasta que anochece, se mantiene sumamente ocupada. Siente que eso la ayuda a distraer su mente y a no sentirse triste por la muerte de su abuela Elsy. 

También acepta que a pesar de sus múltiples ocupaciones no se siente bien, es más, ni siquiera logra saber si se siente triste, melancólica, mal, etc. Lo que siente Jana es normal, la muerte de un ser amado nos afecta, nos desequilibra, nos tambalea nuestro mundo. Dicen que el duelo es como “caminar entre vidrios”, duele y no sé sabe cuándo mejorará el camino. Pero sí mejora, nada es para siempre, ni lo bueno ni lo malo. todo en esta vida tiene su final. 

Jana está usando su rutina diaria como válvula de escape, no se está permitiendo momentos de desconexión. Por eso, la invitación para ella y para todo aquel que esté en una situación similar es que logre un balance entre los momentos de ocupación y los de desconexión para que, poco a poco, su herida vaya sanando. El dolor por la muerte de un ser querido no se supera, pero si se acepta y se gestionan las emociones, el tránsito por el duelo puede ser mucho más amable. 

Te propongo algunas acciones para desconectar y (re)conectar con tu interior. 

• A lo mejor eres una persona muy ocupada, pero al iniciar el día, o antes de cerrarlo, date 10 o 15 (o lo que puedas, si es más, mejor) para cerrar los ojos y simplemente sentir. No cuestiones ni juzgues tus emociones, simplemente siéntelas con la mayor intensidad posible. 
• Cuando más te duela, crea algo: una carta, un dibujo, un pastel, una galleta, lo que sea que te ayude a enfocarte en ti y en el presente. 
• Respira. Dirás que lo haces todo el tiempo, pero te aseguro que no de manera consciente. Cierra tus ojos y respira lo más profundo que puedas; saca el aire por la nariz lo más lento posible. Hazlo varias veces y nota qué sucede en tu cuerpo. 
• Date permiso para llorar, conversar, gritar o lo que sea que te ayude a externar tus emociones, no las reprimas porque tarde o temprano saldrán y con mayor intensidad. 

Vemos a la muerte con horror, pero recordemos que también es parte de la vida. Si te gustaron estas ideas te animo a compartirlas en tus redes sociales o con algún ser humano que aprecies. ¡Hasta pronto!

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