Donald Trump y la insurrección en el Capitolio de los Estados Unidos 

Desde la Campaña de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos, reiterativamente su discurso ha sido de odio, discriminación, ataques a la población migrante, a las personas LGBTI, y violación de los derechos humanos.

El Consejo de Europa define el término de “discurso de odio” como las formas de expresión que propagan, incitan, promueven o justifican el odio racial, la xenofobia, el antisemitismo así como cualquier otro medio basado en la intolerancia.

Trump con un mensaje de odio incitó a su grupo de simpatizantes para que irrumpieran la tarde de ayer en el Capitolio de Estados Unidos con el propósito de revocar los resultados de las elecciones. Por ello vimos un asalto a la institución mencionada y el cierre del Palacio Legislativo.

En dicho conflicto, cuyas imágenes han dado la vuelta al mundo,  los manifestantes traspasaron los cercos seguridad del Capitolio y arrojaron irritantes químicos contra los oficiales de la policía. Durante los disturbios se registraron cuatro muertes: Ashli Babbit de San Diego (California), otra mujer y dos varones, de acuerdo al reporte de Jefe de la Policìa Metripolitana Robert Contee.

Como ya sabemos, Trump ha atacado y desestimado los resultados de las elecciones en las que salió triunfante como Presidente Electo el demócrata Joe Biden. Trump define o califica a sus “fieles seguidores” como “personas muy especiales”. “No cederemos nunca, nunca concederemos” dijo Trump. El uso repetitivo de la palabra “nunca” dentro del análisis del discurso va orientada a reforzar una conducta o acción que en este caso es negativa.

Trump, a dos semanas de su “salida” de la Presidencia de los Estados Unidos, deja una nación dividida, politizada con sentimientos de exclusión. En suma, un camino sinuoso para el Presidente Electo, Joe Biden.

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