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La diplomacia mexicana en riesgo

14 de octubre, 2020

Durante la semana del 5 al 9 de octubre la señora Beatriz Gutiérrez Müller, Coordinadora del proyecto de Memoria Histórica y Cultural de México, visitó París y Roma. En su gira por Europa, Gutiérrez Müller se entrevistó con altos funcionarios de los gobiernos de Francia e Italia y sostuvo una entrevista personal con el papa Francisco durante su estancia en la ciudad de Roma. El propósito del viaje, manifestado por el presidente López Obrador en su cuenta de Twitter, fue “visitar en su representación a gobernantes y jefes de Estado de Europa para conseguir códices, piezas y objetos arqueológicos e históricos de México que serán exhibidos el próximo año con motivo del Bicentenario de nuestra Independencia”.

Durante su viaje, la señora Gutiérrez Müller acompañó al Director General del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Diego Prieto Hernández, en la inauguración de la exposición “Los Olmecas y las Culturas del Golfo de México” que tiene lugar en el Museo Quai Branly-Jacques Cirac, de la ciudad de París. Este evento se inauguró tardíamente como resultado de su posposición por la pandemia del Covid-19 y al cual había sido invitado el presidente López Obrador. Además de su participación en este evento, la señora Gutiérrez Müller también se entrevistó con la esposa del presidente de Francia y sostuvo una serie de reuniones con diversas asociaciones. Posteriormente viajó a Roma donde se entrevistó con el presidente de Italia, Sergio Matarella, a quien entregó una carta del presidente mexicano solicitando su intercesión para lograr que dos Códices el Fiorentino y el Cospi que relatan la vida cotidiana de los pueblos mexicas, así como los avances en astronomía y matemáticas que habían logrado. Finalmente, se entrevistó con el papa Francisco en ciudad del Vaticano, entregándole una carta en la cual se solicita el préstamo de los Códices Borgia, Vaticano B, y Vaticano 3738, así como los Mapas de Tenochtitlán en poder de la Santa Sede.

Nada de lo anterior tendría que ser considerado digno de comentario dado que la señora Gutiérrez Müller es en propio derecho, historiadora y, como mencioné previamente, coordinadora del proyecto de Memoria Histórica de México. ¿Por qué entonces ha llamado tanto la atención su viaje, entrevistas y solicitudes a funcionarios de esas naciones?

Por tres razones importantes.

Primero, la redacción de las cartas entregadas a los funcionarios incluía no solamente la petición de los documentos y piezas arqueológicas que se desea traer a México para la conmemoración del 200 aniversario de la consumación de nuestra independencia, sino también referencias a las acciones llevadas a cabo por los países considerados invasores (España), irrespetuosos de la cultura y religión de los pueblos originarios (Vaticano), o depredadores de la riqueza cultural (Francia e Italia). Consideraciones que repiten el reclamo del gobierno de la 4T y que no son necesariamente compartidos por la generalidad de los mexicanos. En sí, estos reclamos, reiterando los realizados en 2019 (Francia en la venta de piezas arqueológicas por Casa Millon) y 2020 (carta al Rey Felipe VI y al Papa) complican las relaciones entre gobiernos al ofender directamente a quienes hoy gobiernan esas naciones.

Segundo, al nombrarla como su emisario ante gobernantes extranjeros, el presidente López Obrador manda un mensaje de tener mayor confianza en su esposa para tareas diplomáticas que en el servicio de carrera de nuestra nación. Un mensaje que afecta la tradición diplomática mexicana y reitera un desdén por las instituciones oficiales que han representado a México ante otras naciones a lo largo de nuestra vida desde el final de la revolución mexicana. Lo cual puede disminuir la calidad de estas relaciones causando, como en el caso de la Casa Blanca bajo Trump, el establecimiento de dos líneas de comunicación con gobiernos extranjeros, un mal precedente para el futuro de las relaciones de nuestro país con otras naciones.

Finalmente, porque recuerda la situación existente durante el gobierno del entonces presidente de Argentina, Néstor Kirchner, quien durante su primera gestión dejó en manos de su esposa Cristina el manejo de las relaciones exteriores. Situación que hoy se repite en nuestro país ante el desprecio por las relaciones de su gobierno con otros gobiernos mostrado por el actual presidente de la república reflejado por su desinterés en viajar al extranjero, así como por la línea discursiva que ha demostrado tanto en su alocución a la ONU, como en los mensajes (incluyendo los actuales) que ha enviado por escrito a las autoridades de España, Francia y el Vaticano. De continuar con esta línea, el gobierno de la 4T terminará sin relaciones positivas con sus pares en países que son importantes para México por razones económico-comerciales y políticas, dejando toda la relación exterior determinada por la situación bilateral con Estados Unidos. Un gran riesgo para nuestro país.

Termino con un comentario al margen. ¿Realmente la 4T tiene tanta contrariedad con la realidad histórica de nuestra nación? Los mensajes del presidente López Obrador han sido consistentes en su reclamo ante lo que él considera ofensas históricas de España y otras naciones hacia el México precolombino y la iglesia católica de la época. Esta actitud parecería corroborarse ante la acción del gobierno de la CDMX de retirar la estatua de Cristóbal Colón de su sitio en el Paseo de la Reforma de nuestra ciudad capital. ¿En verdad es tal el odio hacia esta época histórica de nuestro presidente?

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