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La América Mexicana en tiempos de Trump

Jugar a la narrativa trumpista puede ser una muy mala idea. Solo el tiempo dirá si la presidenta Sheinbaum hizo bien en enfrentar al poderoso republicano en sus términos declarativos.

9 de enero, 2025

Israel Aparicio

En un round de sombra -que por el bien de México ojalá solo quede en eso- entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el presidente electo de EEUU, Donald Trump, se respondió con el mismo estilo de declaraciones estridentes a los dichos del republicano. Luego de que éste amenazara con nombrar a los cárteles y organizaciones criminales mexicanas como terroristas y sumado el pretender cambiar el nombre al Golfo de México, por el Golfo de América, la popular mandataria mexicana ironizó desde la denominada mañanera

En la pasada conferencia del 8 de enero, la presidenta Sheinbaum hizo gala de la historia y los mapamundis para mostrar un documento cartográfico previo a la instalación de las 13 colonias, que darían origen a los Estados Unidos. En ese mapa diseñado por primera vez con el continente americano, se describía al territorio que hoy es Norteamérica, como la América Mexicana para definir civilizaciones históricas que existían ancestralmente.

Dicha ilustración y su explicación tienen como propósito contestar los dichos de Trump que consideran invadir de forma velada el territorio nacional, con “la vieja y confiable” lucha contra el terrorismo encarnado en los poderosos carteles mexicanos. Si bien la narrativa de la prensa internacional intervencionista se ha ido moldeando a los estilos clásicos del “prestigiado” New York Times (NYT) desde los tiempos de la guerra contra Irak por las supuestas armas de destrucción masiva, ahora enfocan sus “avezadas plumas” contra los laboratorios de producción de fentanilo que según la alicaída corresponsalía mexicana, existen en cocinas comunes de la ciudad de Culiacán (Sinaloa).

El desmentido reportaje del NYT por las autoridades científicas del gobierno mexicano hubieran sido una perla académica para ejemplificar la deshonestidad e insuficiencia en el ejercicio periodístico, de no ser por el trasfondo político que siempre pretende justificar las intervenciones del imperio en países a los que acusa de ser un peligro para los “valores democráticos” del imperio. No es que el terrible problema humanitario del consumo del fentanilo en ciudadanos estadounidenses, no sea el principal reto mortal de salud pública en el país vecino. Es el oportunismo político de los republicanos quienes lejos de buscar solucionar el destino fatídico de los desdichados consumidores del mortal opioide, solo pretendan lucrar con mensajes espectaculares para sus bases electorales.

Aunque la violencia de los carteles mexicanos provoca zonas sin control del estado mexicano, es una exageración pretender vender la idea de que el gobierno está cooptado por grupos criminales. El análisis del terrible problema omite la responsabilidad de la alta oferta de consumo que tiene el país vecino, la inexistente persecución de redes de tráfico y distribución de las diferentes drogas en territorio estadounidense y por supuesto, la doble moral con la que la industria armamentista nutre del 75 por ciento del material bélico usado por los dos principales carteles, a los que ahora se menciona, se combatirán como grupos terroristas.

La idea del neoexpansionismo regresó de la mano de la ultraderecha republicana para buscar modificar las fronteras internacionales existentes. Una vez más los intereses bélicos del imperio en decadencia democrática buscará anexar territorios sin importar que sean de sus antiguos aliados. Puede ser que no lo logre, pero es seguro de que lo va a intentar en una esquizofrénica idea de hacer valer la ley del más fuerte, donde a Trump poco le importan los modos y los límites.

Jugar a la narrativa trumpista puede ser una muy mala idea. Solo el tiempo dirá si la presidenta Sheinbaum hizo bien en enfrentar al poderoso republicano en sus términos declarativos, o si era mejor dejar pasar sus exabruptos. También es lógico que algunas amenazas no se puedan pasar por alto, así la estrategia indique ser muy prudente y selectivo en el enfrentamiento contra una potencia enorme, de la cual el país es dependiente en muchos aspectos.

No faltarán las oligarquías mediáticas nacionales que pretendan minimizar el peligro de una intervención en contra de los grupos delincuenciales, e incluso quienes tramposamente pretendan minimizar la soberanía nacional, denostándola con los históricos pendientes de los gobiernos mexicanos con su sistema de salud, el educativo y de otros rubros. Como si el ideal de autosuficiencia energética y alimentaria inalcanzado, sea incompatible con la defensa de la autodeterminación de los pueblos, en especial con el mexicano que tantas guerras y procesos históricos le han condenado a ser una nación subyugada.

Ante la amenaza global de Trump, con sus volátiles acciones impredecibles, ha topado el gobierno de México, que entiende que en la realidad está condenado a entenderse con su vecino geopolítico, pero que antes de negociar los intereses comunes, deberá sortear la versión más agria y sin filtro del imperialismo norteamericano.