LA MUJER EMPRENDEDORA Y SUS RETOS

Cuando una mujer se convierte en empresaria, puede proporcionar un medio de vida a por lo menos otras 10 mujeres e inspirar a otras a crear empresas, lo que multiplica la generación de empleos.

27 de marzo, 2023 LA MUJER EMPRENDEDORA Y SUS RETOS

No todo ha sido malo a consecuencia de la pandemia del Covid-19. El confinamiento, el trabajo en casa, la cancelación de algunos puestos de trabajo y el cierre de empresas despertó en muchos la necesidad de innovar y crear formas honestas de hacerse de recursos para la subsistencia. Ello dio lugar a la creación de nuevos negocios ajustados a las necesidades tanto del emprendedor como de los consumidores de productos y servicios o dar un giro a un negocio existente.

Un ejemplo de ello es la empresa familiar BuzzBallz/Southern Champion LLC presidida por  Merrilee Kick, que produce cócteles preparados, y que durante la pandemia tuvo problemas de suministro de materia prima, como fresas procedentes de Europa. Kick no perdió tiempo en adaptarse y empezó a producir desinfectante para manos que luego donó, pero luego siguió creando nuevos productos que “reinventan la hora feliz”. Otro es el caso de Carrie SiuButt, directora general de SimpleHealth, que ofrece acceso en línea a consultas y medicamentos sobre salud reproductiva. Cuando la pandemia obligó a pacientes y médicos a estar físicamente separados, SiuButt reconoció la importancia de la telesalud. “La pandemia nos golpeó, pero la telesalud es el lugar donde hay que estar”, dijo.

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Este tipo de liderazgo con visión de futuro y rápida toma de decisiones hace posible que las empresas propiedad de mujeres prosperen en medio de los desafíos, expresa Camille Burns, directora general de la Organización de Mujeres Presidentas (WPO). “Es el don de la mentalidad empresarial, estar dispuesto a experimentar y adaptarse. Conozco a muchas empresarias que empezaron y terminaron en 2021 en lugares muy diferentes. Muchos miembros han crecido y les ha ido muy bien durante la pandemia. Están llegando a nuevos mercados y expandiendo sus negocios a pesar de todos estos desafíos”, afirma.

Así, el autoempleo se convirtió en la única oportunidad, especialmente para las mujeres, de ganar un ingreso. Con ingenio y capacidad de trabajo, y algunas como único sostén de sus familias, han sorteado las múltiples dificultades que se les presentan. Aun cuando la creación y desarrollo de un emprendimiento no siempre es fácil, muchas mujeres, caracterizadas por un espíritu activo y positivo, decidieron correr el riesgo de desafiar al mercado y al sistema asumiendo los inconvenientes y fracasos como aprendizajes. 

Son este tipo de mujeres las que, con valentía, han sabido enfrentar no sólo la crisis terrible que vivimos los últimos meses, sino el ambiente empresarial dominado por los hombres desde hace varios años, lo que las pone ante diferentes retos, generalmente distintos a los que experimentan sus homólogos masculinos.

En afán de tener mayor claridad sobre las dificultades que enfrentan las mujeres en comparación con los hombres al iniciar un emprendimiento, Business News Daily -sitio de internet dedicado a información específica para startups- realizó una encuesta entre directoras generales de empresas para determinar cuáles son esos retos que enfrentan las mujeres emprendedoras y algunas sugerencias para hacerles frente. Estos son los resultados:

El primer reto es el desafío a las expectativas sociales. Por lo regular, cuando una mujer tiene que hablar de negocios, especialmente con ejecutivos masculinos, tiende a adoptar una actitud estereotípicamente “masculina” que la haga ver como competitiva, agresiva y si se puede, hasta “dura” en el trato. Las ejecutivas encuestadas coinciden en que no hay nada como ser fieles a la personalidad de cada mujer para superar esas expectativas preconcebidas.

Un segundo reto es el acceso al financiamiento, lo cual sigue siendo algo difícil para empresas cuya propiedad es de alguna mujer. En algunos países los bancos y otras instituciones financieras no consideran a las mujeres empresarias de clase media como solicitantes adecuadas para la creación de sus proyectos y, por tanto, no están seguros de quién devolverá el préstamo.

Bonnie Crater, presidenta y consejera delegada de Full Circle Insights, portal especializado en soluciones en mercadotecnia, hace notar que los capitalistas de riesgo tienden a invertir en startups dirigidas por personas de su propia “tribu”. Por ejemplo, un inversionista egresado de Stanford apoyará prioritariamente a empresas creadas por exalumnos de la misma institución.  Por ello sugiere que las mujeres que buscan inversionistas para sus empresas, generen confianza a través de un gran equipo y un plan de negocio.  

