Yo, caminante de la vida, voy dejando huella al paso del tiempo, las marcas de la historia personal. En ese andar siembro semillas que dan frutos, pero ese fruto tengo que cuidarlo para que sean saludable y frondoso.
Doy cada día pasos, a veces firmes, otros de prisa como si quisiera ganarle al tiempo, algunos erróneos, pero siempre tengo la oportunidad de mejorarlos… si tropiezo en mi caminar, no dejaré de levantarme para continuar mi rumbo.
En ocasiones la caminata me sofoca, quisiera abandonarla, pero las ganas de dejar huella me hacen retomarlo, la responsabilidad de construir una historia para satisfacción personal y de los seres que amo.
En este camino he encontrado personas, situaciones. Algunas de estas me han acompañado en todo el trayecto, algunas otras se quedaron en algún paradero, hay quien tomó otro rumbo, algunos simplemente decidieron retornar por miedo a enfrentar la adversidad de lo inesperado.
Al paso de la distancia volteo hacia atrás para recordar de donde vengo, mirar ese trayecto recorrido lleno de sorpresas y adversidades que han sido superadas dándome la experiencia, la fortaleza que necesito para atravesar nuevos senderos.
Mi camino lo recorro solitario o de la mano de alguien, logrando que éste sea más ameno, para que nos apoyemos cuando nos sentimos cansados o simplemente la soledad no nos amedrente.
Así es el andar de este caminante que va por el sendero de la vida, pero ¿sabes? Te diré una cosa, no hay sendero, camino o historia que valga la pena si mis huellas no son firmes, bien marcadas por los pies que los recorrieron, pues siempre hay alguien que te viene siguiendo y podría perderse si éstos no dejan huella imborrable por el paso del tiempo.
Así este caminante continúa escribiendo historia a su paso por el camino de la vida hasta que la misma le ponga fin a su trayecto.
“ESTA ES LA NATURALEZA DE MI SER”.
Cómo acompañar a alguien
Todos tenemos buenas intenciones, pero considerando algunos puntos, la ayuda resulta efectiva.
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