El 3 de marzo de 2016 Andrés Manuel López Obrador criticó al gobierno de Enrique Peña Nieto con este tuit:
“Está tan mal la economía que muchas regiones del país solo viven del dinero que envían los migrantes a sus familiares. Benditas remesas”.
“¡Benditas remesas!”, no es la única vez que lo ha expresado, al contrario, las aplaude porque gracias a ellas la economía del país no ha colapsado, pero llega a ser tan cínico que en sus informes y mañaneras las cacarea como si fueran un éxito de su gobierno.
Desde que llegó a la Presidencia de la República, AMLO ha festejado, a costa de los migrantes, que nuestro país recibe miles millones de dólares de los migrantes y que cada año aumenta. Como dije, López Obrador califica el aumento de las remesas como si se tratara de un logro de su administración y se regocija de que “nuestros paisanos” estén enviando dinero desde los Estados Unidos de América. Omite, en cambio, mencionar que la mayoría de esos envíos los hacen mexicanos que tuvieron que emigrar de nuestro país para buscar mejores oportunidades laborales y, la mayoría de ellos, se encuentran sin documentos en Estados Unidos. Para llegar allá tuvieron que separarse de sus familias con gran pesar, sufrimiento, corriendo peligros para cruzar la frontera y viviendo con el temor de que en cualquier momento sean deportados. Por cierto, muchos de nuestros paisanos murieron en el intento, ya sea ahogados, por insolación, asesinados a tiros u olvidados, hasta su muerte, en los vehículos que los transportaban.
¿Cómo puede celebrar el presidente estas remesas? Ahora, López Obrador aplaude y se regocija del importe que representan las divisas que envían los migrantes mexicanos que en el año 2021 alcanzó la friolera de los 51 634 millones de dólares, algo así como 1 billón 32 680 millones de pesos a un tipo de cambio conservador de 20 pesos por dólar. Esta actitud no es nueva, pues cada año, en sus mañaneras o en sus “informes” aplaude ese dinero que envían nuestros compatriotas desde el vecino país. Por ejemplo el 8 de mayo de 2020, AMLO manifestó:
“Se dio a conocer el dato de las remesas recibidas en marzo y es un récord mensual en remesas, ya el año pasado se tenía un récord de 4 mil cuarenta y cinco millones de dólares esto nunca se había logrado y pensamos que sería difícil llegar a esta cantidad”.
¿Récord? ¿Nunca se había logrado? ¿Es un logro? El presidente no lo pensaba, pero sí lo deseaba y, seguro, hasta rezaba para llegar a esos montos y que cada mes aumentaran, tal como ha venido sucediendo en los últimos años.
En verdad, es patético, triste, desolador y devastador que este gobierno de la “4T” cifre sus esperanzas en las remesas de los mexicanos y no en provocar en México condiciones económicas y de trabajo adecuadas y suficientes para que no tengamos que abandonarlo yéndonos de manera irregular a una nación que no precisamente nos recibe con los brazos abiertos.
Como se lee, Andrés Manuel López Obrador siempre se alegra y congratula del envío de esas cantidades, cuando lejos de ser éxito de su gobierno denota su fracaso. El 8 de agosto de 2020, el presidente reiteró que las remesas son “benditas” cuando agradeció a los migrantes mexicanos por tales envíos a sus familiares, señalando que ese dinero les permite tener la capacidad de compra con lo que se evita una crisis de consumo, manifestando lo siguiente:
“Además, con las benditas remesas, que hasta junio alcanzaron tres mil 500 millones de dólares, han sido la principal fuentes de ingreso del país y que ayudan a 10 millones de familias”.
México es el tercer país en relación al monto de divisas recibidas, solo superado por la India que recibió unos 83 mil millones de dólares y China alrededor de 53 mil millones de dólares. Estos datos, lejos de llenarnos de orgullo, deberían avergonzarnos y entristecernos, en razón de que con ello se acredita la gravedad de la economía en nuestro país en el que se carece de trabajo y de la posibilidad de obtener ingresos para satisfacer las mínimas necesidades de aquellos que prefieren arriesgarse a un probable accidente o muerte en su trayecto, así como, ya estando allá, el ser detenidos y al final devueltos a nuestro territorio. El pasado 5 de enero, el presidente dijo en relación al importe de esas remesas: “Esto es lo que aportan nuestros paisanos, los héroes, las heroínas, esto significa con relación al 2020 un incremento de 27%, hablando en términos beisbolicos (sic): esto es lo que nos sacó del hoyo”.
Cuando AMLO dice “benditas remesas”, mucha gente maldice que sus familiares tuvieron que irse de “ilegales” a los Estados Unidos porque en nuestro país no hay las oportunidades mínimas necesarias para subsistir y esto los alejó de su tierra, de su patria. ¿López Obrador entenderá el cruel origen, el triste trasfondo de las remesas? O realmente no le importa y le convienen, por el beneficio que a su gobierno producen, sosteniendo la economía nacional, sus intereses e inclusive su ego al contar con recursos que llegan a México, de los que, además, buscará que se transfieran al través del Banco del Bienestar para tener control económico sobre dichas remesas y sobre las comisiones que se cobran. Seguramente, en un futuro muy próximo será este banco, Banco del Bienestar, es decir AMLO, el que controle esa inmensa cantidad de divisas que envían nuestros migrantes mexicanos.
En serio, ¿”benditas remesas”? Pues ¡malditas las causas!
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