Me encontraba dando cuerda a un viejo reloj de pared cuya antigua
maquinaria se dejaba ver al interior del mismo. En eso se acercó mi hija y me
pregunto cómo funcionaba nuestro negocio. Entusiasmado por su curiosidad
me decidí abrir la tapa del reloj para mostrarle cómo trabajaba la maquinaria
dentro del mismo.
Entonces le dije ¿qué vez aquí? Contestó: una maquinaria de un reloj.
Así es. Y volví a preguntarle: ¿cómo es?
Llena de rueditas con dientes –contestó–.
Exacto. ¿Qué pasa si freno de esta manera el engrane más pequeño? Y lo
obstruí con una pluma que se encontraba en mi bolsillo.
Pues la maquinaria se detendrá y por consecuencia no dará la hora exacta
–expresó– pero no entiendo.
Es muy sencillo, hija, mira: los negocios son como la maquinaria de un reloj,
cada persona dentro de una empresa es importante por que forma parte de un
conjunto o equipo que tiene un objetivo en común, aun el más sencillo y
pequeño de los puestos tiene una función destacada, porque si se frena alguno
de los integrantes es como si frenaras cualquier engrane del reloj aunque sea el
más pequeño, pues como viste ya no dará la hora. Con la producción de
nuestro negocio pasa lo mismo: si un integrante deja de hacer sus labores o
nos hace falta, el negocio no cumplirá sus metas.
¡Ah ya entiendo! Entonces todos deben trabajar al mismo ritmo para que todo
funcione óptimamente.
Exacto y de esta manera se logran las metas y el negocio se convierte en un
éxito.
“ESTA ES LA NATURALEZA DE MI SER”.
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