Sebastian Coe, cabeza de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés), dio a conocer que no se permitirá competir a las atletas transgénero en los siguientes juegos panamericanos ni en los olímpicos a partir del próximo 31 de marzo. Ello ha detonado una fuerte polémica entre los grupos que buscan la aceptación y la inclusión de personas no binarias dentro de todas las actividades que por tradición estaban destinadas a tal o cual género.
La decisión tiene en sí misma algunas cláusulas. La prohibición es para quienes hayan tenido una pubertad masculina o presenten arriba de 2.5 Nanomoles por litro de testosterona.
Difícilmente una mujer transgénero inició su proceso de transición antes de la pubertad, por lo que prácticamente están quedando todas fuera de esta subdivisión. La razón no obedece a ningún capricho. Yo lo he pensado siempre; sin embargo, me di a la tarea de leer y ver muchas opiniones sobre expertos en la materia. Entre las que más me gustaron, encontré una entrevista hecha a Macarena Ramirez, campeona Chilena de salto largo quien además es nutricionista del deporte y explicó de manera muy clara y a mi punto de vista lógico porque una persona que inició su entrenamiento deportivo como hombre en la pubertad presentará a lo largo de su vida mucha más capacidad muscular, lo que le da una ventaja sobre cualquier deportista mujer otorgándole mayor fuerza, velocidad y resistencia. En la pubertad los hombres tienen veinte veces más testosterona que las mujeres lo que repercute directamente en su destreza deportiva, en su memoria muscular y talla.
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Estamos en una época en la que parecemos entender al fin que la palabra libertad no es más que un conocimiento empírico en el que cada día exploramos nuevas posibilidades. Si nos hubiésemos quedado con las reglas y contextos que definían este término hace dos años la historia sería otra, no habría participación de la mujer ni en el deporte ni en prácticamente ningún aspecto de la vida fuera de casa, las personas afrodescendientes e indígenas seguiríamos siendo esclavas y quienes no profesaran la religión del Estado o se identificarán con alguno de los únicos dos géneros sexuales permitidos o reconocidos en esa época serían no solo discriminados, probablemente sometidos a juicios, torturas físicas y psicológicas y expulsados de una sociedad que se pensaba tan libre como la que más y que ahora nos parece arcaica, injusta y desigual.
Trasgredir los términos conocidos hasta hoy como “Normales” es un ejercicio de libertad al que todos tenemos derecho. Poder elegir la religión, ideología política, es tan válido como ser lo que nuestra orientación, preferencia e identidad sexual nos indique. Luchamos cada día por demostrar que los cánones que nos regían en el pasado no eran inclusivos y mucho menos justos para la gran mayoría de las personas que no se ajustaban en una o varias de las descripciones que la sociedad de ese tiempo permitía y validaba.
¿Pero qué pasa en el aspecto deportivo? Quizá estamos abriendo una Caja de Pandora que incomodará a la mayoría y en la que difícilmente nos pongamos de acuerdo. Me considero, sin temor a asegurarlo, una persona que no solo acepta y respeta las ideologías, preferencias y orientaciones de los demás, mucho más que eso, una genuina impulsora tanto de derechos como de obligaciones, pero en este caso como mujer no tanto heterosexual porque la preferencia sexual de cada quien no influye en lo más mínimo en el derecho que tiene para practicar y competir en cualquier tipo de aspecto tanto deportivo como profesional. Sin embargo, sí entiendo la ventaja que tienen quienes hicieron o están haciendo una transición de hombres a mujeres con respecto a una mujer biológica. Quiero tener mucho cuidado en la forma en la que me expreso para no ser malinterpretada incluso para yo misma estar segura de estar expresando lo que en realidad pienso.
Y no es solo un tema de talla y complexión. Una persona que no nació mujer desde un inicio no tiene la desventaja hormonal que solemos tener la gran cantidad de las mujeres y que tarde o temprano representa un tope en nuestro desempeño físico y que aunque podamos superar, estará siempre presente a lo largo de nuestra vida fértil que es prácticamente la misma como competidoras en el deporte. Además de la naturalidad con la que una mujer que pasó su pubertad como hombre tiene para desarrollar tono muscular, resistencia ósea que le darán siempre una ventaja de peso en casi cualquier tipo de competencia. Esto no quiere decir que por ende siempre una mujer transgénero vaya a ganar en todas las competiciones, pero sí que el resto de las competidoras están iniciando la contienda sin los mismo recursos físicos. En este caso puede aparecer una especie de discriminación a la inversa y una inclusión no entendida y justa lejos de unificarnos acabará por excluir a las mujeres de este espacio que tanto esfuerzo les costó conquistar.
Nada está escrito, porque si empezáramos a formar nuevos órdenes dentro del deporte tendríamos entonces que empezar por reconocer las capacidades físicas que cada raza otorga a sus atletas y reconocer que si bien un hombre por lo general será más fuerte que una mujer, hay ciertas condiciones raciales que todos sabemos ayudan a los nativos de cada zona geográfica a ser más rápidos, fuertes o resistentes gracias a sus características físicas. No quisiera nunca que pareciera que nos queramos esconder ahora tras de un privilegio feminista, pero es importante observar que la inclusión se puede convertir en un elemento de desigualdad y de injusticia. ¿Que podríamos hacer para que todos estemos contentos y conformes con las decisiones?
Será sin duda un camino largo que dará un precedente a probablemente tener que formar categorías y subcategorías con la finalidad de que las condiciones sean para todos las mismas, esto se tendrá que implementar a mi punto de vista a la brevedad también en temas como la inteligencia artificial, la robótica y la nueva categoría de hombres y mujeres con adecuaciones físicas como prótesis que puedan representar una diferencia significativa e en el desempeño deportivo incluso en el desempeño intelectual.
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El tema está en la mesa y el debate en este caso es mundial. Nos compete a todos y pienso es algo en lo que todos nos debemos involucrar opinando y dando puntos de vista basados en la experiencia, siempre con respeto y sin usar nuestros argumentos para atacar ni discriminar a nadie en su naturaleza e identidad, pero para encintar un punto en el que todos estemos de acuerdo porque esto no concierne sólo al mundo de la alta competencia, estará también en nuestras realidades, en el deporte amateur y en el deporte escolar, por eso no debemos sentirnos nadie excluidos ni indiferentes con el tema. En mi muy particular punto de vista, son las mismas atletas transgénero las que deberían de iniciar solicitando la creación de una categoría acorde a sus capacidades físicas y demostrar así que su intención jamás ha sido minimizar ni denostar el desempeño de las mujeres. Pero bueno, eso pienso yo.
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