Para nadie es un secreto ni sorpresa que Rusia, China y los Estados Unidos están enfrascados en una obsesiva pugna por lograr su hegemonía en el disputado ambiente político militar. Los tres países invierten finanzas y recursos ilimitados en su afán por demostrar su liderazgo en las diversas áreas técnico-científicas como: el desarrollo y la operación de drones, misiles y satélites, la logística, las comunicaciones digitales, las armas químicas, biológicas y cibernéticas, etc.
Este preámbulo corresponde con las suspicacias que se originaron con la pandemia viral causada por el SARS- CoV-2; descritas en un artículo anterior1.
En noviembre del 2019 surgió en Wuhan, China la pandemia viral que causó 7 003 576 decesos y 703 874 696 infectados en muchos países del mundo.
A partir de este momento era muy lógico y natural culpar a los virólogos chinos como los responsables del diseño y el desarrollo de una nueva arma biológica. Sin embargo, las cosas no ocurrieron así, tal como se demostró a partir del 2020 cuando numerosos grupos de virólogos en varios laboratorios del mundo se dedicaron a demostrar la posible y siniestra culpabilidad del gobierno chino, pero nada sucedió.
Después de 3 años de exhaustivas y costosas investigaciones multidisciplinarias realizadas por diversos investigadores en todo el mundo, no fue posible obtener ninguna evidencia científica que señalara al gobierno Chino culpable de tan criminal agravio.
Esta realidad tan desconcertante abrió las posibilidades de seguir investigando otras perspectivas que nos permitieran explicar el verdadero origen del SARS-Co-V-2, su patología y sus mecanismos de dispersión. A la fecha grupos de expertos multidisciplinarios siguen investigando diferentes estrategias y metodologías y han llegado a obtener información relevante que pudiera explicar una realidad lógica acerca de los orígenes, las circunstancias y otros factores que intervinieron en el desarrollo de este mortífero y complejo incidente.
¿Cómo empezó todo?
Wuhan era una ciudad modesta situada en la porción central de China, con varios millones de habitantes que cobró importancia a partir de 1957 cuando se construyó el puente ferroviario sobre el río Yangtzé. De inmediato se establecieron las industrias del acero, textiles y procesadoras de alimentos; la pequeña ciudad pronto se convirtió en un punto financiero importante con la comercialización y distribución de sus productos. Poco después se agregaron otras oportunidades de negocio como las industrias en telecomunicaciones, las farmacéuticas, las biotecnológicas, etc; todas ellas fueron apoyadas y sostenidas académicamente por la Universidad de Wuhan y posteriormente por el Instituto de Virología que investigaba varias especies de la familia del coronavirus.
Durante todo este tiempo, Wuhan fue sufriendo enormes transformaciones económicas políticas y sociales que se tradujeron en un impresionante incremento en la población, un gran desarrollo urbano, el surgimiento de una gama de diferentes sociedades, economías, educación, hábitos alimenticios, etc; que fueron obligando a las autoridades a planear, diseñar y construir viviendas, carreteras, almacenes, tiendas, etc para satisfacer las necesidades de la población. Por razones naturales, los requerimientos alimenticios y médicos tuvieron que incrementarse exponencialmente, para lo cual se valieron de un enorme supermercado popular, el Huanan donde prácticamente se podía encontrar todo, animales vivos o muertos, carnicerías, plantas comestibles, ungüentos, pócimas, remedios y otros artículos de la extensísima farmacopea China. Obviamente las condiciones del mercado no eran las más higiénicas y existían muchas posibilidades de infecciones y contaminaciones cruzadas entre las poblaciones de animales plantas y humanos. Sin embargo, es oportuno e importante recalcar que los chinos y otras etnias en el mundo han realizado este tipo de comercio por siglos sin haber sufrido ningún percance letal.
La transformación urbana de Wuhan ciertamente requirió que las autoridades hayan realizado una serie de intensos cambios en el uso del suelo y la construcción de nuevas estructuras que modificaron o desaparecieron cuevas, afluentes y terrenos silvestres que durante muchos años constituyeron el sistema ecológico que albergaba y sostenía la vida de innumerables especies de plantas y animales. De tal manera que se originó un gran desplazamiento de muchas especies que se vieron forzadas a buscar otros hábitats más naturales. Esto suele suceder en muchos lugares donde el hombre decide progresar y desarrollar nuevos sitios de esparcimiento o trabajo. Estas drásticas manipulaciones afectan a muchas especies vegetales y animales que son muy susceptibles a estos cambios ambientales. Existe la posibilidad de que algo así pudo haber sucedido con tres especies de animales que posiblemente sufrieron pequeñas mutaciones a consecuencia del dramático desajuste ambiental.
