Mastodontes

Estos grandulones son plataformas de tecnologías exponenciales como Google, Apple, Facebook (también: Meta), Amazon y Microsoft; y los gigantes chinos Baidu, Alibaba, Tencent, y Xiaomi. Los mastodontes son preponderantes en el umbral del capitalismo cognitivo de hoy...

1 de noviembre, 2023

Fernando Jeannot

Estos grandulones son plataformas de tecnologías exponenciales como Google, Apple, Facebook (también: Meta), Amazon y Microsoft; y los gigantes chinos Baidu, Alibaba, Tencent, y Xiaomi.

Los mastodontes son preponderantes en el umbral del capitalismo cognitivo de hoy en día mediante la innovación sistémica (ID), la información dinámica (stock y flujo), la capacidad colectiva de conocer (experiencia empresarial y aprendizaje asalariado) y, en la mejor práctica nacional, un régimen institucional propicio al desarrollo de las ganancias de productividad en una economía del conocimiento basada en los rendimientos crecientes y la creación de necesidades.

La economía del conocimiento de los mastodontes tiene como eje a la importancia creciente del saber económico en dos dimensiones: (1) en la producción, en tanto que el volumen de conocimientos producidos ha aumentado en relación a otros bienes y servicios; por ejemplo porque proporcionalmente hay más computadoras, programas, servicios de entrenamiento e ID con respecto a la producción de materias primas y (2) en los factores de la producción, en tanto que el volumen de conocimientos incorporados en el procesamiento de los mismos (bien sea como servicios productivos o como consumo intermedio) ha crecido más rápido que el procesamiento de otros factores como el capital físico y la mano de obra sin calificación.

El hecho reciente de que los bienes y servicios representan mucho conocimiento insumido hace que el valor de un automóvil dependa más de la tecnología con que fue producido que del valor del acero que contiene (Guellec). La economía del conocimiento de los grandulones se ha definido en paralelo al desarrollo de la acumulación intensiva, los mercados virtuales de intercambios impersonales y el modelo tecnológico del conocimiento económico basado en las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. Su motricidad la otorga la inteligencia operativa como principal insumo (Volle), pero ya no la energía; por lo que el proceso del valor económico no se basa en la fuerza de trabajo, sino en la estructura artefactual territorio de la productividad factorial.

La economía del conocimiento dominada por los mastodontes comprende a la de la información; no se olvide; porque el conocimiento es irreductible a la información en bruto. De la mano con la progresión artefactual, los elementos de la nueva función del valor económico son la inteligencia operativa, las emociones, los sentimientos y la creatividad del capitalismo cognitivo propio de los mastodontes, el cual organiza en todos los niveles de actividades económicas al intercambio de sentimientos en ambientes de negocios forjados por la cultura del conocimiento; pero con los soportes materiales conjuntados en la estructura artefactual.

El modo de producción, distribución y consumo del capitalismo del conocimiento dominado por los mastodontes, se asienta en el proceso de trabajo centralizado en la cooperación de los agentes cuyos modelos mentales no pueden excluir la ayuda interpersonal portando mentís al espontaneismo neoclásico en tanto que orden económico espontáneo e inconsciente engendrado por los individuos que componen cualquier grupo social, donde hay una manera abstracta de gestión de la información, la cual, a su vez, produce óptimamente al orden espontáneo. Empeñado en sus creencias anti gubernamentales, Hayek se esforzó en demostrar que la participación pública en el espontaneismo crea desorden y no es justificable. Si esta hipótesis se verificara en la realidad, los mastodontes serían capaces de regular la Incertidumbre XXI, particularmente en Ucrania y en Gaza e, igualmente, habrían evitado la crisis mundial del 2008 causada por los banqueros que ocultaron la cartera mala generando el paro del mercado interbancario precipitante de la crisis mundial.

La economía de los GAFAM occidentales u orientales podría reducir drásticamente los costos de las transacciones; o sea: los costos de funcionamiento de los mercados, pero como la competencia oligopólica de los mismos existe junto a otras formas de competencia, los costos de las transacciones seguirán siendo positivos y principalmente causados por la iniciativa privada; no la pública; tal como demostraron empíricamente Douglass North y otros, e invalidando a la teoría efectista del costo marginal cero de Rifkin; primero en la mico y luego en la macroeconomía de un capitalismo resiliente mal que les pese a todos los agoreros de su colapso.

Los mastodontes dominan el ciberespacio en tanto que ámbito virtual desarrollado por la informática con el soporte material de las computadoras; particularmente las de tecnología avanzada; ocupando los módulos estratégicos esenciales como los sistemas de explotación, los servicios de nube (cloud), las soluciones de inteligencia artificial y otros. Cada fase progresiva del ciberespacio crea oportunidades de ocupación y necesidades, constituyendo así una palanca real para el desarrollo de la economía del conocimiento en el sistema capitalista.

Los grandulones son pocos oferentes frente a muchos demandantes; por lo que asumen costos fijos cuantiosos para ofrecer servicios que ponen en acto más de una rama de actividad. Pueden hacer esto porque brindan un producto de mejor precio y calidad; es decir, porque desarrollaron la ventaja competitiva de manera tal que pueden participar de pleno derecho en la competencia intensiva (full competition).

Cada mastodonte cuenta con una infraestructura propia capaz de adaptarse rápidamente a los cambios de la demanda; muchas veces insumiendo recursos naturales raros, así como escudándose en marcas y patentes de la misma empresa o adquiridas a terceros.

Dada la revolución tecnológica y organizativa permanente, uno o más mastodontes pueden acercarse al nivel de las tecnologías envejecidas, por lo que estarán obligados a reconvertirse velozmente papa poder mantenerse en el terreno caliente de la competencia intensiva. Con hechos como este, algunos comentaristas pretenden que está cambiando el significado del tiempo porque este último es relativo al movimiento de la reconversión señalada.

Desde el punto de vista de los jugadores que están en las entrañas de los mastodontes, es oportuno motivarse con la creencia de que la edad de oro está por venir, haciendo caso a las letanías de Bill Gates, Elon Musk o Mark Zuckerberg que les cuentan un nuevo mundo feliz apto para que los trabajadores calificados o muy calificados, ejerzan su mayor esfuerzo laboral.

Mundo feliz que deriva de las utopías tecnológicas, pero no de la Incertidumbre XXI donde los paraísos dichosos son reemplazados por las guerras de distintas intensidades, los populismos destructores de economías nacionales y el florecimiento de la economía criminal. No obstante que la utopía tecnológica realmente existente utiliza la gratuidad del servicio para rentabilizar a los costos de las transacciones en los mastodontes que logran economías de escala en la producción.

Mundo feliz, puesto en duda por la pronunciada caída de las ventas de computadoras pequeñas, tabletas y smartphones causada por el equipamiento sobre dimensionado durante el confinamiento de la crisis sanitaria; y la degradación de las incitaciones a consumir en la actualidad amenazada por la estanflación. De todas maneras y en general; las posibilidades de crecimiento económico en la economía del conocimiento se localizan en los mega bancos de datos, los servidores, la velocidad disponible al teclear, y los sistemas de aprendizaje profundo; o sea: la inteligencia artificial. Estamos entrando a tientas en la sociedad de mercado de la economía numérica dominada por los mastodontes.

Las estructuras artefactuales se transformarán mediante nuevos modos de producción adaptados a las flamantes fuerzas productivas; pero habrá tarjeta roja para quien no lo haga.