La semana inicia en nuestro país con la celebración del Día de las Madres, fiesta que representa para la mayoría de la población una fecha familiar cuasi sagrada. Ese día, las preocupaciones de los habitantes de nuestro país se reducirán a la búsqueda de celebrar la fiesta dentro de los parámetros establecidos por las autoridades sanitarias para reuniones superiores a seis personas. La mayoría de los mexicanos no respetaremos las reglas en este contexto sanitario. La costumbre de celebrar la fiesta, la inmediatez de la fecha y la negación de las consecuencias de nuestro comportamiento guían las acciones de la mayoría de nosotros los mexicanos.
Costumbre, inmediatez e irresponsabilidad, los factores que determinan las acciones de muchos mexicanos, son igualmente los patrones que dictan las acciones del gobierno de la 4T. Todos ellos influyeron en la actitud mostrada por el presidente López Obrador en su reunión virtual con la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris.
Acostumbrado a confundir la política exterior con la interior, el gobierno de la 4T aprovechó la reunión para discutir los programas favoritos del presidente López Obrador (Sembrando Vida, etc.), como la solución a las pulsaciones migratorias que se han incrementado tanto en México como en los países del Triángulo Norte de Centroamérica. Continuar impulsando esa solución ante los comentarios hechos durante su intervención por la vicepresidenta Harris, dejó en claro que un programa conjunto México-Estados Unidos similar a lo concebido años atrás en el Plan Puebla Panamá, está fuera de la visión del gobierno mexicano. Acostumbrado también a usar erróneamente la Doctrina Estrada, López Obrador perdió una gran oportunidad de transformarse en el portavoz de la región en defensa de los valores democráticos impulsados por la administración Biden, al no mencionar en la conversación ni las acciones del presidente Bukele, que han minado la separación de poderes en El Salvador, ni las del presidente Duque de Colombia al reprimir violentamente las manifestaciones ciudadanas en su país. Perdimos así una gran oportunidad de convencer al gobierno americano de nuestra seriedad y convicción en apoyar los valores de la democracia en el continente, valores que han sido enfatizados por Biden en todas sus intervenciones de política exterior.
Ante el inmediato panorama que ha nublado las posibilidades electorales de su partido, MORENA, López Obrador decidió utilizar la inminencia de la reunión para hacer pública la nota diplomática, quejándose de interferencia del gobierno americano en las elecciones domésticas por el supuesto apoyo recibido por una organización de la sociedad civil (OSC) mexicana que critica a su gobierno. Tanto la queja diplomática y su contenido, pero sobre todo la forma y fecha del anuncio de la misma por el presidente mexicano, trastocan los hechos y acciones de la OSC en un burdo intento de enviar un mensaje de apoyo a MORENA; insultan innecesariamente al gobierno encabezado por Biden, dificultando con ello la conversación entre miembros del equipo diplomático de Biden y la Cancillería mexicana, y crean condiciones de desconfianza en futuras conversaciones entre los mandatarios de ambas naciones. Todo porque, para López Obrador, es más importante apoyar los resultados inmediatos de un proceso electoral que no está progresando como había proyectado, que los resultados de largo plazo en la consolidación de un programa económico que permita a México retomar el camino del crecimiento económico que perdimos en estos últimos doce meses.
Si sumamos a lo anterior la irresponsabilidad con la cual se han evaluado las consecuencias de decisiones en el sector energético que contravienen lo acordado bajo el T-MEC, entendemos por qué deberíamos estar preocupados del rumbo que toma la política exterior mexicana bajo la 4T. Hasta el día de hoy hemos insultado al gobierno de Biden mediante la mencionada nota diplomática, irritado a empresarios y congresistas al desdeñar las obligaciones legales establecidas en el T-MEC y respaldado a líderes señalados como peligrosos al futuro de Estados Unidos, como Putin con el reciente viaje de nuestro Canciller a esa nación, viaje que dadas las expresiones de Ebrard, no puede sino ser tomado como de respaldo al líder ruso y su gobierno y, por ende, de rechazo a la posición señalada por el presidente Biden.
El resultado de seguir actuando bajo los tres factores que determinan las acciones del mexicano (costumbre, inmediatez e irresponsabilidad) es predecible. México será obligado a aplicar una política de cooperación migratoria bajo la cual seremos el policía fronterizo de los Estados Unidos, seremos irrelevantes en la determinación de un programa de desarrollo económico para Centroamérica y estaremos supeditados a la voluntad de los mexicanos residentes en Estados Unidos para lograr equilibrar nuestra balanza de pagos a base de remesas que ayuden a mitigar la pobreza de millones de mexicanos y no de nuevas inversiones productivas que eliminarían esa pobreza a base de la creación de empleos dignos e innovadores.
¿Hasta cuándo aprenderemos?
Pensar la vida
Construir nuestra vida a partir del planteamiento de un propósito nos permite insertarnos en el mundo a partir de...
noviembre 22, 2024México regresa al complejo escenario mundial
El regreso de México al escenario internacional se da en medio de una realidad global que se ha modificado...
noviembre 21, 2024Presupuesto educativo. Obras y no buenas razones
Si quieres conocer el valor del dinero, trata de pedirlo prestado – Benjamín Franklin
noviembre 21, 2024IMPULSA CLAUDIA SHEINBAUM UN GOBIERNO CON ENFOQUE HUMANISTA: SERGIO SALOMÓN
En México, la desigualdad y división que existían en el pasado van quedando atrás con una autoridad con enfoque...
noviembre 20, 2024