La escena es la misma en cualquier parte del mundo: llega el paciente al consultorio acompañado de su más cercano y se acomodan en la amplia sala; el médico ya los espera, papeles en mano empieza la introducción; unas cuantas preguntas pertinentes, aclaraciones, más explicaciones antes de rematar en: usted necesita un trasplante, es la única opción; la frase resuena en el ambiente, es una descarga que invade y satura los sentidos, como el preámbulo a un silencio automático que congela el momento y las emociones. Sigue una serie de detalles y logísticas que ya han quedado inscritas en las hojas del blanco papel.
De una manera u otra, la escena se repite a diario y da comienzo a la búsqueda de un órgano o un tejido que debemos conseguir a la mayor brevedad; una labor ardua y difícil que pone a prueba a todos nuestros recursos, desde los económicos hasta nuestra más íntima integridad y capacidad emocional.
Las listas de pacientes en espera de una pieza de tejido humano o algún órgano son interminables, los detalles y las condiciones son muy específicos, todo es como una lotería donde los más afortunados tendrán la oportunidad de un renacimiento. Las piezas de tejido más codiciadas son pedazos de cartílago, tendones, huesos, tejido odontológico, córneas, y volúmenes diversos de médula espinal; en cuanto a órganos: hígados, riñones y corazones; todos provenientes de humanos. El término: trasplante xenobiótico implica la adquisición de un tejido o algún órgano de una especie diferente; en este caso el donador es un cerdo sometido a manipulación genética y el receptor un humano, por eso se denomina xenobiótico, porque se involucra a dos especies diferentes.
El problema actual en todo el mundo es la gran demanda que existe por tejidos y órganos comparada con la escasa disponibilidad del material existente. En algunos países existen reglas y leyes que determinan la adquisición del biológico con la mayor dignidad y la mejor actitud profesional, pero también existen otros lugares donde los responsables del negocio actúan con dolo criminal e inclusive recurren al secuestro y el asesinato de víctimas inocentes de quienes extraen los órganos. Algunos países asiáticos acostumbran la compra y venta de órganos previo acuerdo.
Además de las diversas maneras para adquirir, es justo reconocer otras fuentes proveedoras de órganos y tejidos, tales como: las clínicas donde se practica la eutanasia que están diseminadas en la mayoría de los países europeos, en tres estados de la unión americana y sorpresivamente, también en México a través de la Ley de la Voluntad Anticipada promulgada desde el 2008. Otra fuente importante son los hospitales y clínicas donde algunos enfermos voluntariamente ofrecen su donativo. Muchos suicidas y accidentados terminales también tienen ese bello gesto. Pero, aun así, la demanda supera con mucho a la oferta, haciendo necesaria la búsqueda de otras alternativas.
La disponibilidad de un órgano para un paciente es una verdadera lotería, además de sortear la localización y el transporte, el órgano debe poseer ciertas características inmunogénicas que le permitan adaptarse al nuevo cuerpo y funcionar con eficiencia. Este es el factor más importante dentro de la tecnología del transplante.1
Desafortunadamente no todos los casos son similares y en ocasiones es muy necesario introducir modificaciones y variantes extremas para lograr los propósitos deseados. Esa fue la consideración que determinó a los especialistas de la Universidad de Maryland el sugerir a David Bennett la posibilidad de realizarle el trasplante del corazón de un cerdo previamente tratado con ingeniería genética (para evitar el rechazo) si deseaba sobrevivir a su crítica situación cardiovascular.
Esta propuesta no fue ninguna ocurrencia de última hora ni un requerimiento intimidatorio sino un calculado proyecto basado en una serie de antecedentes positivos en las técnicas quirúrgicas, el desarrollo de nuevas drogas inhibidoras del rechazo inmunológico, la especificidad en las dosis del anestésico y la oportunidad para utilizar un corazón de cerdo previamente programado para garantizar un funcionamiento óptimo sin las complicaciones de un rechazo. El proyecto en realidad era muy complejo, tenía toda una serie de desafíos que debían resolverse con entera satisfacción. El resultado no corresponderá solo al grupo de cirujanos que transfundieron el órgano y validaron su funcionamiento; sino a los diversos equipos de especialistas que trabajaron en varios laboratorios en el mundo durante 5 años para obtener la calidad y la eficiencia requeridos en el proyecto. De tal manera que el proyecto es un triunfo de todos.
La Manipulación Genética del Donador. El método científico no admite dudas ni evidencias a medias, es muy cuidadoso hasta de las formas y del lenguaje.
