En semanas pasadas he recibido comentarios de amigos, conocidos y familiares sobre la delincuencia: está más que desatada. Se habla de asaltos por maleantes que se transportan en bicicleta o en moto. Los robos van desde el celular hasta el total de las pertenencias.
Ante tal estado de indefensión y de falta de gobernabilidad, ¿qué están haciendo las autoridades de esta ciudad? Lamentablemente nada. Están totalmente rebasados. Con el pretexto del código de procedimientos penales actual y su demagogia –que si actúan conforme a derecho perderán votos y el poder político–, deciden no actuar y nos dejan a los ciudadanos en una total indefensión.
De ello son cómplices, en su mayoría, los mismos agentes de seguridad (claro que no se puede generalizar, pero tristemente es la mayoría). Esto se debe a varios factores que van desde sueldos raquíticos, nulas prestaciones, ningún respaldo de sus superiores, amenazas de la misma delincuencia, falta de valores, falta de educación familiar, falta de educación académica… y así podría seguir enumerando los motivos de la incapacidad de nuestra policía.
Y como ustedes han visto en noticieros o en internet, todos los días escuchamos de robos, asaltos o crímenes, a transeúntes o negocios. De aquellos que les puedo comentar y verificar son los casos de personas muy cercanas a mí: el asesinato de un gran amigo en un asalto; robo a casa habitación de otro amigo; robo de autopartes de un vecino de un familiar; robo de un celular por dos tipos en motocicleta; un conocido presenció el robo en una tienda de autoservicio por un grupo de alrededor de 15 sujetos entre hombres y mujeres no mayores de 25 años, aunque el personal de seguridad los enfrentó, fueron rebasados por el número de delincuentes; robo de un vehículo al tío de un amigo; asalto de un conocido que acudió a un cajero (de igual manera, los ladrones usaron una motocicleta).
Esta carta abierta a nuestras autoridades es para que implementen un programa permanente de revisión de todas las motocicletas o motonetas para verificar que estén debidamente registradas y emplacadas, y que el registro coincida con el conductor o por lo menos que ese conductor porte licencia de conducir.
En una investigación que realicé, el registro del parque vehicular de motocicletas o motonetas es inferior al que realmente circula por la ciudad. ¿Y qué hace la autoridad? Nuevamente nada. Parece que están en un letargo infinito y sin ninguna empatía hacía los ciudadanos.
Siguen con su discurso de siempre: estamos actuando, estamos tomando cartas en el asunto, ya se está implementando operativos para combatir a la delincuencia. Creo que puedo hablar por muchos ciudadanos al referirme que ya estamos hartos de su ineptitud e incapacidad para encontrar alguna solución.
Deben de iniciar este programa de registro de vehículos automotores de dos ruedas y los que no porten placas, remitirlos al corralón, verificar su alta e infraccionar al supuesto propietario de dicho vehículo. Además que el supuesto propietario tiene que demostrar la propiedad de éste.
Llevar un registro de venta tanto de la agencia que la vendió como si es cambio de propietario. Tal y como se hace con los vehículos de cuatro ruedas. ¿En serio es tan difícil replicar los procedimientos que se llevan a cabo para éstos? Y si nos vamos más lejos –hace ya muchos años atrás– me acuerdo que había hasta registro y placas para las bicicletas. Igualmente no están exentas de ser utilizadas para fines delictivos.
Realmente es frustrante ver que día a día, no se nota ni se muestra que las autoridades estén haciendo algo.
Ya por último, me referiré a la policía de proximidad de las alcaldías. Estos cuerpos policiacos están conformados por elementos, en su mayoría, de la policía bancaria e industrial. Disculpen por mi expresión, pero estos elementos todavía están mucho menos capacitados y adiestrados que los de la policía capitalina. Y la situación no depende de ellos mismos, sino de las convocatorias que piden pocos requisitos para ingresar.
Y reafirmo que si las autoridades están llevando a cabo algunas medidas, lamentablemente no se refleja en las calles y muchos ciudadanos no lo vemos. Se entiende que somos muchos habitantes en la Ciudad de México, pero eso no justifica la inoperancia o la incapacidad para poder resolver esta situación, done cada vez la ciudadanía, si puede, está tomando la justicia en sus manos. El nivel de hartazgo es considerable, no aguantamos más. YA BASTA.
Por favor compartan este escrito, hagan eco a esta situación. No nos quedemos pasmados. Hay que exigir nuestros derechos.
Les dejo muchos saludos esperando que estén bien. Nos vemos en mi siguiente colaboración. Gracias.
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