Por su parte, Felena Hanson, fundadora del espacio de coworking Hera Hub para mujeres empresarias expresó que, otra forma de superar este problema, es conseguir que más mujeres inversionistas se apoyen mutuamente y que soliciten exactamente lo que necesitan, incluso si eso significa solicitar más de lo que quieren.    

Gloria Kolb, directora general y cofundadora de Elidah -empresa que busca empoderar a las mujeres a tomar el control de su salud- dice que los inversionistas masculinos tienden a suponer que las empresarias operan igual que los hombres e inflan sus cifras y por lo tanto obtienen financiamiento a niveles inferiores a los solicitados, las mujeres deben entender esta dinámica y enfocar sus lanzamientos en consecuencia. 

Un tercer reto es el ser tomadas en serio. Este desafío obedece a que la mayoría de las directoras generales se encuentran en un sector o lugar de trabajo dominado por los hombres, quienes por lo regular no quieren reconocer el papel de liderazgo de la mujer. Alison Gutterman, directora general y presidenta de Jelmar, empresa de productos de limpieza, tuvo esa experiencia al inicio de su negocio, lo que la lleva a expresar que “como empresaria en un sector dominado por los hombres, ganarse el respeto ha sido una lucha”. Con la firme convicción de crear su propia reputación de empresaria por derecho propio, tuvo que aprender a construir su confianza y superar su autoconcepto negativo.  

El siguiente obstáculo es superar la visión devaluada que se tiene de la mujer empresaria, lo que la lleva a demeritar su valía tanto como mujer como empresaria. Molly MacDonald, fundadora y consejera delegada de The Mobile Locker Co., una empresa que proporciona almacenamiento personal para eventos, dijo a Business News Daily que siempre le ha resultado difícil transmitir su propio valor como líder: “Utilizar la primera persona de singular para hablar de los éxitos me parece que estoy presumiendo, y no puedo quitarme de encima la idea de que si alguien sabe que soy yo la única que tiene el control, el valor de lo que hacemos bajará”. 

Por su parte, Shilonda Downing, fundadora de Virtual Work Team, una consultoría en reclutamiento, aconseja a las mujeres que reconozcan el valor de sus ideas creativas y que valoren sus conocimientos.  A su vez, Sharon Rowlands, directora general de Web.com Group y ReachLocal, proveedora de servicios de mercadotecnia en línea, coincidió en que la confianza es la clave del éxito, incluso cuando hay que enfrentarse a una sala de juntas llena de hombres.  

Otra situación que enfrentan las mujeres es la construcción de redes de apoyo. Felena Hanson opina que “Dado que la mayor parte del mundo empresarial de alto nivel sigue estando dominado por los hombres, puede ser difícil abrirse camino y facilitar las presentaciones y conexiones en algunas de las redes empresariales más elitistas”. 

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Encontrar la red de apoyo adecuada no siempre es fácil. En Estados Unidos está la posibilidad de los eventos de networking centrados en las mujeres -como la Conferencia WIN, eWomenNetwork y los eventos de Bizwomen-, así como los foros y grupos en línea creados específicamente para las mujeres en los negocios, como Ellevate Network. Es algo que tendría que replicarse en todos lados para apoyar a las mujeres emprendedoras a construir su red de apoyos.

Si echar a andar el emprendimiento es ya de por sí difícil, lo es aún más cuando se trata de lograr un equilibrio entre la vida empresarial y la familiar. Se espera que las mujeres pasen más tiempo con sus familiares y no se le anima a viajar mucho para explotar oportunidades de negocio. Encontrar la manera de dedicar tiempo a ambos es clave para lograr ese equilibrio entre la vida laboral y la familiar, dice Hilary Genga, fundadora y directora general de Trunkettes, empresa fabricante de trajes de baño, en tanto que para Michelle Garrett, de Garrett Public Relations, encontrar este equilibrio significó dejar un trabajo corporativo y empezar su propio negocio de consultoría antes de que naciera su primer hijo.  

Finalmente, el estudio de Business News Daily dice que el reto más interesante que puede enfrentar una mujer es el miedo al fracaso. Kristi Piehl, fundadora y directora general de Media Minefield, aconseja a las mujeres que no dejen que sus inseguridades les impidan soñar en grande, y las anima a superar los momentos de duda que todo empresario afronta y no esperar a la perfección antes de iniciar su negocio. 

