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¿Es importante la educación ambiental?

“La crisis ambiental es la crisis de nuestro tiempo. No es una catástrofe ecológica, sino el efecto del pensamiento con el que hemos construido y...

1 de julio, 2016

María del Pilar Cordero César

“La crisis ambiental es la crisis de nuestro tiempo. No es una catástrofe ecológica, sino el efecto del pensamiento con el que hemos construido y destruido nuestro mundo”. E. Lefft

Las diversas formas en las que se relaciona la sociedad y el ambiente han sido objeto de una creciente atención, sobre todo cuando a partir de 1960 los impactos que la actividad humana generaba sobre la naturaleza fueron cada vez más evidentes. Este proceso de concientización se intensificó con la aparición de los estudios que señalaban el llamado “Efecto invernadero” resultante de la contaminación atmosférica global. Pero ese conocimiento no ha tenido un paralelo con la adopción de medidas para solucionar estos problemas que han quedado rezagados y parece no encontrar un camino de concreción efectivo, por lo que en la práctica los problemas ambientales no solo no disminuyen, sino que aumentan (Reborrati C., citado por Gurevich R., 2011).

Superar las crisis (como el estado actual caótico del planeta, que como ejemplo menciona Moran el aumento de las incertidumbres en todos los terrenos, ruptura de regulaciones, desarrollo incontrolado de crecimiento industrial y tecnociencias, peligros contra la humanidad, guerras, migraciones, desastres nucleares, amenazas contra la biosfera) exige nuevas tecnologías para nuevas formas de producción, pero también y de manera ineludible, un pensamiento social alternativo que responda críticamente a los embates de la modernidad en los que la crisis ambiental se circunscribe.

La educación es una de las herramientas para producir los cambios necesarios para la construcción de modelos de desarrollo alternativos y se apuesta por la formación de sujetos críticos, capaces de comprender y entender la complejidad del ser y de su realidad, toda ésta, entendida como su medio ambiente social, biológico, político, histórico, cultural, ecológico y económico, pero sobre todo comprometido a la solución de problemas socioambientales con una actitud solidaria y colaborativa.

La modificación de las actitudes y comportamiento, objetivos esenciales de la educación ambiental, pasa por una referencia a los valores, es una verdadera educación de la responsabilidad para las responsabilidades (Giordan y Souchon 1999). Esto presupone un contenido eminentemente práctico, transversal e interdisciplinario, que implica la adquisición de habilidades de pensamiento crítico, de toma de decisiones, de resolución de problemas, flexible y abierto, uso de la imaginación, compromiso solidario y el bien común como guía de acción; el problema es que nos han educado -y más grave, nos siguen educando- para aprender teorías, para aprender nuevas tecnologías, para saber usarlas y para ser eficientes en su aplicación, evaluaciones que implica la dimensión de saberes factuales donde el número representa al sujeto y es calificado por éste, pero poco o nada nos han educado, dice Ana Rosa Castellanos para hacer de nuestro espacio de vida lugares más habitables, para aprender a tener una mejor calidad de vida.

La educación ha caminado más por la vía del éxito, entendido como el logro de grandes ingresos o posiciones de poder que por la vía del servicio, de la colaboración, del respeto a la vida social y natural; nos protegemos, pero no protegemos el futuro de los que vienen después, no cuidamos el patrimonio humano (Castellanos, 2015).

Intentar poner freno a este proceso de rápido deterioro, significa des-educarse de todos los aprendizajes que nos han conducido a esta indiferencia autodestructiva como especie, des educarnos de la manera de acercarnos a la realidad y de usar el conocimiento para entenderla mejor, para aprovechar nuestro entorno sin agotarlo (Castellanos, 2015).

La educación ambiental ha sido tomada como la hermana incomoda de la educación, a la que hay que atender, meter en el currículo, hacer caso de los organismos internacionales frente a la integración de ésta en la educación para su desarrollo y formación en las escuelas, pero no se termina de entender la dimensión de lo que significa. La educación ambiental no es un contenido más del currículo, no es un área de talleres para completar las horas dentro de la escuela, no es realizar proyectos semestrales que al terminar el ciclo sirvieron para obtener una calificación, pero no cambió la actitud frente a la problemática que significó atender.

La educación ambiental es necesaria como formadora de personas frente a su entorno socioambiental. Los educadores tienen la responsabilidad de cuidar el único planeta que tenemos, frágil frente a la ambición de los modelos liberales en la que solo unos cuantos son dueños de los centros de producción y controladores de los recursos, inmersos en la lógica del consumo. La educación debe promover la acción y participación crítica frente a la problemática ambiental, social, espiritual, política y económica que estamos arrastrando.

La importancia de la educación ambiental viene dada por una sencilla pregunta ¿cuál es el destino de la vida humana?

La educación ambiental es la educación que por objetivos, método y propuesta hace al sujeto critico frente a su realidad. Ante el poco desarrollo de ésta en México, cave la pregunta: ¿es peligrosa la educación ambiental que vuelve críticos a los ciudadanos?

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Referencias

Castellanos A. R. (2015) Antología Intervención Educativa Ambiental con sentido de transversalidad: un insumo ineludible (Cap. 3, pp 104 a 108) SEMARNAT

Giordan y Souchon (1999) La Educación Ambiental, Guía práctica. Sevilla, España, serie fundamentos No. 5, colección investigación y enseñanza.

Gurevich R., (2011) Ambiente y Educación. Argentina, Paidos

Recomendación: video del discurso del presidente Mujica en el Foro de Rio 20. Subido por Héctor Aguilar: www.youtube.com/watch?v=tcADPhlribY

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