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Sustentabilidad solidaria: reto, desafío o supervivencia

La globalización en sí no es problemática, pues representa un proceso de avance sin precedentes en la historia de la humanidad.

2 de enero, 2016

María del Pilar Cordero César

La globalización en sí no es problemática, pues representa un proceso de avance sin precedentes en la historia de la humanidad. Lo que es problemático, dice Gadotti (2002) “es la globalización competitiva, en la cual los intereses del mercado se sobreponen a los intereses humanos, los intereses de los pueblos se subordinan a los intereses corporativos de las grandes empresas trasnacionales. Así podemos distinguir una globalización competitiva, de una posible globalización cooperativa y solidaria. La primera se subordina a las leyes del mercado, la segunda a los valores éticos y a la espiritualidad humana”.

Enfrentar un mundo desigual e insustentable requiere transitar hacia otro lugar, para poder iniciar un proceso de transformación que haga posible la construcción de otro mundo posible (Elizalde H., 2006) y hacia lo inédito posible, como decía Freire. De allí la nueva propuesta de una nueva ética para la vida y la práctica de la solidaridad en una era de globalización y de exclusión., una propuesta política y una propuesta pedagógica (Elizalde H. 2006).

“Necesitamos una nueva comprensión del mundo para enfrentar los desafíos de la humanidad, que promueva una nueva alianza naturaleza-cultura, fundando una nueva economía, reorientando los potenciales de la ciencia y la tecnología, y construyendo una nueva cultura política fundada en una ética de la sustentabilidad –en valores, creencias, sentimientos y saberes- que renuevan los sentidos existenciales, los mundos de la vida y las formas de habitar el planeta tierra” (Trellez E. 2006).

Un modelo ético fundado en el conocimiento de nuestros estrechos vínculos con la biosfera, que lejos de abrumarnos con una pesada carga moral, nos procure un sentimiento de perplejidad, maravilla e inocente alegría (Trellez E. 2000).

La ética que acompaña al desarrollo sostenible está basada en creencias e intereses compartidos más que en acuerdos fundados en el conocimiento, la evidencia y los valores de la vida. Cuando la razón se ve despojada de una ética, el conocimiento separado del sentimiento se vuelve contra la vida misma y el sentido de la existencia (Leff, 2000).

El término sustentable implica un equilibrio del ser humano consigo mismo y, en consecuencia con el planeta (y más aún con el universo). La sustentabilidad que defendemos se refiere al propio sentido de lo que somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos, como seres con sentido y dadores del sentido de todo lo que nos rodea (Gadotti, 2002) y a partir del mismo autor, los postulados para la “sustentabilidad solidaria” se pueden reconocer a partir de: Una nueva concepción de la realidad (el hombre en unidad con el mundo, unidad/diversidad, en paz con la creación); Una nueva concepción de uno mismo (como homo sapiens, pero también demens, faver y ludens, empiricus e imaginarius, prosaicus y poeticus , religioso, con fe y con amor.); Una nueva concepción de los bienes (consumismo, o distribución equitativa, bienes comunes, la naturaleza); Una nueva concepción de valores: Compromiso, participación y acción transformadora

Ejemplo de acciones transformadoras basadas en la ética ambiental, solidaria y sustentable hay muchas frente al mundo que sigue la lógica del mercado, el desarrollo de valores surge paralelo y con gran fuerza desde los principios de habitar un mismo planeta. Algunas propuestas con el enfoque de sustentabilidad solidaria que están transformando la realidad Mexicana son:

1.- Estudiantes mexicanos de arquitectura de la Universidad del Valle de México desarrollan una bicicleta de bambú con todos los avances electrónicos con el enfoque centrado en la sustentabilidad ecológica.

2.- Adiós a las lavadoras: "Adiestran" bacterias para lavar la ropa. Una estudiante mexicana de la UNAM, Jessica Valeria Cruz Aguirre, inventó una manera de lavar la ropa y quitarle el olor desagradable sin agua ni detergentes, sino con bacterias.