Todo empezó en 1973 cuando Stanley Cohen y Herbert W. Boyer utilizaron enzimas altamente específicas para fragmentar la molécula de DNA bacteriano y obviamente separar sus genes. Después, introdujeron las enzimas más un fragmento de DNA que quedaría adherido al genoma de la Escherichia coli con el fin de incorporar esa nueva información genética. La nueva bacteria es lo que se llama un recombinante genético, donde el DNA había sido modificado.
En esta forma se obtuvieron infinidad de híbridos moleculares donde se demostraba que la información genética podía aislarse, fragmentarse, transferirse o cancelarse; es decir, era susceptible a la manipulación. Esta metodología se conoce como la del DNA recombinante que también es un sinónimo del término: ingeniería genética.2
2″>La manipulación genética de los cerdos empieza desde que nacen en una granja experimental de Revivicor localizada en Blacksburg, Virginia. Esta es una compañía que se dedica al desarrollo y la manipulación genética de varias especies animales (ratas, monos, cerdos, etc.).
Diversos estudios preliminares habían indicado con anterioridad que existe una gran similitud entre el corazón del cerdo y el humano, por esa razón se le seleccionó como el donador y se le empezó a manipular el genoma utilizando la metodología CRISPR.
El CRISPR es una manipulación genética que consiste en inactivar y extraer los genes no deseados presentes en el donador e insertarle los genes que faciliten la compatibilidad inmunogénica para recibir el órgano trasplantado sin el riesgo de rechazo. En este caso se involucraron 10 genes (se canceló la expresión del gene que regula la síntesis de la 1-3 galactosa, molécula responsable del rechazo). Esta manipulación se practicó en numerosas ocasiones y se validó en monos primates para observar las probabilidades de cualquier rechazo. Los resultados de los ensayos siempre fueron negativos, lo cual siempre fue un gran aliciente.
La metodología fue desarrollada e introducida por Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier en el 2012 en laboratorios separados. La aplicación del CRISPR empezó a conocerse hasta el año 2015 donde fue toda una sensación entre los biólogos moleculares. Ambas investigadoras obtuvieron el Premio Nobel de Química en el año 2020.
El paciente David Bennett de 57 años es uno de los 110,000 norteamericanos en espera de trasplante. Tenía un pronóstico muy crítico con escasas expectativas de vida. Fue informado con todo detalle del proyecto y aceptó someterse a la cirugía y al tratamiento experimental y así se iniciaron todos los preparativos.
La cirugía se programó para el 7 de enero en la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland, intervinieron varios equipos de cirujanos quienes trabajaron durante 8 horas. Aparentemente todo salió bien, un representante autorizado difundió la noticia con pocos detalles hasta el 10 de enero del 2022.3
Es posible que la forma tan escueta y poco festiva de publicar la noticia obedezca a que este tipo de proyectos con DNA recombinante tienen una serie de implicaciones éticas porque los objetivos finales suelen significar alteraciones al genoma humano que de alguna manera adquirirían características que los hiciera diferentes para subsistir condiciones muy adversas. Estos tratamientos tienen un enorme interés militar y se pudiera pensar que estos proyectos son el inicio para transformar individuos normales en milicias superdotadas y resistentes con mejores ventajas selectivas para subsistir situaciones extremas y peligrosas.
Sin embargo, ésta es una ocasión muy clara con objetivos biomédicos bien definidos, sin embargo, todavía se recuerda el escándalo que se provocó cuando tres investigadores chinos usaron tecnología recombinante para erradicar el SIDA y la talasemia hace algunos años.4
Es un secreto a voces que China está muy interesada en estos proyectos superselectivos y de ahí que se genere la desconfianza hacia otros países.
Estamos ante una situación clásica donde los progresos tecnológicos tienen una trascendencia y una significancia muy superior ante la cual todavía no estamos preparados. Hace muchos años un visionario genetista exclamó que nuestra generación aún no estaba lista para tanto progreso, tal vez tenga razón… ¡solo el tiempo dirá!
Al momento de escribir estas líneas (febrero 1) aún no han aparecido ningún comentario ni reporte informando acerca de la recuperación de David Bennett, a pesar de la trascendencia científica del proyecto. No nos queda otra, sino esperar.
REFERENCIAS.
- Antonio G. Trejo. El Trasplante de Órganos. Ruiz Healy Times. Enero 29, 2017.
- Benjamin A. Pierce. Genetics. A Conceptual Approach. W.H. Freeman New York, 2003
- Megan Molteni. First transplant of a genetically altered pig heart into a person sparks ethic questions. STAT+ Enero 10, 2022
- Antonio G. Trejo. Escándalo Científico I y II. Ruiz Healy Times. Enero 14, 2019.
Contacto: [email protected].
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