Codere, CIE y el Hipódromo: su historia

El manejo de la industria hípica por parte de Codere y CIE ha dejado mucho que desear. A continuación se explica el caos que han generado desde que adquirieron los permisos para manejar el Hipódromo.

16 de diciembre, 2021

Enrique Rodríguez-Cano Ruiz

El 20 de diciembre de 1996, el gobierno de la República ―a través de la Secretaría de Gobernación― convocó a los posibles interesados en participar en una licitación “para operar y explotar carreras de caballos con cruce de apuestas en el Hipódromo de las Américas” en donde participaron varios empresarios. Entre ellos se encontraba el magnate minero Germán Larrea por medio de su amigo y colaborador Alfredo Casar, un consorcio italiano encabezado por don Víctor Resk. La empresa propietaria del hipódromo era Sam Houston Racetrack ―la cual, el que esto escribe, invitó a participar ― y fungí como su asesor principal.

Hubo otros participantes, entre ellos, el grupo que encabeza Alejandro Soberón Kuri, hoy Corporación Interamericana de Entretenimiento: CIE, la cual, de acuerdo con una determinación de una empresa que contrató la autoridad gubernamental para darle seguimiento a todo el proceso de la licitación (Castañeda y Asociados) estaba impedido de participar, pero en ese tiempo todo se arreglaba mágicamente. ¿Se habrá terminado con esa práctica en nuestro tiempo? ¡Esa es la lucha que sostiene el Ejecutivo Federal a decir del presidente López Obrador: el combate contra la impunidad y corrupción que tanto daño le ha hecho al país!

Después de reunir todos los requisitos y presentar una propuesta muy atractiva, se formó un consorcio entre la empresa propietaria del hipódromo de Houston y uno de los hijos de Claudio X. González ―en ese entonces asesor importante del presidente Ernesto Zedillo― y su vástago, que era propietario en ese entonces de la cadena de restaurantes Hard Rock. De esa manera se formó el consorcio ECE-Maxxam, el cual resultó el ganador de la licitación. En la liga se puede leer la convocatoria.

Por razones que ignoro ―teniendo el permiso en sus manos―, don Claudio ya no quiso seguir adelante y la Secretaría de Gobernación designó a CIE como ganador ―que no tenía ninguna experiencia en el manejo de estos negocios―, como lo exigía la convocatoria.

Así, pues, otorgado el permiso a CIE, ésta inventó operar un “Centro de Espectáculos” junto con un Centro de Convenciones y un Hotel, además que les otorgaron como giros complementarios un buen número de “Libros Foráneos” (más de 60) que ahora son auténticos Casinos.

Así, desde el poder ―el contubernio entre servidores públicos ambiciosos y empresarios muy sagaces― se fraguó un negocio multimillonario, como se han hecho, por décadas, muchos negocios en este país. De allí que uno de los objetivos del gobierno del Presidente López Obrador sea separar el poder económico del político.

Lo que sí se necesitó para llevar a cabo estos negocios fue mucho, mucho dinero, el cual Alejandro Soberón y sus socios no tenían. Buscó y encontró el apoyo de don Carlos Slim Helú ―que lo definía en ese tiempo como un tipo muy audaz― y logró el financiamiento para construir el Centro de Convenciones “Banamex”, caballerizas y la remodelación de las instalaciones de la planta hípica. Pero siempre el dinero faltaba, por lo que años después, CIE buscó un socio y encontró a otra empresa muy ávida de hacer negocios: la española CODERE. Al igual que otras empresas españolas, encontraron terreno fértil para “hacer negocios” en México.

Para puntualizar lo que fue el sexenio anterior, basta decir que 15 días antes de que terminara la gestión de Enrique Peña Nieto consiguieron una prórroga de su permiso ―solo por 15 años más―, sin haber cumplido con el objeto de su permiso original. De hecho, la crianza de caballos Pura Sangre está en franca extinción y si no fuera por la afición del minero, don Germán Larrea, las carreras de caballos Pura Sangre no existirían.

En un momento, las finanzas de CIE estaban muy deterioradas. Se equilibraron cuando con la influencia de Alejandro Soberón Kuri, logró que el Gobierno Federal, el de la Ciudad de México y el ingeniero Carlos Slim, constituyeran un fideicomiso para manejar la Fórmula Uno en terrenos del autódromo Hermanos Rodríguez. Así pudo salir a flote y tener utilidades espectaculares. (En la liga se puede conocer el tamaño del negocio).

Por su lado, CODERE fue encontrando socios; hizo alguna asociación con Jorge Hank Rohn para explotar “casinos” y llegado el tiempo adquirió otro porcentaje accionario de la empresa permisionaria del Hipódromo, Administradora Mexicana de Hipódromo y sus casinos. Con ello, hasta ahora, ostenta el 84% de la participación accionaria (en contra de lo que manda el permiso en la cláusula primera del mismo).

Así pues, a lo largo del tiempo CODERE y CIE siempre han adolecido de lo mismo: les ha faltado dinero. Ahora la junta de accionistas de Codere aprueba la liquidación de su antigua matriz con lo que habría que saber si conseguirán la aprobación de la Secretaría de Gobernación para seguir siendo socios. Cabe señalar que éstos han incumplido con el objeto principal de su permiso, es decir, el engrandecimiento de las carreras de caballos y su crianza, especialmente los de Pura Sangre.

Ahora, la última noticia es que el Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA), determinó que el operador de casinos CODERE deberá pagar al SAT 1,272 millones de pesos. En esta liga se puede leer la nota y por supuesto, la empresa se podrá amparar en contra de la resolución, arguyendo que ha “cooperado” ante la emergencia nacional contra el COVID “facilitando” para construir un hospital de expansión en el autódromo, así como uno temporal en las instalaciones del Centro de Convenciones Banamex cuya inversión la hicieron con la colaboración de 16 empresas trasnacionales. Hay quien dice que ese fue el “arreglo” a cambio de la falta del pago de impuestos que se han ido acumulando por muchos años y que acaba de determinar el Tribunal Administrativo (TFJA).

Lo importante es que el objeto del permiso para operar el inmueble que está considerado como un “bien del dominio público” en 52 hectáreas se ha incumplido y el negocio que armó el diputado Santiago Creel Miranda pues sigue impune. En la liga azul se puede leer como lo concibieron y ejecutaron.

Sin la menor duda, ante tanta evidencia, todo el gremio hípico en su conjunto deberá exigirle a la permisionaria que cumpla con todos los términos de su permiso (que se puede leer en la liga) y a la autoridad reguladora determinar lo conducente.

Por de pronto, a conveniencia de la permisionaria ya terminó la temporada 2021 y hasta principios de febrero, tal vez empiece otra. Mes y medio en que los propietarios tendrán que mantener a sus ejemplares.

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