Dicen los y las motivadoras que el fracaso no debe verse como algo negativo o como una excusa para renunciar a los objetivos.  “Cuando oigas un ‘no’ una y otra vez, cuando tus planes no salgan bien, o si tomas una decisión costosa… considéralo como un momento de enseñanza”, dijo Addie Swartz, directora general de reacHIRE, que pone en contacto a las empresas con mujeres que vuelven a trabajar después de una pausa. Lo importante, dice, es mantener el rumbo, “asimilar toda la información; filtrar el ruido y los detractores; aprender de los errores e intentar no volver a cometerlos. Pero hagas lo que hagas, no te rindas”.

El hecho de que las mujeres han enfrentado la pandemia frente a un ambiente empresarial dominado por los hombres, convirtiéndose en exitosas emprendedoras no es sólo por casualidad o por la fuerza de la sobrevivencia. 

Aunque innumerables estudios sobre la creación de empresas en los mercados desarrollados concluyen que el número de empresas creadas por hombres es mayor que el de mujeres, otro tanto de investigaciones sugiere que las mujeres son mejores empresarias que los hombres. Uno de ellos, publicado por el think tank Centre of Entrepreneurs, con el apoyo de Barclays Bank, lo establece de esta manera: “Las mujeres empresarias son más propensas a trabajar para lograr un crecimiento controlado y rentable, con relativamente poco interés en posicionarse simplemente para una salida lucrativa. A menudo prefieren reinvertir los beneficios del negocio en lugar de invertir en capital para escalar de forma sostenible”, explica Sarah Fink, jefa de investigación del Centre of Entrepreneurs. 

Con todas las reservas, el Centre of Entrepreneurs sugiere al menos cinco razones por las que las mujeres son mejores empresarias que los hombres. 

La primera es que las mujeres asumen mejor los riesgos calculados. El 87% de las mujeres participantes en el estudio se considera a sí misma como una persona que asume riesgos financieros, frente al 73% de los hombres; y el 80% de las mujeres dice que es probable que vea oportunidades donde otros ven riesgos, frente al 67% de los hombres. Ello no implica que las mujeres acepten el riesgo en primera instancia, sino que moderan su enfoque con una evaluación realista de los peligros que puede enfrentar una decisión.

El segundo factor es que las mujeres son menos propensas al exceso de confianza. Sólo el 42% de las empresarias que participaron en el estudio afirmaron que su negocio estaba prosperando en la actualidad, lo que no implica que las mujeres lo estén haciendo peor que los hombres, sino que no exceden la confianza y obtienen mejores resultados.

Otro motivo por el que el estudio revela que las mujeres son mejores empresarias es que son más ambiciosas. De acuerdo con la investigación, más de dos tercios de las mujeres que ocupan actualmente puestos de dirección dicen estar interesadas en crear su propia empresa en los próximos tres años y, entre quienes ya tienen un negocio establecido, el 47% de las mujeres están dispuestas a crear otra empresa en los próximos tres años, frente a sólo el 18% de los hombres.

La siguiente razón es que las mujeres son más propensas a tener una visión a largo plazo. La investigación sugiere que las mujeres son más propensas a reinvertir los beneficios de la empresa para generar un crecimiento constante y rentable, mientras que los hombres son más propensos a buscar un crecimiento más rápido, posiblemente alimentado por la inversión de capital, y una salida más rápida.

Finalmente el estudio establece que las mujeres tienen éxito a pesar de enfrentarse a más barreras que sus homólogos masculinos: tienen que trabajar más que los hombres para sacar adelante sus negocios, una cuarta parte de las mujeres dicen no tener las redes necesarias para crear sus negocios y hay un factor personal reflejado en que casi una de cada cinco mujeres afirma carecer de conocimientos técnicos. Sin embargo, estos problemas no se interponen en el camino del éxito de las mujeres: en un marcado contraste con las estructuras salariales normales, las empresarias del estudio del Centre of Entrepreneurs se llevan a casa el doble de sueldo que los hombres.

Otros estudios llegan a conclusiones similares. El Boston Consulting Group publicó en el informe “Why Women-Owned Startups Are a Better Bet” (Por qué las empresas fundadas por mujeres son una mejor apuesta), que las empresas fundadas por mujeres obtienen más del doble por dólar invertido que las fundadas por hombres. Datos publicados por la Oficina del Censo de EE.UU., Dow Jones, Harvard Business Review y otros 10 estudios privados y públicos, muestran que: las empresas propiedad de mujeres generan ingresos significativamente mayores y crean muchos más puestos de trabajo que las de propiedad masculina, y que las mujeres son más eficaces en los puestos de dirección, mejoran significativamente los resultados de la empresa y tienen un apetito mucho mayor por el crecimiento y el éxito que sus homólogos masculinos.

