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Porco Rosso, la pandemia y el fascismo

En su 33 aniversario, este film nos recuerda que dentro de cualquier escenario alienado, aun se puede seguir luchando por una mejor sociedad y mundo.

17 de julio, 2025

Israel Aparicio

Este film es uno de los favoritos del aclamado director nipón, y marcó el rumbo de su filmografía tan comprometida con los valores de libertad, amistad, amor por la naturaleza y respeto por las víctimas de la guerra.

El próximo 18 de julio se cumple el 33 aniversario del estreno de la película de anime Porco Rosso del prestigiado Estudio Ghibli. La casa productora japonesa, liderada por Hayao Miyazaki, estrenó la película el 18 de julio de 1992 en el país del sol naciente. Este film es uno de los favoritos del aclamado director nipón, y marcó el rumbo de su filmografía tan comprometida con los valores de libertad, amistad, amor por la naturaleza y respeto por las víctimas de la guerra.

Porco Rosso es una adaptación del manga “La Edad del Bote Volador” del mismo autor y líder del estudio Ghibli. Este anime de gran calidad destaca por su mensaje antibelicista, su personaje principal es un piloto de guerra italiano, Marco Paggoto que después de una maldición se transforma en un cerdo antropomórfico. La deserción del hábil piloto le contraerá problemas con el gobierno y una persecución por cumplir con sus ideales.

Como es costumbre en las películas del laureado estudio de anime japonés, las mujeres siempre tienen un papel preponderante. En este filme, es una mujer ingeniera la responsable de diseñar, construir y perfeccionar el nuevo hidroavión de guerra de Porco Rosso, demostrando que la fortaleza y capacidades mecánicas también son dominadas por el género femenino.

En la narrativa del anime japonés, los conflictos bélicos y la destrucción siempre están presentes, pero con la moraleja de enseñar que la guerra no tiene sentido constructivo para la humanidad. Desde el éxito internacional del genero mecha, con Mazinger Z, y esa épica narrativa de los robots y la ciudad de Tokio destruida, la cultura japonesa aborda sin filtro su difícil realidad de la post guerra, resultado de la detonación de dos bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. Este traumático hecho histórico marcó un antes y un después de la Segunda Guerra Mundial, así como el renovado desarrollo de los países orientales.

Los personajes, su desarrollo, los escenarios, la música, la animación fantástica siempre es un sello de la productora de anime japonesa. Sus diálogos y frases memorables, siempre acompañan a los fans, destaca en este film, la frase histórica del protagonista: “prefiero ser un cerdo a un fascista”, mientras rechaza volver a ser reclutado por el ejército. El expiloto italiano ahora es un cazarecompensas que pelea contra piratas en espectaculares batallas aéreas que no dejan a nadie insatisfecho.

Los motivos para este escribidor de reseñar la hermosa película de anime son dos. El primero de circunstancia mundial, con el regreso de las amenazas fascistas en los principales gobiernos de las naciones democráticas. El segundo y más personal, es que durante la pandemia un escrito para el portal de opinión Ruiz-HealyTimes quedó sin enviarse, al verme contagiado por Covid-19 y requerir de hospitalización para mi supervivencia.

En el mundo, luego de una traumática etapa postpandémica, con guerras y populismo de derecha, la humanidad resultante de estos complicados procesos políticos, asistimos a una realidad donde el conflicto y la incertidumbre son materia común, en nuestro día a día. Por ello el mensaje antibelicista de estas maravillosas películas es perfectamente aplicable a nuestros tiempos.

La dura realidad mexicana, con amenazas constantes del presidente Donald Trump, la ruta fascista de las persecuciones violentas contra indocumentados, la enorme posibilidad de una recesión económica mundial y el inmisericorde genocidio en la franja de Gaza contra el pueblo palestino, evocan una realidad digna de una película de anime.

Nuestra propia realidad nacional marcada por zonas que son dominadas por bandas criminales en perjuicio de la vida de ciudadanos indefensos, narrativa tramposamente utilizada para que la oposición entreguista se pronuncie a favor de una intervención directa de los Estados Unidos, en los momentos donde Trump enfrenta duras críticas en los medios tradicionales de comunicación por un presunto abuso sexual de menores, asociados al depredador sexual Jeffrey Epstein; con la aprobación de nuevas leyes que buscan combatir a los grupos delincuenciales desde la intervención telefónica y el espionaje en sus diversas formas contra los sofisticados grupos delincuenciales, previa autorización de un juez, las naturales preocupaciones ciudadanas de que se vulnere más la vida privada y se lucre con la información personal es una incertidumbre más. Es el costo a pagar, para que se dé un verdadero y exitoso combate al crimen organizado que desde la absurda guerra de Felipe Calderón, es el mayor viacrucis de los mexicanos.

La dura realidad del mundo es que los extremos se radicalizan y parecemos más un entorno emanado de las historias de anime donde los personajes son víctimas de su realidad y van desarrollando personalidades complejas y hasta tóxicas, producto de las guerras y la violencia. Con la esperanza que como en las películas animadas, la cruda realidad pueda ser cambiada para evitar el caos general y la destrucción irracional.

Porco Rosso combate al fascismo, no es un ser de luz intachable, ni pretende ser un faro de la moralidad, en sus decisiones entiende que su realidad sigue siendo volar y ser un as del combate para sobrevivir y proteger de mejor manera su decisión de no volver a luchar a favor de las ideologías totalitarias. En su trigésimo tercer aniversario, este film que envejeció de forma magistral, nos invita a volver a disfrutarlo en algunas salas de cine del mundo y próximamente en México, para recordarnos que dentro de cualquier escenario alienado, aun se puede seguir luchando por una mejor sociedad para los ciudadanos del mundo.

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