Esto, obviamente es una hipótesis que no está comprobada, el hecho es que durante la realización de los estudios genéticos se comprobó que muchas especies de murciélagos, otros animales llamados pangolines y por último, los civets (estos últimos dos no se conocen en el continente americano) son especies que acarrean en sus cuerpos las partículas virales del SARS CoV-2, sin sufrir ningún síntoma o daño; lo que los microbiólogos llaman: huéspedes asintomáticos. Esta cepa resultó ser la misma que se aisló de los pacientes infectados, hecho que determinó sin lugar a duda la identidad del agente infeccioso.
Nada de lo anterior tendría importancia si no fuera por la estrechísima relación que el pueblo chino tiene con dichas especies animales. La sopa de murciélago, los platillos a base de carne de pangolín o de civets son algo muy común y apreciado en la mesa china. Los pangolines son animales pequeños parecidos al puercoespín, con cuerpo revestido de placas duras de queratina que son parte de muchas aplicaciones farmacéuticas. Los civets (no pude lograr ninguna traducción adecuada, por lo que decidí dejar el original) son animales pequeños muy populares en el sudeste asiático, su carne es un manjar muy apreciado; estas tres especies tienen una gran importancia en la dinámica ecológica. Son tan importantes para los chinos que en un principio se vieron en la necesidad de proveerse con pequeños criaderos domésticos para después introducir granjas electrónicas automáticas e inclusive plantas procesadoras de la carne. La vida silvestre de estas y muchas otras especies cambió diametralmente. No se sabe en qué momento el manejo y la convivencia de estos animales con el hombre se convirtió en una transferencia del virus que no tardó en reproducirse sin ninguna dificultad en aquel noviembre del 2019.
Lo demás ha sido historia, un relato indigno donde nuevamente el hombre es el principal protagonista. Los científicos chinos detectaron este patógeno en el 2003 y en el 2012, así que tenían experiencia y conocimiento de sus características más importantes, pero no le dieron gran importancia porque la pandemia no alcanzó niveles alarmantes. Sin embargo, cuando ellos identificaron la genética del virus en el 2019 no tuvieron duda de que se trataba de una cepa altamente infecciosa y comenzaron a comunicar los riesgos y la premura de la situación, algunos investigadores iniciaron las investigaciones para desarrollar las vacunas. Mientras tanto, las compañías farmacéuticas chinas, sus filiales extranjeras y las autoridades sanitarias estaban enteradas del alarmante cúmulo de pacientes infectados, pero se mantuvieron silenciosos, nadie hizo ninguna declaración. Lo peor era que la pandemia se expandía hacia otros países con gran velocidad, sin que las autoridades chinas iniciaran alguna acción correctiva.
Después de un misterioso silencio, las autoridades y los farmacéuticos chinos se inclinaron por atender el tratamiento de la pandemia en lugar de resolver los mecanismos de la infección y la dispersión del contagio; cambiando la perspectiva del negocio y sacrificando la salud de la población mundial. Es muy posible que esta decisión tan mezquina y poco ética haya sido la más influyente en el desarrollo y la dispersión de esta partícula viral.2
Es difícil obtener una clara conclusión acerca de este problema tan complejo, sobre todo porque los resultados provienen de una serie de incidentes y hechos que sucedieron en lapsos muy prolongados a los que nadie les puso atención debido a que no hubo efectos significativos. Sin embargo, debemos aprender la lección porque los virus nos van a seguir infectando y de ninguna manera debemos permitir que un grupo de criminales ignorantes vuelvan a dirigir estos proyectos donde está en juego nuestra salud.
REFERENCIAS. –
- Antonio G. Trejo., Los Orígenes del COVID 19. Ruiz Healy Times. Abril 6 del 2023.
- Elba S., Pandemics, Pills and Politics. Governing Global Health Security. Johns Hopkins University Press. Baltimore, MD.
Antonio G. Trejo: Correo electrónico: [email protected]
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