3.- Agua en polvo para combatir las sequías:10 gramos de este polímero puede absorber hasta un litro de agua. Sergio Jesus Rico Velasco, un ingeniero mexicano del Instituto Politécnico Nacional, ha encontrado una manera de retener el agua de lluvia convirtiéndola en sólido. El agua sólida es biodegradable, no es tóxica y conserva el agua hasta 8 años ayudando a las cosechas a crecer en climas extremos. Se podría reducir el uso de agua en un 90% en la agricultura.

4.- Refrigerador ecológico de barro en zonas sin luz eléctrica: El enfriador conocido como Ecoplanet es un refrigerador hecho principalmente de barro, es redondo, lo que lo vuelve práctico y económico, ya que asemeja un garrafón de agua tradicional, explicó Óscar Chávez Macías, co-fundador de la compañía. El enfriador ecológico mantiene una temperatura baja de hasta ocho grados centígrados, de acuerdo con las pruebas de campo realizadas en el norte de San Luis Potosí.

5.- Luciérnaga, el foco ecológico creado en México. El ingeniero Moisés Venegas creó una luminaria accesible que utiliza energías renovables para su funcionamiento, además de estar diseñada con botellas de plástico.

6.- Tejas solares de vidrio que producen energía sustentable. Su funcionamiento es simple y fácil de comprender. La base de las tejas es de nylon (nailon), que absorbe el calor que atraviesa la teja transparente y calienta el aire que circula por debajo. Es importante que caliente aire y no agua porque de esta forma es aún más sustentable. El aire se canaliza a un acumulador de calor y se utiliza tanto para calefaccionar ambientes como para calentar agua.

7.- Para reducir el impacto negativo al medio ambiente, los alumnos del Instituto Tecnológico de Pachuca (ITP) convirtieron las botellas usadas de PET en hilo ecológico a modo de cartucho reciclable para impresoras 3D, que es 60% más económico que el material utilizado tradicionalmente para dar forma a los objetos.

8.- En el mundo: Movimientos ciudadanos: “Maker” o “Fixer” Frente al "usar y tirar" o a los productos que se quedan obsoletos enseguida, cada vez más personas optan por el "hazlo tú mismo" o el "repáralo”. Otro es “El consumo colaborativo, también llamado “economía compartida”, reinventa las formas tradicionales de compartir, colaborar, intercambiar, prestar, alquilar y regalar que ya existían y las redefine, amplia y orienta, gracias a las nuevas tecnologías, redes sociales e Internet. Ejemplos son: como uso compartido de productos, el carsharing, las lavadoras compartidas o el bicing., otro son los mercados de redistribución, como sistema de donaciones, las tiendas y talleres de segunda mano, los mercados de trueque o Ebay; el tercer ejemplo es el estilo de vida colaborativo, como los bancos del tiempo, las monedas alternativas o los grupos y cooperativas de consumo y los bancos solidarios. También están los bienes verdes, como el nuevo concepto de supermercado en Alemania con “cero residuos” y usar contenedores reutilizables como los Unverpackt.

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Referencias

Elizalde H. (2006) Educar para la sustentabilidad y la Solidaridad ¿la tarea de los educadores del siglo XXI?, V Congreso Iberoamericano de educación ambiental. Brasil.

Gadotti M.(2002) Pedagogía de la Tierra. México, Siglo veintiuno.

Leff E. (2000) Ética por la vida. En Leff E. (Coord.) Ética, Vida, Sustentabilidad, pp 259-288). Pensamiento Ambiental Latinoamericano. PNUMA, CEPAL

Tréllez E. (2002) La Ética Ambiental y la educación ambiental: dos construcciones convergentes. En Leff E. (Coord.) Ética, Vida, Sustentabilidad, (pp 217-222). Pensamiento Ambiental Latinoamericano. PNUMA, CEPAL

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