Por su lado, la Agencia Nacional Francesa de Investigación financió un estudio entre 350 instituciones de microfinanciamiento de 70 países, en el que se descubrió que las mujeres tienen un menor riesgo de cartera, menos cancelaciones y menos provisiones para pérdidas de crédito, con una tasa de reembolso de 97% al 98%, en tanto los hombres tienden a prometer más de la cuenta y a no cumplir, lo que supone un riesgo mucho mayor para inversionistas y acreedores.

Igualmente El “State of the Workplace Report” de Hive, publicado en el Foro Económico Mundial, muestra que las mujeres son un 10% más productivas que los hombres y hacen más trabajo en menos tiempo; un estudio independiente del Instituto Ponemon descubrió que las mujeres trabajan más y durante más tiempo que los hombres, y el Journal of Entrepreneurship and Organization Management demostró con un estudio que las mujeres empresarias son más autónomas, más positivas, más agresivas, tienen mejor sentido común, piensan de forma más crítica y tienen una mayor determinación para tener éxito que los hombres.  

Y, a pesar de todo ello, los estudios demuestran que las mujeres tienen menos acceso al financiamiento, los bancos tienen un sesgo en contra de concederles préstamos, tienen menos acceso a la red y, en algunos países, no reciben equitativamente los mismos recursos que los hombres para sus empresas.

Dependiendo de cada país pueden variar los datos, pero en general se ha demostrado que, en ciertos negocios, las mujeres empresarias lo están haciendo muy bien e incluso han superado a sus homólogos masculinos. Tienen éxito no sólo en el ámbito del derecho, la ciencia, la medicina, la aeronáutica y la exploración espacial e incluso en los servicios policiales y militares, sino que ahora están mostrando su poderío incluso en los negocios y la industria. Han demostrado que no son menos que los hombres en cuanto a eficacia, trabajo duro o inteligencia, siempre que se les dé el ámbito adecuado.

Las investigaciones sostienen que las mujeres empresarias poseen ciertas características específicas que promueven su creatividad y generan nuevas ideas y formas de hacer las cosas; tienen una tendencia única a construir y mantener relaciones a largo plazo, y una mayor capacidad de comunicación, organización y creación de redes que sus homólogos masculinos. Además, su enfoque hacia riesgos calculados reduce el peligro de fracaso de sus organizaciones, y contribuyen a mejorar el crecimiento económico y la estabilidad de un país. 

Cuando una mujer se convierte en empresaria, puede proporcionar un medio de vida a por lo menos otras 10 mujeres e inspirar a otras a crear empresas, lo que multiplica la generación de empleos. Cuando las mujeres tienen éxito en un campo, es más probable que la siguiente generación de mujeres emule su éxito.

Aún hay mucho por hacer para incrementar el número de mujeres emprendedoras en beneficio no sólo de ellas, sino de más mujeres y de sus respectivos países. Pero solas no avanzarán tan rápido como si llegan a intervenir otras entidades en su apoyo.

Pensemos: ¿qué pasaría si organizaciones de la sociedad civil se unieran a organismos gubernamentales en cualquier nivel de gobierno (municipal, estatal o federal) para revisar leyes y prácticas administrativas que permitan el empoderamiento de la mujer empresaria? Y ¿cuánto se podría lograr en ese apoyo si consultores especializados y comprometidos asesoran las estrategias de nuevos negocios de mujeres, considerando sus necesidades, intereses y aspiraciones?

Por otra parte, pensemos ¿qué hacen las industrias para apoyar la independencia de las mujeres y motivarlas a fundar su propio negocio? ¿Hay alguna manera de identificar los talentos empresariales de una mujer trabajadora para apoyar su desarrollo? Se dice que los talentos no cultivados de las mujeres jóvenes pueden ser identificados, formados y explotados para diversos tipos de industrias ¿Alguien está haciendo algo al respecto?

De otro lado, si las empresas invierten en emprendedoras cuyos productos se complementan con los suyos, pueden asociarse en el desarrollo del producto de forma que la mujer emprendedora obtenga acceso a recursos de inteligencia de mercado, diseño, pruebas y estrategia que no podrían contratar por su cuenta. 

Las mujeres que lideran empresas y microemprendimientos no pueden ser pensadas aisladas del contexto económico y social en el que se desenvuelven. Los valores sociales, tales como la subvaloración del rol económico de la mujer, los estereotipos basados en el sexo, el acceso limitado de las mujeres a ciertos tipos de capacitación vocacional, las políticas y la legislación, impactan considerablemente en las condiciones de la creación, supervivencia y crecimiento de los emprendimientos productivos liderados por mujeres.

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